Confesiones de ̶l̶ ̶p̶a̶d̶r̶e̶ Arturo: “Charlotte’s Gym” parte 7

Continuamos con mis gimnastas

-Cofff… Cofff…Cofff…Arturo… – llama el Padre Eugenio levantándose de su lecho.

El Padre Eugenio se levantó a duras penas, justo antes de que llegara a su lado y lo ayudara a llegar hasta el pequeño baño de su habitación.

-Venga por aquí, Padre…- le digo cuando terminó y necesitaba regresar a su cama.

Era la tarde de la primera semana de vacaciones y me encontraba en otra de mis visitas al Padre Eugenio. Si, así es, me refiero al mismísimo Padre Eugenio quien me trajo a esta pequeña ciudad donde todo comenzó. ¿Porqué? pues debo contarles que hace unos meses, durante uno de sus chequeos anuales, el Padre fue diagnosticado con un tumor benigno en uno de sus pulmones. Dicho crecimiento iba avanzando de manera lenta, sin embargo por mis conocimientos médicos sabía que a la edad del Padre, esta era una situación muy delicada.

Fue por este motivo que el Obispo de la ciudad le solicitó que adelantara su retiro y de esa forma pudiera concentrarse en sus tratamientos, sin embargo el Padre (siempre muy terco) intentó continuar algunos meses en su labor sacerdotal, asistiendo solo a sus consultas y chequeos regulares. Finalmente, su médico le ordenó someterse a tratamientos más agresivos debido a que su situación empeoró de pronto. Y fue así que el Padre terminó solicitando su retiro formal de la parroquia.

Un par de semanas después de esto, terminó internado en el hospital, donde normalmente era visitado por gente de la parroquia, sin embargo sus cuidados requerían a alguien permanentemente, por lo cual al enterarme de su situación (cuando asistí a una misa en otra parroquia pidieron por el en sus plegarias), decidí visitarlo muy discretamente y cerciorarme de su estado de salud.

Pese a lo que puedan pensar, me recibió muy contento de saber que estaba a salvo luego de todas las “calumnias” en mi contra. Para eso yo había preparado mi historia a fin de explicarle cuales eran los detalles de mi situación y el porqué había tomado la determinación de huir, sin embargo casi no fue necesario explicarle mucho. El Padre creyó todo e incluso me ofreció su ayuda para buscarme algún trabajo formal (ya que le conté que me dedicaba a trabajos eventuales por mi mala reputación).

En esa parte le estoy eternamente agradecido, no solamente por llevarme a su parroquia sino por preocuparse siempre en apoyarme. El Padre jamás olvida a quien lo ayuda.

Entre nuestras conversaciones, me comentó que había tomado la determinación de volver a España, a pasar sus últimos días con familiares lejanos a los cuales la Iglesia logró contactar. Sin embargo, el Padre necesitaba mejorar su salud antes de emprender el viaje ya que la última quimioterapia lo dejó muy afectado y no se sentía en condiciones para realizar un viaje tan pesado.

Gracias a nuestra confianza, prometí visitarlo aquellos días en los cuales se encontrara sin apoyo de la parroquia, sabiendo que necesitaría cuidado permanente y mientras más apoyo y compañía tuviera sería lo mejor para él. Sin embargo, debo decir que esto no era el único motivo…

En mi primera visita, el Padre comenzó a relatarme algunas historias de sus inicios como sacerdote: cuando llegó al país recién salido del seminario y sus primeras parroquias. Ciertos detalles de sus historias despertaron enorme curiosidad en mí, sobre todo cuando mencionó a dos Padres de su grupo del seminario, que terminaron emigrando al interior del país y de los cuales uno de ellos se convirtió en Obispo en España… creo que ya sabéis de quien os hablo.

Intrigado por esto y darme cuenta que pequeño es el mundo, decidí que el Padre Eugenio en sus últimos días podría darme algunos detalles importantes sobre la Iglesia, y de la cual necesitaría saber para mis futuros planes.

Regresando al presente, ya iba haciéndose de noche y el horario de visitas terminaba. Después de despedirme del Padre, volví al departamento de Verónica, haciendo una pequeña parada en un minimarket donde compré algunos víveres.

El lugar estaba aseado ya que hoy les tocaba limpiar a las 3: Rebeca, Verónica y Danna. En realidad todos íbamos a limpiar, pero me excuse con el trabajo para visitar al Padre Eugenio.

-Arturo, ¿conseguiste la **** ?- me pregunta Vero apenas entró al departamento.

-Se acabaron, pero traje de la otra marca.- respondí mientras dejaba la leche y los huevos sobre la mesa de la cocina. En la cocina comencé a retirar los víveres de la bolsa y apoyar a Vero con la cena.

-Tío… tío…- sale de pronto Rebeca llevando un vestido nuevo de color blanco- …se me congeló mi móvil…

-¿Otra vez? Espera…- pregunto y armándome de paciencia para ayudarla-…ya ves que no debes presionar esto… o se da a actualizar y te vas a demorar….

-Perdón tío, solo intentaba acceder a la cámara…- se disculpa la nena mientras me mira como reinicio su móvil y lo restauro a la versión original.

¿Rebeca con un móvil? Pues sí, os contaré: fue justamente anteayer cuando el colegio envió las notas de Rebeca. ¡Aprobada en todo! ¡Hasta en ciencias! Y como premio le había prometido adelantar su regalo de Navidad.

Y es que una vez que la niña logró su cometido, no tardó en reclamar aquel regalillo por el cual estudió doblemente motivada para sus exámenes. Y a decir verdad se lo ganó justamente (aún cuando no de la forma que esperamos al comienzo jejej ya lo entenderán los que leyeron el relato anterior), así que decidí cumplir con mi palabra y le regalé su primer móvil.

Sin embargo, este no era cualquier móvil. Trabajar para el Club me dio acceso a algunas ideas tecnológicas que no conocía hasta ese momento. Por ejemplo, el móvil de Rebeca era de un modelo especial, el cual uno de los miembros del Club había configurado para que se pudiera monitorear la actividad del mismo desde otro móvil.

Le pedí que lo sincronizara para que desde mi móvil pudiera espiar las actividades de mi Rebeca. Estaba curioso por saber que haría mi niña con su nuevo juguete y el uso que le daría. Sin embargo, por el momento no había mucho que espiar, ya que al salir de vacaciones no tuvo tiempo de pedirles sus números a sus amiguitas. Normalmente visitaba sitios de Little Pony, Hello Kitty y otros dibujos de princesas que siempre eran sus favoritos, además de su manía por sacarse fotos con Danna y a veces con Vero.

-Guay! Gracias tío…- me recibe el móvil la nena y se regresa a la sala. Al retirarse pude ver que el vestido se le quedaba pegado en la parte de su culote, como muchas de las ropas de su edad siempre la apretaban en esa zona exhibiendo sus exuberantes caderas de mujer en el cuerpo de niña.

En ese instante recordé con deleite lo vivido el día de ayer, cuando la llevé a comprar su móvil nuevo sabiendo que Verónica iba a estar ocupada todo el día en la parroquia con los misioneros y por fortuna se llevó a Danna con ella.

Mi Rebeca estaba emocionadísima ya que era la única de sus amiguitas (Melina y Miriam) que no tenía uno. De regreso a la casa, pasé por el gimnasio para recoger (del armario para películas) unas pantimedias blancas sin puente que con sus nalgotas le quedaron espectaculares. Mi niña se emocionó más aún al saber que tendríamos la casa sola para nuestros juegos.

Garchamos todo el santo día mientras en la TV reproducía videos de como la acosaba su profesor Córdova y otras cintas porno que no revisábamos desde aquellos días en los que vivíamos juntos. El baño, la cocina, la sala, su cuarto y el de Verónica. No escatimamos en liberar toda nuestra lujuria hasta quedar con nuestros cuerpos rendidos de placer. Y es que gozar de esa niña culona bien valía la migraña que podían generar el Cialix y otras molestias menores.

-Arturo…- me llama Vero que seguía preparando la cena y me sacó de ese ensimismamiento.

-Venga… te ayudo…-respondo regresando a la realidad.

-No suelta el móvil desde ayer… Se va a enviciar con él…

-Déjala… ya esta de vacaciones…

-Ay primo… la consientes mucho… no vaya a meterse en algo raro… el padre Doroteo nos contó que hay que cuidar que los niños se expongan al internet…

Luego de la cena, las tres se quedaron viendo la TV mientras yo avanzaba los proyectos del Club en mi portátil (siempre procurando ocultar el contenido cuando Vero se acercaba).

