Confesiones del Padre Arturo: El orfanato III

Tercera parte de esta saga…

Aqui el PadreArturo de nuevo. Lamento la demora en este relato pero conforme va pasando el tiempo es dificil acordarme de tantos detalles y cuando me acuerdo de una experiencia trato de ponerla en un relato, lo que sucedio es que me acorde de experiencias posteriores a esta y para no perder tiempo decidi empezar a contruir los relatos posteriores antes que este a fin de despues no olvidarme detalles que ahora recuerdo. Aparte tambien a la demora contribuyeron factores personales pero que no son de su interes saberlos, no por ahora al menos.
Muchos piensan que esto me lo invento y son fantasías pero os explicaré. Siempre he creído no ser el único padre que hace estas cosas y busqué relatos en muchos lugares queriendo encontrar sacerdotes que hicieran lo mismo. Mayúscula fue mi sorpresa cuando no encontré casi ninguno. Por eso pensé en contar mi historia. Espero que si hay un colega aun libre, pueda contar sus experiencias. Me dejo de rodeos y sigamos con el relato

Entre las niñas y mi trabajo era muy difícil equilibrar mi tiempo pero a pesar del cansancio trabajaba contento por poder tener esas “recompensas” por parte de las niñas, todas fueron creciendo bajo mi mirada y fui conociendo cosas de ellas poco a poco, como por ejemplo a donde iba a clases Anita, una historia que luego os contaré o por ejemplo quien era la mejor amiguita de Sofi, una nena de 7 años muy linda lo más parecido a una muñeca de porcelana, totalmente perfecta para su edad, de esas niñas que han sido criadas sin privaciones. Obviamente me interesó bastante, pero también en otro momento les contaré de eso. La razón es por que deseo seguir un orden y contarles todo tal como pasó sin saltarme nada.

Paso unas semanas desde que salí con las niñas al hospital, pero a partir de ese día comencé a llamar a Mery al tópico, que estaba apartado de los demás salones. Un momento que los niños del patio jugaban mientras los mayores tenían clases. Uno de los pocos ratos en los que se apartaba de Cinthia. La llamé de una esquina del patio para que las otras monjas no se dieran cuenta. Ella llego corriendo a donde me encontraba.
– Dime Mery. ¿Quieres unos dulces?- pregunté.
– Siii- responde sonriente.
– Bien. Pues vamos a mi oficina.- dije y la llevé al tópico.

Entramos y cerré la puerta con llave. Me bajé el cierre y saqué mi verga ya erecta. La niña lo miro sorprendida otra vez.
– Mira mi amor. Esta hinchada de nuevo y me duele. Necesito tu ayuda mi pequeña enfermera. Luego te regalaré algunos dulces.- le prometí acercando mi verga a esa nena. Ella la tomó con sus manitas abrió su boquita y comenzó a chuparmela como solo ella sabía.
– Ohhh… muy bien mi amor. Así no me dolerá tanto. Muy bien.- digo distraído por el éxtasis provocado por esos pequeños labios.
La nena inocente, sin tener idea que la estaba engañando, continúa feliz su labor dándole tratamiento a ese miembro que era un juguete más para ella.
– Sana sana…- dice Mery inocentemente acariciando mi verga.
– Así es mi vida. Gracias a ti va a sanar.- le respondo.- Eres una buena niña.- digo volviendo a colocarsela en su boquita.

Era muy bizarra la imagen de esa nena con la boca llena del miembro de un adulto dándole placer y feliz por ello. La tomé de su cabezita y comencé a querer pajearme con su cabezita ocasionando que se quejara. Aparte por un momento mi verga.
– Tranquila mi amor, ya paso.- dije algo nervioso porque parecía asustada.
Pero esa nena llevaba lo mamona en la sangre y al siguiente rato ya estaba yo pajeandome con su labios. Lo intentamos varias veces para que no se ahogara y poco a poco fue aprendiendo a usar esa boquita. Ya sin ningún pudor y con los pantalones abajo jadeaba sin contenerme por el placer de esos labios y esa mirada inocente que me daba con mi miembro en su boquita estaba para morirse y resucitar varias veces.
– Resiste mi amor …. Ahorita..( jadeo) ahorita te boto …(jadeo) ahorita te boto la leche…( jadeos)… Ahi te va…Ohhh….-y me corrí en su boquita por primera vez. Borbotones de semen inundan la boquita de Mery.
La niña se apartó por un momento botando mi semen por el suelo. Obviamente extrañada por el hecho de que se lo haya botado en su boquita.
– ¿Que es esto?- preguntó.
– Es mi leche, mi amor. Cuándo la boto significa que estoy feliz. Yo estoy feliz porque no me duele ya. Gracias a ti preciosa.- digo acariciando su cabezita. Nos limpio a ambos y me subo los pantalones. Saco una bolsa de caramelos – Toma mi amor, te lo has ganado bien.
– Siii- dijo contenta Mery. Abrí la puerta y la dejé salir.
– Disfruta tu premio.- dije desde la puerta observando como se iba.