Os debe parecer raro leer que prácticamente convivía con Rebeca, mi prima lejana y su hija, pero lo cierto es que luego de lo sucedido en el último relato donde mi niña tuvo un encuentro peligroso con su maestro, decidí que podría adelantar algo que llevaba planeando desde hace algún tiempo: mi inminente regreso a la vida cotidiana de Rebeca.

Tony y don Augusto tuvieron sus reticencias cuando les propuse volver a involucrarme con Verónica, ya que tenía cercanía importante con la parroquia. Sin embargo, insistí en no descuidar los proyectos que llevábamos así como mis labores como ayudante de Tony. Sumado a que ya habían pasado varios meses desde todo el incidente con Tracy y todas las investigaciones quedaron inconclusas, sumado al poco interés mediático por ser una noticia gastada. Era claro que mi reputación era mala, pero por lo menos nadie se dedicaba a buscarme.

-¡Mira tío!… ¡Mira!-susurra Rebeca emocionada, acercándome la pantalla de su móvil-… ¡Melina me ha encontrado en Faceb**k y me envió unas fotos de la clausura!…- dice señalándose con sus amigas del vóley y su maestra.

Me armaba de paciencia para seguirle el juego desde un punto de vista neutral mientras estábamos frente a Verónica y Danna (3 añitos). Le decía a Vero que trataba de mostrarme como una figura paterna para Rebeca, ya que no lograba encontrarle un familiar cercano y no deseaba mandarla al orfanato para que sufriera como antes.

Afortunadamente ella nunca se preocupó mucho por darle seguimiento a los papeles de la niña, ya que las matriculas, pago de pensiones y otros documentos siempre estaban de mi cuenta. Verónica simplemente actuaba como su tutora para reuniones o firmas escolares sin importancia y siempre que el colegio requería algo formal ella se comunicaba conmigo.

-Tía Vero ¿puedes sacarnos una foto?- pregunta Rebeca tomando a Danna con ella.

-Otra vez? Ya no te debe quedar espacio en el móvil..- le comento divertido mientras Vero les saca una foto a ambas. ¡Ya les digo que le ha agarrado manía a esto de sacarse fotos en todos lados!

Al día siguiente llegó la Noche Buena y junto a las tres nos la pasamos muy bien en la cena navideña y la posterior entrega de regalos a las nenas. Por primera vez en mucho tiempo me sentí en familia, incluso cuando llegó la Noche Buena donde no escatimé en gastos de regalos para las 3: A Danna le compré un oso de felpa enorme junto a un set de aprestamiento (con todo lo que necesitaría una vez entrara a pre-escolar), a Vero le compré un bolso (que ella comentó que le gustaría cuando vio un comercial en la TV) y a pesar de que a Rebeca ya le había regalado el móvil le compré unos vestidos para que no se sintiera mal cuando les regalara cosas a las otras y a ella no, y a Vero.

Quizás exageré con los detalles (por mi alicaída economía), pero quería que Vero y las demás me recibieran muy bien en sus vidas, aun si después de esto, tuviera que esperar con ansias mi paga por los próximos videos de mis niñas gimnastas.

El día siguiente de Navidad cayó sábado y Verónica debía volver a sus labores. Me preguntó si podía cuidar de ambas niñas, pero le comenté que Rebeca tenia su reunión con las “Girl Scouts”. Me excusé diciendo que aprovecharía que podía quedarme unos días con ellas para encargarme de las actividades de la niña.

Salimos de la casa a las 5:00 am con mi niña muy emocionada todo el viaje. Me despertó a las 4:00 y ya estaba vestida con su uniforme: shorts cortos verdes y remera azul con una banda aún sin ninguna medalla. No era de extrañar, este sería su primer campamento oficial. Incluso pareció no importarle que cuando llegamos nos encontramos con aquel viejo verde que la acosó en nuestra última visita.

-Vaya que por fin llegan…-saluda don Victorino saliendo de la estancia al verme en el estacionamiento. El tipo iba con sus bermudas y una camisa hawaiana.

-Aún cuando salimos temprano nos costó tiempo llegar ¿Y las demás?- pregunto curioso al observar que no había nadie en la zona de camping.

-Ya esta arriba ¿acaso pensaste que usaríamos este lugar?- pregunto el tipo. Cuando mi niña salió del auto con su uniforme también se le quedó mirando, era imposible no notar que aquellos shorts le quedaba muy apretados en sus caderas – Venga, subamos que Rebeca es la última en llegar.

Junto a Victorino, subimos por aquel camino que daba hacia la loma (alejándonos del camping principal) y Rebeca seguía la mar de contenta e iba siempre hacia adelante persiguiendo a los animalitos silvestres que rondaban por el bosque, mientras junto al don íbamos un poco más retrasados. No nos giramos hacia donde acampamos la última vez con mi niña, esta vez fuimos hacia la zona a espaldas de la loma, girando por el camino que daba al riachuelo que descendía hasta la zona del camping.

Al abrirnos paso entre varios arboles llegamos a una zona despejada, donde habían varias mesas y tiendas perfectamente hechas, entre ellas una carpa muy grande donde podía verse a varias nenas llevando uniformes parecidos a los de Rebeca. Cuando nos acercamos de pronto salió una mujer alta, aquella que vi la otra vez en el centro comercial. Esta vez iba vestida con shorts y la remera de las Girls Scouts. Siempre se me hizo que esta mujer tenía una apariencia muy andrógina, pero supongo que era mi imaginación.

Nos saludamos y le presentamos a Rebeca. Mi niña la saludó muy educadamente.

-Pasa Rebeca, contigo ya podemos comenzar nuestra reunión…- le dice a Rebeca llevándola del hombro, mientras junto a don Victorino ingresamos detrás de ellas.

Eran un grupo de 11 niñas y oh sorpresa… sin ningún adulto, además de nosotros y la líder que era la señora Yolanda. Un total de 14 personas en un carpa reducida me permitió observar con cautela a cada niña mientras la líder comenzaba con la explicación.

No me llevaba tan bien con don Victorino pero tuve que pasar junto a él, mientras observaba a las niñas realizar sus actividades: caminatas alrededor del río, preparar la comida, encontrar objetos ocultos y otros entretenimientos. Hicieron una repaso de todas sus actividades, casi como si estuvieran recreando aquello que les tomó varios meses aprender en solo algunos minutos por actividad.

Mi niña siempre ha sido muy tímida para hacerse de amigas, por lo que siempre son otras niñas las que se acercan a ella, en este caso una niña rubia mayor que ella se le junto y comenzó a realizar las actividades de pareja que les dejaba Yolanda.

Por mi parte me dedique a sacar muchas fotos de las actividades de mi Rebeca, incluso Don Victorino también comenzó a tomarle fotos cuando Rebeca completaba una actividad y recibía sus medallas al mérito. Creo que os podéis dar cuenta de por donde va todo esto, pero os explico: yo no pensaba en tener a Rebeca esperando semana tras semana por las visitas con las Girl Scout y tener que juntar todas las medallas del modo correcto, así que decidí que Victorino pudiera ayudarme acelerando el proceso y obtener muchas pruebas de las actividades de mi niña. Un primer paso fue la credencial de Girl Scout que le mostré a Tony en un relato anterior, pero tras mi renegociación después del incidente de la tienda, logré adelantar mucho más las cosas.

¿Por qué era tan importante las pruebas? Pues bueno, si bien con Anita el plan era sacarla del país con la beca del internado, en el caso de Rebeca era mucho más complejo ya que a pesar de ser su tutor en sus papeles, era complejo conseguir la visa para que le permitieran viajar a Europa. Sin embargo, don Victorino era un funcionario con contactos y podía abogar por mi Rebeca para que pudiera obtener la visa de viaje hacia España, con la excusa de que era necesario que visitara dicho lugar por la reunión mundial de su rama de Girl Scouts. Para ello, también era importante disponer de material fotográfico que probara su adhesión a esta tropa, que las otras niñas la conozcan y que ella misma pudiera saber todo sobre este club de niñas a fin de hacerlo lo más transparente posible y no hubiera inconvenientes.

Quizás las otras niñas sospechaban de lo rápido que iba Rebeca, pero para eso teníamos a Yolanda que con su autoridad acalló cualquier crítica de las niñas.

Pasaron las horas y después de que todas encontraron los objetos ocultos, las nenas regresaron hasta la carpa de reunión. Ya tocaba la el almuerzo.

Mire de reojo a todas las niñas y podía notar que incluso entre ellas habían grupos, estaban las mayores que debían tener entre 11 y 14 años (muy delgadas para mi gusto quizás , pero lindas), las intermedias… que eran la mayoría, niñas entre 9 y 11, y finalmente dos nenitas de 6 y 7 añitos. A pesar de ser de mi edad favorita, las nenitas no atrajeron mucho mi atención. Y como hacerlo, si tenía a mi lado a Rebeca que era un portento de niña, pero también porque la otra niñas rubia con quien conversaba mi Rebeca, era muy simpática.

Si no fuera por mi Rebeca, esta niña tendría el mejor culo que he visto en una nena de ese rango entre 9 y 11 años. Stella, así se llamaba la niña de cabello lacio y rubio muy sedoso, con una cinturita esbelta y unas piernas de minimodelo que llegaban hasta un culo respetable para su edad.

Victorino conversaba con Yolanda al otro lado de la mesa mientras yo me acerqué al grupo de mi niña, intentando escuchar mientras almorzaba, sin embargo Stella se acerco rápidamente hasta donde estaba trayendo a Rebeca con ella.

-Señor, usted es el papa de Rebeca?- me pregunta la chiquilla de pronto.

-Shhh… no lo digas en voz alta… que es un secreto…-le dice Rebeca sonando asustada mi niña. Y tenía razón, por que yo le había dicho que no revelara detalles de nuestra relación.

-Así es pequeña… veo que se habéis hecho muy amigas…- contesto tratando de manejar la situación.

-Jijiji.. Es muy joven para ser su papá…- me dice la nena para mi sorpresa de forma muy coqueta.

-Pues así es, no Rebeca?… – contestó y mi niña asiente.

-Yo pienso que no es su papá… pero si que es su “daddy”-me responde la nena con una clara insinuación inapropiada lo cual me sacó de onda.

-Stella!!- repite asustada Rebeca tomando del brazo a su nueva amiga. Mi niña no parecía consciente de la verdad, pero yo podía intuir que esta niña no era tan inocente como parecía.

Rebeca podía ser muy abierta con sus amigas pero había ciertos temas que siempre se guardaba y por como se veía mi niña parecía que hubiera sido obligada a confesarle nuestra relación a su amiguita, pero ¿porque? ¿qué sabía esta niña?

Más intrigas comenzaban a surgir pero decidí llevar la conversación por algo menos gris y comencé a preguntar a la niña sobre ella. Como os adelanté tenía 10 años, y llevaba 2 de ellos en las Girl Scouts, estudiaba en el ****** que era un colegio solo para niñas y algo apartado de la ciudad. Sus piernas bien formadas eran fruto de practicar mucho danza moderna en su colegio.

Luego de esta breve charla dejé que ella y mi niña continuaran conversando sobre música y bailes ya que Rebeca comenzó a contarle que ella también practicaba con sus amigas (en lo del heladero). No reveló mas detalles por lo que no le hice más señas de que guardara silencio.

Cuando terminó el almuerzo, las niñas se separaron en grupos y continuaron sus actividades de Girl Scouts: las mayores fueron a pescar, las intermedias y las nenas formaron equipos y jugaron a atrapa la bandera mientras los adultos observábamos como jueces. Al final ganó el grupo de mi Rebeca junto a Stella, por lo cual no desaproveché la oportunidad de seguir sacando fotos de todos sus logros.

Siguieron pasando las horas hasta que por fin llegó la noche y con ello una de las pruebas más importantes: “la prueba de valor”. ¿En que consistía? Pues primero, las más pequeñas no participaban de esto, además de las niñas intermedias…. solamente las nenas entre 11 y 14, que eran 6 en total. Según lo que dijeron 2 de ellas no iban a pasarla porque ya tenían su medalla, así que se quedarían en el campamento junto a las menores. Dentro del grupo de niñas intermedias, Yolanda dijo que harían que Sisi (una nena de 10 años de cabello moreno en trenzas) y Rebeca rindieran la prueba de valor. ¿Por qué justo le tocaba a Rebeca? Pues era parte de las pruebas necesarias para ganarse otra medalla de gran importancia. Normalmente esperarían varias sesiones antes de permitirle hacer la prueba, sin embargo con Victorino arreglamos que fuera hoy.

Mi niña temblaba de miedo y se iba agarrando de Stella mientras comenzaron su ronda en la oscuridad del bosque, llevando solamente su linterna. La niña rubia acompañaba a Rebeca como su compañera a pesar de que la otra ya había pasado la prueba. Eso me dejó más tranquilo.

A pesar de que Victorino iría acompañando la prueba como vigilante, no desconfié tanto ya que también fueron Yolanda y las niñas mayores. Parecían irse en grupo por lo que me tranquilizó pensando que el tipo no podría aprovecharse de mi Rebeca frente a todas.

Me quedé en el campamento con las menores y dos de las mayores. Pasó media hora y mi instinto me decía que algo no iba bien, una sensación que no me dejaba tranquilo (ya os digo que nunca creí en esto de los presentimientos, pero ahora que lo experimentaba se me hacía muy fuerte), entonces comencé a reconsiderar si estaba bien dejar a Rebeca sin vigilancia. Me parecía raro que una prueba donde todas fueran a modo de grupo, tuviera tanta importancia. Fue entonces que decidí averiguar un poco más en qué consistía todo este asunto.

-Vos llevaste la prueba de valor el año pasado ¿Donde esta el truco?- pregunté a una de las mayores que comía malvaviscos en la fogata.

-Pues… – comenzó la chica revelándome más detalles del error que acababa de cometer.

Apenas terminó de contarme, me levanté de la fogata y corrí bajando la colina por aquella abertura entre los arboles. ¡Vaya que puedo ser muy ingenuo a veces!

Si ese viejo Victorino quería volver a propasarse con mi niña, esta vez le daría una buena tunda sea quien sea, no me importaba que tan influyente pueda ser.

Comencé a bajar por los arbustos saliendo del camino original para cortar trecho, recordando que este valle era muy pacifico y en la oscuridad era muy difícil movilizarse sin tener una linterna. Sin embargo, la luna semillena permitía distinguir en algunos claros de las lomas, aunque debía esta muy cerca para ver algo.

Avancé ansioso entre los arboles hasta llegar a la orilla del riachuelo, sería una buena orientación para llegar hasta donde iba,… avancé por la orilla hasta….

-Ahhh…ahhh…siiii

Me paré en seco, ¡esa voz venía de los arbustos! Ansioso por saber que sucedía y comprobar si nuevamente Victorino acosaba a mi niña fue que corrí hasta aquel claro, pero me detuve apenas llegue a unos pasos de los gemidos…

– ¡Déjame chuparte! – gritó jadeante una de las nenas a quien reconocí como Clara, una niña morena y delgada de 14 años. Completamente desnuda gateaba en el pasto hasta una figura alta.

– ¡Chupa amor! ¡Chupa! – le contestó la mujer presionando su rostro contra su vagina. La niña morena comenzó a comerle la raja de su maestra mientras esta jadeaba.

– ¡Ummm!- gimieron las otras 2 nenas a su costado mientras formaban un 69 sobre el pasto, comiéndose sus conchitas. Una de cabello castaño y largo mientras la otra tenía cabello rubio y corto, ambas nenas delgaditas parecían tener 13 años.

– ¡Ah, así!… ¡Oh, que delicia… mi amor así, así!

Impresionado por tremenda orgía lésbica, me desvié de mi ruta inicial al recordar que aun no encontraba a Victorino y las niñas. Nunca hubiera imaginado que la líder de tropa fuera una pedófila, pero ahora tenía sentido dado que don Victorino nunca ocultaba sus perversiones de ella. Pensaba que ella solo era permisiva por que le pagaban los del Club.

Justo cuando estaba por rendirme y regresar, fue que una mano detrás de mí me llamó la atención.

-Rebeca! ¿Qué haces aquí sola?- pregunto al encontrarme con mi niña que estaba escondida tras unos arbustos y al verme pasar se pegó a mi lado tomándome del brazo.

-Papi… papi.. papi… tengo miedo…-me dice mi niña agarrándose a mí con miedo.- Estaba con Stella subiendo por el río cuando me dijo que la esperara porque se le cayó una de sus insignias… yo no quería quedarme sola … pero ella.. ella…

Y era cierto, fue exactamente como me contó la otra niña: la prueba de valor consistía en que primero todas irían como un solo grupo, pero luego cada niña que iba a pasar por primera vez la prueba, debía separarse del camino con su guía, avanzar otros trechos más en la oscuridad hasta que la guía fingiera que debía regresar y tuviera que dejar a la niña sola en medio de la oscuridad, esperando por la otra hasta que regrese, simulando una situación típica de supervivencia.

-Shh… tranquila preciosa… yaya…no tengas miedo que ya estoy aquí…

-Si, papi… pero ella no ha vuelto y ya pasó mucho…

-¿Se llevó la linterna?