Cada vez que iba al orfanato llamaba a Mery para que se acercara a mi tópico y así vaciarme en su boquita de ángel. Muy pronto intentaría avanzar algo mas con ella.
Llego otro lunes y eso significaba otro encuentro con Cindy. Esa dulce nena de 5 añitos.
Durante sus visitas a mi tópico “jugábamos” con el estetoscopio mientras yo le ponía mi verga en su entradita y me hacía una paja tremenda
Pero no me conformaba con eso. Quería penetrar a esa niña y gozarla como es debido, pero había un problema, después de examinarla me di cuenta que sería muy arriesgado intentar algo por su vaginita a su edad y tamaño. Era muy probable que sufriera algún tipo de daño. Fue entonces que me dedique a entrenar su otro huequito.
– Hoy vamos a intentar algo nuevo Cindy- digo luego de cerrar la puerta y sentar a Cindy en la camilla.- Primero necesito que te quites tu ropita.

La niña ya acostumbrada obedece mi orden y rápidamente queda tal como Dios la trajo al mundo. Aprovecho la revisión manual para manosear sus pechitos. Lamo sus pequeños pezones mientras ella rie, asi es Cindy, dulce e inocente no se da cuenta que algo anda mal con la revisión.
– Ahora Cindy. Echate en la camilla.-ordeno y la niña obedece.- De espaldas preciosa. Exacto. Ya estas lista.- Empiezo a masajear esas dulces nalguitas.
-Asi esta bien, que linda eres Cindy.- digo aun masajeandola. Saco un frasco de lubricante que tenia y empiezo a echarselo en su anito.
La nena se aparta por un momento.
-No pasa nada Cindy, es solo jabon.
-Para que?- pregunta ella.
-Para lavarte aqui atras, tontita.- dije señalando su anito.

Sigo esparciendolo alrededor y en su anito. Incluso llego a meter un dedo a lo cual reacciona la nena.
– Tienes que dejar que te limpie tu huequito Cindy.- le digo como quien le explica un niño algo simple de entender.- Asi podre empezar la preparacion para ponerte la inyeccion.
– Inyeccion?.- pregunta con miedo Cindy.- No.
-Si Cindy. Es necesario, ya no podemos esperar. Han pasado semanas.
-No.- repitio Cindy aun con miedo.
-Si. Si no te pongo la inyección te pueden pasar cosas feas, horribles. No querrás que te pase algo así, no?
– No.- respondió no muy convencida.
– Te prometo que no dolerá mucho… Abre tus piernitas mi amor- le digo con una sonrisa.
– Así?- pregunta ella abriendo sus piernitas de par en par.
– Si. Asi mi amor. Que obediente eres.
Saco el consolador de la anterior vez y empiezo a presionarlo contra su anito.
La niña rápidamente reacciona y quiere apartarse pero yo no la dejo ir.
– Venga no te apartes. Si lo haces luego te dolerá peor.
-Pero…
– Si no me obedeces le diré a Sor Margot que no me ayudaste y te castigará por no hacer caso al doctor.

Cindy se resigna y me deja continuar. Poco a poco se empieza a extender su anito.
Sin embargo no resulto tan fácil. A duras penas logré abrir su agujerito entre sus quejidos y mi impaciencia por penetrarla, pero ya era tarde como para continuar.
-Bien. Por el momento nos quedaremos ahí. Continuaremos la siguiente vez.- le dije despidiéndola. Le di una paletita como siempre y se marchó.
En las siguientes sesiones Cindy parecia adaptarse con facilidad a su “preparacion”, es mas por momentos solia gustarle. Logre introducir el consolador hasta un punto aceptable. Me costo mas trabajo que con Anita ya que Cindy acababa de cumplir 5 años mientras que la primera ya casi bordeaba los siete, era obvio que en estos casos un año puede ser vital en el tiempo que tarda en adaptarse, como lo comprobe ahora. Podria seguir preparando a Cindy pero decidi que ya era tiempo de gozar a esa nena, pronto acabaria mi tiempo en el orfanato y quizas ya no tendria acceso a Cindy.