-Si , papi… quería ir con ella pero me dijo que la esperara aquí…

-Si..si.. no te preocupes… venga… vamos a buscarla para que puedan terminar la prueba juntas…- contesto avanzando e inmediatamente mi Rebeca me toma fuertemente del brazo mientras avanzamos entre los arboles subiendo la colina de lado.

En realidad no estábamos alejando de nuestra ruta principal pero pensé que lo mejor sería volver y luego decirles al resto que ya había pasado la prueba. No pensaba exponerla a Victorino dejándola sola en la oscuridad.

Subimos cortando camino por una ruta muy pedregosa, mientras mi Rebeca escaló sin mayor dificultad. Cuando llegamos cerca de unos arbustos volvimos a pararnos en seco.

-Ayyy!!!…Ahhh!!!… Ummm!!!

-Buuufff!!! Bufff!!! Ohhh!!

-Ahhh!!! Ahhhh!!!

-Buff!!! Que rica estas hija de puta…Ohhh!!!

Y nos encontramos con semejante escena, Stella estaba boca abajo recargada sobre el pasto mientras don Victorino la sodomizaba sin piedad, la niña gemía y aguantaba estoicamente la salvaje penetración. La panza del gordo se quedaba atorada por arriba de sus nalgas de modelo y el sudor se desplazaba de adelante a atrás con las embestidas que el viejo daba.

La niña desnuda y el tipo solo con su camisa hawaiana sin cerrar, cogiendo como animales en medio de aquel bosque agreste. Era tal y como lo imaginaba, el tipo estaba desquiciado, le estiraba el cabello, la penetraba dejando caer su peso sobre ella, mientras bufaba como animal, el sudor caía en su espalda. Lamía todo su cuerpo babeandola a placer, nalgueaba a Stella dejando sus caderas bien rojas.

-Papi…- me dice mi niña asustada mientras me tomaba del brazo luciendo aun pasmada ante tal escena. Fue en ese momento que por calmarla pase mi brazo por su espalda y lo dejé caer en su derriere casi sin querer.

‐ Bfff!!! Que buena estas Stella… eres una puta, una perra,

– Ahhhh!! Ahhh!!! Mi culooo… mi culooo..

-Bfff!! Que pedazo de culo tenes, nalgona…. te voy a coger todo la noche… Ohhh!!!

Mi mano ya no actuaba por cuenta propia, ahora era consiente cuando baje por su derriere hasta acariciar aquellas majestuosas nalgotas de mi Rebeca.

Mi niña me miró cuando comencé a manosearla, aun seguía con rostro de miedo por lo de su amiga.

-Pero papi…Stella… Stella está…

Se que coger con Rebeca es un paraíso de placer, pero ahora me sentía demasiado excitado por toda esta escena. Hacer el amor con mi Rebeca era una cosa, pero ahora… lo que más deseaba era…

-Papi!!- exclamó mi niña cuando la coloqué contra el suelo del pasto. Yo estaba muy exaltado por esta y la anterior escena lésbica, tenía mi miembro tan duro como una roca, invadido por la adrenalina que recorría mi ser cuando me enfrentaba a una nueva aventura con niñas.

-Papi…aquí no ¿y Stella?- pregunta mi niña cuando le bajé sus shorts y sus bragas revelando aquel culazo de mujer y comencé a derramarle saliva en su raja.

-Shhh…

-Pero papi… Ayyyy!!!…-gime mi niña cuando comencé a penetrarla de a perrito.-Ayyy!!! Papi no tan rápido… Ayyy!!!!- se queja Rebeca cuando le clavé mi verga de una estocada.

-Ufff!!! Ufff!!!

-Ayyy!!! Ahhhh!!! Papii!!! Ahhh!!!

-Ohhh!!! Toma culona!!! Toma!!!- bufo nalgueándola con fuerza

-Ayyy!!! Papi no tan fuerte!!! Ahhh!!!- chilla Rebeca ante tal violación. Mi niña intento levantarse pero aplaste su cabeza contra el pasto- Ayyy!!

Bufaba como un animal, ido por el placer al sodomizar a Rebeca quien aguantaba mucho mas que mis niñas gimnastas. La velocidad y rudeza de la cogida termino por embargarme de sensaciones que caían como catarata sobre mí, mi sádico interior despertó y nublaba cualquier atisbo de piedad por quien era la niña de mis ojos. Recordaba aquel episodio del campamento anterior cuando violé a mi Rebeca cerca al riachuelo. ¡Su cuerpo lujurioso me llevaba a la locura!

-OHHH!!! OHHHHHHH!!!- exhalo vaciándome completamente dentro de su esfínter con tres lechazos potentes para finalmente soltarla.

-Ahhhh!!! Ayyy!!!!!!!! – gime Rebeca cayendo sobre el césped.

Cuando estuvimos por levantarnos pude atisbar que alguien nos miraba desde el claro.

-Vaya vaya… parece que os divertís mucho…-dice Victorino con una sonrisa en el rostro. Stella también nos espiaba desde un árbol cercano, aun seguía desnuda pero también parecía sonreír.

……………………………

El primer viernes de enero resultó un día muy caluroso, sin embargo eso no impidió que don Rogelio organizara una fiesta de verano para sus nietos, dentro de los terrenos de la hacienda.

¿Fiesta de verano?. Pues sí, es uno de los grandes lujo que pueden darse l@s niñ@s de clase alta, que sus padres organicen grandes fiestas por fechas que no son sus cumpleaños. Y vaya que Celi y su hermanito llevaban esperando semanas por ello, aún cuando hace un par su abuelito los llevó a Disneylandia.

Como ambos deseaban que todos sus compañeritos estuvieran presentes, la fiesta comenzó muy temprano y con muchas atracciones infantiles. Había payasos, animadores en botargas que iban disfrazados de los personajes de Lazy Town, animales de granja y un par de animadoras. Al final me enteré que todos ellos eran parte de un solo servicio de entretenimiento para niñ@s. Me sorprendí más aún cuando le pregunté al don sobre cuanto le salía mantener a todos los animadores por hora.

Don Rogelio no escatimaba en gastos cuando se trataba de mimar a sus nietos, aunque no estuviera a cargo de la logística, ya que era la mamá de los pequeños quien se encargaba de todo. También se dedicó a saludar a algunos padres y madres que acompañaron a sus hij@s a la fiesta.

La mamá de Celi siempre muy atenta con sus hijos (cuando no estaba ocupada con el trabajo que le encargaba su padre), disfrutaba junto a sus pequeños aquella reunión mientras se encargaba de todo el “trabajo pesado” que era como le llamaba Rogelio a todo lo que hacía para ganarse el cariño de sus nietos. El don simplemente daba un par de vueltas de cuando en cuando, llevando a sus nietos a los juegos, acompañándolos en las dinámicas de los animadores, a excepción de cuando se iban con Zoe, Mia o Lizzy.

Pero la hacienda de Rogelio tenía varios ambientes, además de la casa principal y el patio (donde se realizaba la fiesta), había una pequeña vivienda de dos pisos al otro lado de la propiedad, sobre la parte alta, muy cerca a la laguna y al portón trasero de la hacienda, desde la cual se tenía una perfecta vista del patio.

Y era en esta pequeña casa con ventanas de vinilo donde acostumbraba refugiarme cuando llegaba la mamá de Celi, ya saben, me refiero a aquellos tiempos cuando usé la hacienda como mi escondite y en desde donde en estos momento disfrutaba de la hermosa vista hacia la fiesta.

¡Qué hermosas eran las compañeritas de Celi! Blanquitas, pelirrojas, rubias y morenitas. Todas delicadas y muy finas con ese aire de haber sido muy bien criadas. Un espectáculo para cualquier amante de las niñas.

Y es que a veces solo se puede mirar pero no tocar, desear pero no saborear, anhelando probar un poco del fruto prohibido de esas niñas; sin embargo en otras ocasiones, con orgullo puedo decir que al observar sus delicados cuerpitos uno pude volver a recordar aquellos deliciosos momentos de éxtasis infinito, disfrutando de sus preciosos cuerpitos delicados.

Y menciono lo último porque entre tod@s l@s compañerit@s de Celia y su hermano estaban mis consentidas: Mia (la preciosa niña blanconcita como la leche), Lizzy (la nalgoncita que me recordaba a Anita y Katy a sus 7 añitos) y Zoe (la otra blanconcita de cabello negro que aún no lograba desvirgar).

Envuelto en esos pensamientos, me encontraba desde aquel balcón detrás de una luna que por suerte no dejaba ver a quien volteara a mirar hacia mi lugar desde el patio.

Por momentos echaba un vistazo cuando algo llamaba mi atención, mientras continuaba realizando trabajos del Club en mi portátil. Tony estaba de vacaciones con Romina y su mamá (menuda suerte la de ese tío) por lo que por primera vez me habían dejado a cargo de todos los pendientes. ¡Menudo rollo!

Ahora que lo pienso, ya voy tiempo que os digo que apoyo al Club pero nunca soy muy especifico en ello. Y es que no solo se trata de ver fotos y videos de niñas desnudas todo el bendito día, a menudo debo de realizar tareas más triviales como confirmar información de las tarjetas de crédito, coordinar medidas de seguridad con los expertos del club (para evitar filtraciones en las transmisiones en vivo), responder pedidos exclusivos de videos y sets nuevos, coordinar compras de materiales para las grabaciones y/o para los orfanatos de don Augusto, gestionar la logística y seguridad de las visitas de algunos miembros del Club y otros amigos del don. ¡Vaya lío!

Aún no estaba tan arriba de la “cadena alimenticia” (como le llama Tony), ya que otros miembros que no he conocido se encargaban de labores más especiales, como gestionar partidas de nacimientos falsas, robo de identidades, venta, compra y salidas del país de ******, extorsión de autoridades locales y otros más oscuros de los cuales aún no tenía mucho conocimiento. Tony ocasionalmente se metía en estos temas, pero con muy poca frecuencia, sobre todo era para apoyar a don Augusto.

Volviendo a donde estábamos, seguía gestionando unas compras en el portátil mirando la fiesta de reojo cuando escucho abrirse la puerta del primer piso de mi refugio. Me moví rápidamente solo para comprobar que era don Rogelio era quien subía por las escaleras.

-¿Cómo vas Arturo? ,la fiesta ya está llegando a su fin y no quisiera que te perdieras la última parte, ¿ya acabaste mi envío?- pregunta el don dejando un par de latas de cervezas sobre la mesita.

-El suyo lo acabé rápido… Solo era un set de 15 fotos y un saludo personalizado por video- respondo abriendo la carpeta para mostrarle-… solamente me falta conseguir los vestidos para la transmisión de las gemelas Sawyer, usted sabe que los miembros fueron muy específicos con el vestuario de las nenas.

-Si, mejor termina eso antes de que… ¡Reflauta! ¡Vaya que llegó rápido!- exclamó don Rogelio mirando por el ventanal hacia el portón. Frente a él se encontraba una camioneta 4×4 azul que tocó su bocina dos veces antes de que uno de los empleados de don Rogelio se acercara para verificar quien era.

-¿Don Rogelio, esa es la camioneta de…?-pregunto mirándolo sorprendido.

El asintió sonriendo mientras yo observaba incrédulo como uno de sus vigilantes le abría el portón y le indicaba donde estacionarse. Al parecer ya tenían ordenes de darle el pase.

Don Rogelio no dijo nada más y bajó a recibir a su invitado dejándome en la terraza mirando como bajaba hasta el estacionamiento. Los terrenos eran extensos por lo que tardó un rato antes de llegar con él.

Miré hacia el lado de la fiesta y al parecer nadie parecía haberse dado cuenta ya que cierta distancia entre el lugar de la fiesta y el estacionamiento. La camioneta se estacionó lo más cerca posible de la casa donde me encontraba y por el ventanal pude observar cuando don Rogelio llegó hasta ella y recibió al que era su invitado de lujo: el gran Santiago Razzioli.

De seguro estaréis algo confusos por la situación, pues os contaré: el motivo por el cual me encontraba en esta fiesta, además de hacerle un seguimiento a mis niñas fue cierta propuesta a don Rogelio. ¿Cual? Pues lo irán descubriendo conforme avance el relato, sin embargo cuando le hice esta propuesta a don Rogelio, me invitó a la fiesta de sus nietos para negociar.

Cuando don Rogelio y Razzioli llegaron hasta la pequeña casa y subieron a la terraza donde me encontraba, pude observar por el rabillo del ojo como en la fiesta los animadores comenzaban un baile grupal donde tod@s l@s niñ@s daban vueltas alrededor de todo el terreno siguiendo a una de las animadoras.

-Espero no haberle quitado su tiempo, compadre…- comenta Rogelio cuando me levanté para saludar a don Razzioli-… Supe que su vuelo se canceló…

-La inútil de mi secretaria se equivocó en la fecha de regreso … – responde Razzioli recibiendo la cerveza que le alcanzó Rogelio mientras daba un vistazo hacia la fiesta.

-¿Qué le parece, compadre? ¿Le agrada la vista?- preguntó don Rogelio.

-Demasiados niños…- soltó Razzioli antes de dar un sorbo a su bebida.

-Son compañeritos de mi nieto Julio… pero de seguro usted estará más interesados en las amiguitas de mi Celia- respondió Rogelio sentándose en el otro sofá.-… Descuide compadre, todos esos críos ruidosos se irán en poco tiempo.

-¿Cuántos años tiene tu nieta?- preguntó don Razzioli.

-Siete…Se pone más hermosa con cada año ¿no lo cree, compadre?

-¿Es la de amarillo?

-Así es, compadre…

El tipo bebió otro sorbo y se quedó mirando hacia la fiesta mientras charlaba con Rogelio. Por mi lado continué avanzando mis recados en el portátil. No pasó mucho tiempo cuando todos los que iban en botargas se acercaron a la animadora de la fiesta. Empezó a sonar una canción de despedida, y los niños salieron de los juegos para reunirse rodeando a la chica para el número final.

Ella llamó a Celi y su hermanito, y ambos participaron en una dinámica final donde comenzaron a regalar bolsas de regalos a todos sus amiguitos. La mamá también estaba presente mientras sus hijos repartían regalos y a menudo se ponía a cuchichear con otras de las madres.

Cuando terminó la fiesta, mis niñas se juntaron en un grupito mientras Celi, su mamá y su hermanito despedían a todos sus invitados, muchos de los cuales reunían con sus padres o empleados que los recogían en la entrada. La zona de estacionamiento comenzó a vaciarse con el paso de los minutos.

De pronto Rogelio se puso de pie.

-Compadre, Arturo… Os aviso cuando todo este listo…

Acto seguido se retiró bajando por las escaleras de la casa y saliendo hacia el patio principal. Pude observar desde la terraza como se unió a su hija y a sus nietos mientras despedían a sus invitados. Mis niñas entraron a la casa principal mientras Celi las alcanzaba.

-Porfin acabó la maldita fiesta…-murmuró don Razzioli sacando un cigarrillo. Continué mi trabajo en el portátil, procurando acabar lo antes posible y con ansias de saber que tramaba Rogelio.

Por el rabillo del ojo atisbé cuando el don terminó de despedir al resto de invitados mientras conversaba con la mama de Celi, luego ella comenzó a realizar un par de llamadas, se la veía muy mortificada por algo, pero don Rogelio seguía muy tranquilo. Luego entraron ambos a la casa principal y dejaron el resto del patio solamente a sus empleados que limpiaban lo que quedó de la fiesta.

-¿Así que vos sos el Padre Arturo?- me dijo de pronto don Razzioli.

-Si, don Razzioli… aunque técnicamente nunca fui padre…- respondo mecánicamente mientras observo por el ventanal como todo el grupo de entretenimiento sacaba sus cosas hacia su minivan y unos minutos después salían de la hacienda.

-Te has hecho muy conocido en el Club, sobre todo por tus niñas…. ¿Aun sigues en contacto con Katy?

-¿Qué…? Bueno… ya no…- respondo sorprendido por la inmediatez de su pregunta. Mi reacción también fue debido a que ninguna de mis niñas salía en los videos del Club con sus nombres reales y que el lo supiera de seguro fue por algún soplo de Tony o don Augusto.

-Lástima, pensé que quizás la traerías para hoy…

Con sus palabras me iba quedando más claro cuales eran las intenciones de don Rogelio. Me limité a beber otro sorbo de cerveza antes de continuar mis labores sin entablar más conversación,

Pasó un buen rato luego del cual veo que la mamá de Celi volvía a salir de la casa principal, pero ahora llevaba su ropa de viaje y a su hijo del brazo mientras jalaba un maletín rosa hacia la salida.

Don Rogelio salió rato después que su hija había salido, pero esta vez llamó a todos sus empleados. Después de unas breves palabras todos se retiraron a sus labores, el don siempre los despedía el viernes por la tarde, pero al parecer hoy los liberó más temprano ya que quince minutos después todos se apresuraban a salir hacia el portón.

Mientras don Razzioli continuaba haciendo llamadas y hablando en italiano por el teléfono pasando el rato hasta que al fin después de media hora, don Rogelio salió de la casa principal mientras el último de sus empleados, el que limpiaba su piscina, terminó cerrando el portón. El don se dirigió hasta la casa pequeña donde estábamos , ahora iba vestido con una camisa floreada y unos shorts anchos.

-Compadre, ya podemos bajar…

-Su hija ya se fue?- pregunté a don Rogelio cuando pase por su lado.

-Acaba de surgir una reunión muy importante en nuestra sucursal de ***** y es necesario que ella esté personalmente.- ríe don Rogelio guiñándome un ojo.- Le pedí que se llevara a Julio con ella.

¡Vaya jugarreta! Era común que el don armara una reunión en alguna de sus empresas cuando deseaba quedarse con sus nietos. Como él ya estaba retirado de sus negocios, su hija se encargaba como representante y viajaba mucho a todas sus sucursales.

Bajamos hasta llegar al lobby y cuando estábamos por salir al patio, el don se detiene y se dirige a Razzioli.

-Oh! Me olvidaba compadre, lo mejor sería que se cambie por algo más cómodo…- le dijo señalando la casa principal. El tipo asintió y siguió a don Rogelio-…por aquí, compadre… el vestidor esta al fondo.

Yo ya llevaba mis shorts deportivos por lo que no deseaba seguir esperando a ese par de viejos, así que fui directo hasta la zona de la piscina, al parecer aun no había nadie, me asomé un poco justo cuando …

SPLASSSHHH!!! De pronto un chorro de agua me llegó hasta la cara.

-Jod…Celia!- grité molesto justo cuando una nenita en bikini morado de dos piezas sale de uno de los muros cercanos mientras me dispara con un chisguete de agua.

Mientras me secaba escuche risas detrás de mí, volteo justo para ver cuando las otras niñas se escabullen mientras Celia ahora las persigue ahora a ellas.

Mis tres hermosas niñas Lizzy , Mia y Zoe ahora iban en traje de baño de una sola pieza: color celestito apretado en sus nalguitas para mi culoncita, floreados para mi blanconcita y azul marino para la más pequeña. Todos sus trajes de baño eran muy lindos, pero era Celi quien siempre era la más atrevida de todas, y su traje de baño morado de dos piezas muy pegadito a su figura lo demostraba.

De seguro las tres se cambiaron cuando todos sus compañeritos se fueron ya que el don me comunicó que después de la primera fiesta, tendríamos una “fiesta privada” con las amiguitas de Celi. Motivo por el cual también aprovechó para invitar al viejo Razzioli. ¡Menudo oportunista!

Mi remera ya estaba mojada así que decidí quitármela y quedarme solo como mi short. Me senté en una de las perezosas, observando la piscina de don Rogelio que se me hacía demasiado lujosa, si debo describirla parecía una minilaguna en lugar de una piscina, con una pequeña isla al centro rodeada de mucha vegetación.

-Arturo…- una voz detrás de mí me llama y distingo a don Rogelio-… veo que las niñas se cambiaron rápido…. Estaban tan emocionadas cuando les dije que podían usar la piscina.- concedió sentándose en otra perezosa a mi costado.

Mis niñas seguían jugando muy contentas mientras don Rogelio me explicaba los detalles de la fiesta privada de hoy, me detalló su plan con don Razzioli y aunque al comienzo me opuse completamente al final terminé evaluando su propuesta cuando mencionamos el tema de Anita. No me agradaba ayudar a que Rogelio quedara bien a costa mía frente a uno de los “jefes”, pero debo admitir que el plan tenía sus beneficios.

De pronto, las nenas se juntaron cerca a las gradas de la piscina y nos miran antes de acercarse con Mia a la cabeza.

-Profesor Arturo… ¿Podemos ayudar a Zoe para que aprenda a nadar?- pregunta Mia. Se veía muy hermosa con su leotardo floreado y aún más con esa vocecita tierna que usaba cuando pedía algo.

-Claro, preciosa… pero tengan cuidado de no ir a la zona alta…quedaos en la piscina pequeña…-empiezo justo antes de que el don me interrumpiera levantándose.

-Antes de que bajen a nadar…- interrumpe Rogelio tomando algo de la mesita al costado de su reposera. Llamó a su nieta y las otras niñas también la siguieron, mientras el don me hacía una seña con un guiño. Rápidamente capté su indirecta y recibí una botellita.

-…vengan para aquí que os vamos a aplicar protector solar, si no os podéis quemar con el sol- explica Rogelio acercándose a Celia y Mia.

-¡Zoe! ¡Lizzy!…- llamo a las niñas y ambas se acercan. Se veían muy lindas con sus trajes de baño y no escatimé en mis caricias hacia sus cuerpitos en el afán por dejarlas bien cubiertas de bloqueador. Sobre todo en Zoe cuya piel blanquita era ser muy sensible.

Cuando acabamos de aplicar el bloqueador a las nenas, bajaron contentas hasta la piscina pequeña y comenzaron a jugar lanzándose agua mientras Rogelio y yo las mirábamos desde nuestros lugares.

Todas estaban en la zona baja que era como una minipiscina circular con uno de los extremos abiertos que daba acceso a la piscina principal que tenía a la pequeña isla al medio, por lo que no habría peligro que se hundieran mientras se quedaran donde estaban.

Cuando se cansaron de jugar, recién comenzaron a ayudar a Zoe enseñándole como debía echarse o dar brazadas en el agua. La niña era muy tímida incluso con sus amiguitas, sin embargo se me hacía apetecible con su traje de baño que le quedaba apretadito en su rajita. ¡Que delicia!

Ya tenía muy claro cual era mi objetivo y no escatimaría gastos en ello. La conversación con Rogelio fue el detonante para olvidar mis reticencias y decidirme. Era el momento de poner en marcha los últimos pasos de mi plan.

-Compadre… – escuchó a mi costado justo cuando llegó don Raziolli-…venga por aquí- lo llamó Rogelio cuando el viejo salió del portal ingresando a la zona de piscina. El tipo se nos acercó mientras seguía con la vista como las niñas jugaban en la zona baja de la piscina, no les quitó la vista de encima desde que llegó con nosotros y se sentó para contemplarlas

Pequeñas, tiernas y delicadas, las tres eran muy lindas, pero creo que cada uno de nosotros teníamos muy claro cual era nuestra elección. Aquella charla sin importancia solo llenaba el vacío del momento porque nuestra atención estaba en esas preciosas nenitas y por momentos nos quedábamos mirándolas fijamente jugando en el agua, saltando de un lado al otro, mojándose, sin saber que con sus movimientos infantiles iban poniendo más calientes a este trío de degenerados.

El sol radiante, el clima templado y estas niñas hermosas en traje de baño no tardaron en dejarme una erección que destacaba en mis boxers , tanto que disimuladamente me acomodaba con mi mano el bulto que crecía por mirar a estas nenitas.

Don Rogelio se acercó al minibar que estaba pegado a la pared del portal y trajo varias cervezas de lata mientras comenzó una platica sobre el Club con don Razzioli, quien parecía esperar el momento preciso para bajar hasta donde estaban las niñas.

Sin embargo, sabía que Rogelio hacía esto para sacarle información y acordar negocios de los cuales yo no tenía mucha idea ya que no eran relacionados a las niñas, sino a sus empresas. Me dediqué a ser un simple espectador mientras los dos viejos negociaban. ¡Apúrese Rogelio! , pensaba impaciente.

Las cervezas se iban acabando conforme pasaban los minutos y después de un buen rato, cuando parecía que Rogelio ya había sacado todo el provecho de su platica con Razzioli, nos dijo a ambos:

-Bueno caballeros, bajemos a nadar un rato con las niñas que en la vida no todo son negocios…

¡Mejores palabras no pudieron ser dichas! Celi, Lizzy, Mia y Zoe ya no ayudaban a nadar a la más pequeña pero ahora jugaban a aguantar la respiración bajo el agua. Por fin avanzamos hacia ellas sintiéndonos poderosos al tener la dicha de unirnos a aquel grupito de pequeños ángeles.

– Celia, hágannos un espacio y pórtense muy bien con nuestros invitados…-ordenó Rogelio acercándose a su nieta mientras bajaba las gradas.

-Sii abuelitooo… pero queremos que nos lleven a la piscina grande… esta es para bebes…-protesta Celia con su vocecita que siempre ponía cuando quería que le cumplieran un capricho.

Cuando el viejo Razzioli descendió hasta donde estaban las niñas, Mia se me pegó abrazándome ya que era muy tímida con extraños. Sin embargo el tipo tenía su objetivo muy claro, apenas bajó las gradas se dirigió a donde estaba Lizzy sorprendiéndola justo cuando jugaba con Zoe.

-Ven para acá culoncita…- le espetó el gordo tomándola de su bracito ante la sorpresa de la nena de 7 añitos-…que sexi te ves con ese traje de baño…- le dijo al oído cuando se puso detrás de la niña.

-¡Hola señor Santiago!- saludó Celi educadamente apareciendo entre estos dos. Mi sorpresa fue grande porque pensé que defendería a su amiguita del acoso del vulgar tipo.

-Hola pequeña, se ve que has crecido mucho… te estas poniendo muy hermosa…- contestó don Razzioli cuando Celi se acercó al tipo para calmar a su amiguita que parecía querer zafarse del viejo.

-Ya pasaron 3 años desde que la vio, compadre… – dice don Rogelio tomando a su nieta de los hombros.- Era muy tímida, pero mírela ahora que es muy movida.

-Si, compadre… en esos días también estaba muy bonita pero era más chiquita…-comenta Razzioli quien al ver que Celi calmó a Lizzy, comenzó a meter sus dedos por debajo del traje de baño de la niña de pelos dorados-…hey! Ya deja de moverte culoncita…acaso no me recuerdas?- le pregunta el viejo a mi Lizzy quien parecía aún muy asustada por todo el manoseo.

-Si Lizzy…- me acerqué también para calmarla-… No te asustes- le digo al encontrarme con la mirada de la temerosa niña-… que ya lo conociste la ultima vez… recuerda que si te portas bien te doy del frasco especial antes que a las otras…- susurre esto último al oído de la pequeña quien me miró resignada pero al parecer más animada por la promesa.

-Venga, no decían que querían nadar en la zona alta.- pregunta Rogelio cambiando de tema.

-Zoe tiene miedo…- me dice Mia señalando a la otra blanconcita que se quedó agarrándose a unos de los bordes de la piscina, apartada del viejo Razzioli.

-Yo me encargo…- respondo mientras con una seña le digo a Mia que vaya con Celi. En los entrenamientos siempre se ofrecía a ayudarme en la preparación de Zoe, pero hoy me había reservado a esta niña para mi.

-Muy bien preciosas… si quieren que vayamos a la zona alta entonces van a tener que portarse muy bien con nosotros…-continuó don Rogelio tomando a Mia y Celi consigo para llevárselas a un costado de la piscina pequeña.

La nieta entendió la denotación de sus palabras y junto a su amiguita comenzaron a palpar el miembro de don Rogelio que se sentó en las gradas con las nenas a su costado. La putilla de Celi liberó el miembro de su abuelito y comenzó a darle lamidas suaves mientras Mia solo miraba esperando su turno.

Zoe ,quien en su inocencia imitaba el comportamiento de sus amiguitas, se apoyó conmigo y le pedí que me bajara los boxers y que con sus labios besara la punta de mi pene ya erecto, que sacara la lengua y me la pasara por todo el glande y también por el tronco hasta bajar hasta mis bolas y volviera a subir… ella obedeció, lo hizo con un poco menos de experiencia que Mia pero verla haciéndolo era lo mas rico del mundo. Su lengua era pequeña pero suave y caliente, se sentía la gloria en todo mi pene… sentía la saliva recorrer todo mi tronco y ver como caía de la comisura de sus pequeños labios.

– Ahora abre la boca lo mas que puedas, tienes que meter la punta en sus labios y chuparla como si fuera un dulce….

–¿Achií proufeffsor? – pregunta Zoe con mi verga en su boquita de ángel.

-Uff… oooooh si, asi, hazlo asi, trata de comer mas… Ohhh….

¡Qué ternura! Ella intentaba meter mas de mi pene en su boca pero debido al grosor que tiene sus labios no podían abrirse más de lo que ya estaban… yo por mi parte estaba disfrutando de esa rica mamada inexperta, de esa hermosa niña que se había convertido en mi obsesión desde que la vi por primera vez en el gimnasio. Era siempre tan tímida y tenerla allí comiéndose mi pene me llevaba rápidamente al nirvana.

¡Glup! ¡Glup!

La tomé de los cabellos suavemente y comencé a mover mi cadera para que mi pene entrara dentro de su boca aun más y lo sacaba, era como follarla por los labios, la punta de mi pene tocaba el final de su garganta y hacia que ella diera arcadas pero yo no quería que ella sufriera, así que la dejé dar unas bocanadas de aire después de tremendas chupadas.

-Glup…ahhh… ¿lo hiche bien profe?- pregunta Zoe con un hilo de salive entre mi verga y su boquita.

-Ohh…si preciosa…continúa chupando que lo haces muy bien…

Mi blanconcita reanudó sus chupadas llevándome nuevamente al nirvana y mientras la tomaba de su cabecita voltee a mirar como iban los demás: Mia, Celi y su abuelito estaban al otro costado de la minipiscina, con la nieta devorando la verga de don Rogelio quien permanecía apoyado contra el borde de la piscina y con sus dedos dentro del traje de baño de Mia que jadeaba por el manoseo.

Don Razziolli se había sentado en las gradas con medio cuerpo bajo el agua y hacia que Lizzy se metiera bajo el agua para mamarle la verga. La nena era muy tímida y lo suficientemente dócil para dejarse llevar por un adulto que hace unos días se la había follado por sus agujeritos. La nena se dedicó a pajear a don Razzioli y sumergirse por ratos para mamarle la verga.

-Muy bien culoncita… chupa tu paleta… se supone que eres la que mejor aguanta bajo el agua… Bfff!!- bufa el viejo sumergiendo a Lizzy mientras el permanecía recostado.

Todo esto me recordaba las pelis porno con el tema de “pool party”, quien lo diría que lograría representar lo mismo pero con niñas de 6 y 7 añitos. Sin dudas prefería mil veces esta versión y disfrutar de esos preciosos cuerpitos tan suaves y frágiles con sus trajes de baño mojaditos por el agua y pegándoseles a sus delicados cuerpitos, marcándoles muy bien sus colitas y ni que decir sus sabrosas panochitas. ¡Que delicia! ¡Que paraíso! ¡Que éxtasis el sentir aquel roce con sus cuerpitos y su piel tan suave como el terciopelo!

Estuvimos así por varios minutos, cuando Rogelio hizo que su nieta mamara más rápido sacándose y metiéndose la cabeza de la verga , solo se escuchaban los sonidos obscenos que hacía , la pequeña se sacó la verga de la boca y le dijo a su abuelito:

-Abuelito, ¿podemos jugar a las carreras en la zona alta?

-¿Ahora, princesa?- pregunta don Rogelio que parecía ansioso por follarle su boquita.

-Siii… ya queremos ir a la zona alta, porfaa…¿a que todas quieren jugar a las carreras?- grita Celia y sus amiguitas asienten, incluso Lizzy que aún seguía siendo acosada por don Razzioli, que ya la había puesto sobre las gradas y le comenzaba a bajar su traje de baño.

Celi continuó insistiendo hasta que se le subió encima a su abuelito y le dijo algo al oído que de seguro lo hizo cambiar de opinión. ¡Maldita niña! pensé, ya estaba por venirme en la boca de Zoe.

-Parece que las nenas quieren divertirse, compadre…-le dice a don Razzioli-Vamos a entretenerlas dando una vuelta a toda la piscina… – guiñándole un ojo ante la molestia del viejo gordo quien parecía estar a punto de violar a Lizzy, sin embargo cuando escuchó lo último se animo.

-Yo voy contigo, abuelito…- exclama Celi subiéndose encima de los hombros de Rogelio, ante la sorpresa de este.- Gana quien logra darle una vuelta a toda la piscina. ¡Yey!

-Vamos Mia… tú conmigo y … Zoe… -las llamo a ambas para que se acerque antes de cruzar el borde que daba a la piscina grande. Como Zoe aun era muy tímida, fue Mia quien la alentó a venir y la hizo seguirnos. Ambas nenas se abrazaron a mí para no hundirse en el agua cuando cruzamos a la otra piscina. Qué hermosa sensación tener a mi dos nenitas con sus delicados cuerpitos pegados a mi, ambas aferradas para no hundirse, yo aproveche para colocar mis manos en sus colitas bajo la excusa de sujetarlas y poder manosear sus delicadas figuras.

-Tu vienes conmigo, culoncita… – espeta el viejo Razzioli a Lizzy levantándola de las gradas y haciendo que la nena se abrazara a él para no hundirse cuando el tipo comenzó a avanzar hacia el lado hondo de la piscina.

-Avanza abuelito… – anima Celia y Rogelio comenzó a seguirles el paso.

-No nos puede ganar Celi…-me pide Mia siempre tan competitiva con su mejor amiga, pero Zoe cerraba los ojos para soportar el miedo a hundirse.

La carrera de adultos y niñas comenzó y seguimos todo el camino que rodeaba la pequeña “isla” que había al centro. Ya es complicado correr dentro del agua, pero lo es más llevando a cuestas a dos niñas.

Los 3 adultos íbamos cargando las niñas lo mejor que podíamos: Yo con las dos una en cada brazo, Celi encima de los hombros de su abuelito y don Razzioli con Lizzy (que ya parecía más calmada) agarrada a su cuello.

Al comienzo de la carrera Lizzy y Razzioli iban delante pero cuando llegaron a la primera vuelta que estaba en la parte más alejada de las gradas, Celi y su abuelito los pasaron seguidos por mi lenta humanidad que debía cargar con dos niñas que me apremiaban avanzar más rápido, cada una por distintas razones: Mia queriendo alcanzar a Celia, y Zoe queriendo terminar la carrera para no seguir con el temor a hundirse, la pobre hasta temblaba del susto.

Don Rogelio y Celi se estaban adelantando demasiado, por lo cual aceleré el paso lo mejor que pude para ponerme a la par, logrando pasar a Razzioli y a Lizzy quienes se quedaron extrañamente rezagados en la curva de regreso.

La competencia fue reñida hasta que finalmente llegamos casi empatados con Rogelio y su nieta. Yo sentí que habíamos perdido pero Celia lo hizo ver como que habíamos empatado, de seguro para que Mia no se quedara molesta con ella ya que eran muy competitivas.

-Muy bien niñas…- celebró don Rogelio cuando al mismo tiempo me prestó una toalla de la silla para secar a las niñas- pero iremos por pizza antes del desempate…

-Sii… Vamos todas…- anima Celi entusiasmada llevando a Mia y Zoe cuando terminé de secarlas.

-¿Dónde esta Lizzy?- pregunta Zoe volteando y buscando a su amiguita.

Tampoco me había percatado, pero ni ella ni don Razzioli habían regresado. Revisé la piscina pero no había nadie en la zona baja ni a lo largo de la zona alta que pudiéramos ver, el único lugar donde podrían estar era en el lado opuesto de la piscina que estaba cubierto por lo alto de las plantas

-No se preocupen nenas, de seguro a Lizzy se le bajó el traje de baño y don Santiago la esta ayudando a acomodarse.- les dice Rogelio mientras me guiña un ojo en señal de complicidad.- Ya nos alcanzan, ahora vamos antes de que se enfríe la pizza.

-Yey! Yo quiero el pedazo más grande!- exclamó Celi llevando a sus amiguitas que la siguieron junto a su abuelito, sin embargo yo me quede rezagado, aun desconfiando del proceder de Razzioli.

Don Rogelio debió adivinar mi preocupación, por lo cual se llevó a las niñas mientras yo me alejaba rodeando el borde de la piscina queriendo llegar desde la orillas hasta el lado oculto tras las palmeras que cubrían la parte lejana de la “isla” de la piscina.

Ya acostumbrado a estos acechos voyeristas (recordando las experiencias de Rebeca y don Victorino), me adentré entre los arbustos llegando lo más cerca posible a las plantas de la pequeña isla. Todo esto para distinguir entre ellas semejante escena pecaminosa.

-Ummm!!! Ummm!!! Señor por favor no me lama más ahí….- pide Lizzy abierta de piernas, desnudita y echada boca arriba sobre el pasto. Su traje de baño estaba tirado muy cerca de ella mientras el viejo gordo Razzioli estaba agachado sobre su rajita lamiendo los jugos de la nena.

-Culoncita, que deliciosa rajita tienes… para comértela toda…- le suelta el viejo levantando un instante su cabeza de la panochita de la niña y apretando sus pezoncitos.

Como una gran masa de grasa encima de esa nenita tan frágil, continuó comiéndose la raja de la nalgoncita, baboseando ambos orificios por algunos minutos hasta que volteó a la nena sobre el pasto para colocarla a 4 patas.

-Estás muy rica, culoncita. Sin dudas ya quieres que te la metan…Ufff!!- deliro el viejo cuando comenzó a lamer entre las nalguitas de la pequeña Lizzy que solo se quedó a 4 patas sobre el pasto.

-Ay!…. no señor… tenga cuidado… ahhh…-se queja Lizzy cuando el viejo abrió su culito y comenzó a lamerle todo su anito forzando su lengua dentro de ella.

Con la verga tan dura como una barra de hierro, opté por quedarme observando mientras mi alumnita de 7 añitos era abusada por el maldito gordo que le había puesto el ojo desde la última vez. El tipo lamia su cuerpito desde su cuello hasta llegar a su culito besándolo mientras la manoseaba en su rajita. Lizzy solo pudo quedarse echada a patas parando su colita al vulgar depredador que la acosaba.

-Este culito ya quiere verga- bufo el viejo deteniendo su acoso un instante para bajarse sus bóxer mostrando a la niña una verga mediana y erecta que apuntaba hacia su colita,

-Ayyy!!! No señor… no señor… Ayyy!!!-se queja Lizzy cuando el tipo se le subió encima penetrando el culito de la tierna niña quien solo se quedó inmóvil ante el avance del depredador.

-Bffff!!!Bfff!!! Que rico aprietas culoncita!!! BFFF!!!- bufaba el viejo tomándola de su cinturita y aplastándola con su peso para que la niña no pudiera moverse o escapar.

Sin perder el tiempo, metí mi mano debajo de mis bermudas y comencé a hacerme una tremenda paja mientras veía a la tierna Lizzy siendo violada por semejante degenerado. En ese momento no me importó el pensar que quizás estaba cometiendo el mismo error que con Katy cuando la expuse a don Rogelio, no me importó que Lizzy era menos desenvuelta cuando no le daba del “frasco mágico”, me excitaba a montones observar como otros adultos violaban a mis niñas. Además que esto me iba a dar mucho crédito con los “jefes” para mi objetivo final. Luego del movimiento con don Victorino era tiempo de cerrar este apartado de mi plan.

-Ayyy!!Ahh!!! Ahhh!!- gimió Lizzy cuando el viejo comenzó a moverse embistiendo su colita.

-BFFF!!!bfff!

-Ahhh!! Ahhh!! Duele!! Ahhh!!

Aún haciéndome una soberbia paja, me moví entre los arbustos acercándome más a la pequeña isla al medio de la piscina. Si ambos volteaban de seguro me verían, pero el viejo estaba muy concentrado violando a la dulce niña y ella tampoco tenía muchas opciones para concentrarse en otra cosa.

Desde mi lado podía ver como el viejo Razzioli tenia la mitad de su miembro incrustado en la colita de Lizzy. Con la lubricación adecuada y gracias a sus pronunciadas caderitas, ella podría aguantar tal invasión, sin embargo el frasco mágico era lo que reducía su trauma y la hacía disfrutar del sexo a tan tierna edad.

-BFFF!! BFF!!! Que te quedes quieta culoncita! BFF!!! Ohh siii…-exhalo extasiado el viejo cuando soltó su cinturita y dejó que todo su peso empujara su miembro dentro de la niña.

-Ayyy!!! Me duele mi colita…Ayy… señor por favor levántese que mi colita me duele….-implora la culoncita Lizzy cuando el viejo se sostiene con sus manos sobre el pasto mientras empuja con su pelvis para mantenerse con la verga dentro del culito de la niña. ¡El viejo invadía por completo a la nalgoncita!

-BFFF!!! OHHH!!! Que rica estas culoncita….BFF!!! Ya extrañaba abrir tu culito desde la otra vez… OHHH!! Que rica estas hija de puta…. BFFF!!- bufa don Razzioli empujando las nalguitas de la pobre Lizzy que solo se quedó parándole la colita y moviéndose en círculos para intentar escapar de la penetración pero el viejo gordo la tenía bien sujeta y de seguro esto solo le daría más placer al depravado.

No había escapatoria para la desafortunada nena, todo lo que le quedaba era dejarse utilizar como desahogo de la lujuria de un viejo gordo como Razzioli. Entregada a su papel solo daba unos cuantos sollozos cada que el viejo empujaba su colita contra el suelo.

-BFFFF!!!BFFF!!!Eso culoncita…quédate quietecita… HHOOOO!!HOOO!!- exhalo más extasiado el viejo. Me preguntaba cuanto más demoraría el viejo, ya llevaban varios minutos pegados mientras el viejo Razzioli se la cogía raudamente, gozando de aquella nenita de 7 añitos.

-BFF!!!BFF!! HOOO!!!HOOOOOO!!!-exhalo fuertemente el viejo delatando el termino de su batalla y de seguro vaciándose dentro de la niña nalgoncita quien solo se dejó caer mientras el viejo salía de ella rociándole sus nalguitas de esperma.

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