Era otro lunes y Cindy como siempre llego acompañada por una monja.
Inmediatamente la monja se fue ayude a desnudarse a Cindy, estaba impaciente por poder penetrar a esa nena.
-Ponte sobre la camilla Cindy.- ordeno y ella obedece. Comienzo con la lubricacion de su anito, el cual despues de un rato esta listo para recibir a la bestia que se oculta en mis pantalones.
-Ya estamos listos para el gran momento.- le digo. Rapidamente me aparto a un rincon me quito los pantalones y los pants, nuevamente sale la bestia que ya siente el olor a nena muy cerca. Trato de cubir mi ereccion con la bata y salgo a donde se encuentra Cindy.
-Vas a tener que ser una niña muy valiente. Yo se que lo vas a ser.-digo acariciendo su cabello.-Voy a sujetar tus brazitos Cindy. Todo ira bien.
Cindy no contesta, seguro aun asustada por lo que pueda pasar. Lentamente empiezo a colocar mi verga sobre sus nalguitas, suavamente las golpeo con mi miembro como jugando con ellas, pero lo que quiero es sentir con mi miembro esos lindos cachetitos con los que llevo semanas soñando.
– ¿Que eso?.-pregunta Cindy extrañada queriendo voltear a ver, pero le impido que voltee.
– No puedes ver. Es una aguja especial que tenemos los doctores para que no te duela tanto. Sin eso quien sabe cuanto te doleria. – le miento descaradamente confiado de su inocencia.

Sigo jugando colocando mi verga sobre su rajita y pasandolo entre su rajita y su ano.
– Cosquillas. Se siente como el…-dice Cindy.
– Sii…como el termometro, pero te digo que es una aguja especial.- respondo.-Vamos a ponerte la inyeccion Cindy..
Coloco mi miembro en la entrada de su anito y empiezo a presionar con suavidad primero queriendo sentir el contacto con Cindy. Ella no reacciona aun, pero cuando empiezo a querer seguir avanzando empieza a quejarse un poco.
-Auchh, duele.- se queja Cindy.
-Lo se Cindy- respondo con la excitacion a mil por el contacto con esa nena.
Poco a poco sigo la penetracion de esa niña que una vez con la mitad de mi miembro dentro empieza a lloriquear. No dire que soy un superdotado, pero tengo un miembro intermedio a mi parecer, en estos casos si lo fuera seria mucho mas dificil penetrar a Cindy y las demas.
-No , no…-llora Cindy.
-Tranquila Cindy…. ohhh.. ya casi…. ya casi te entra todo…- respondo entrecortadamente, ido por estar penetrando a una nena a tan tierna edad.- Ya esta todo. Resistelo mi vida…

La niña lloraba totalmente abierta por su anito mientras yo la tomaba de los brazos para que no se moviera.
-Shhh, ya va a pasar el dolor, ya esta la inyeccion Cindy… Pronto no sentiras dolor.- decia en un intento de calmar a la nena pero al parecer no funcionaba.
Totalmente resuelto a no ocasionarle un daño grave decidi sacar mi verga un poco, pero el querer penetrar a esa nena me supero y volvi a penetrarla, volvi a sacarla dando como resultado que me la empezara a follar mientras ella sollozaba.
-No.-gemia la niña.
-Ya va a pasar el dolor preciosa.- repetia cuando escuchaba eso de ella.- Ya no te dolera. El doctor esta haciendo su … trabajo.. ohh.. tienes que dejarme ponerte la inyeccion.

Estuve penetrando a esa niña por unos minutos hasta que decidi cambiar de posicion, ahora yo iba sentado y la tenia agarrada de su pequeña cintura. La levantaba y controlaba la velocidad de la penetracion.
-Muy bien Cindy, debes ser obediente con el doctor.- le decia mientras ella seguia sollozando aunque menos que antes.
La niña no respondia solo se dejaba llevar. Era como una muñeca, que se dejaba guiar como un titere. Ya pasado los minutos ya no lloraba pero si moqueaba, aparentemente resignada por la situacion.
– Muy bien Cindy. Las niñas buenas no lloran.- le repetia, animandola, pero ella no me respondia.
Cuando ya no aguante mas , voltee a la nena y me comenze a pajearme en su espaldita.
-Muy bien , quedate ahi. Ya voy a acabar.- le dije apuntando a su espaldita.- Ya te voy a botar la leche por ser una buena niña y obedecer al doctor.

Finalmente termine corriendome en su espaldita de la nena.
– Ohhhh- dije corriendome. Me limpie mi verga en su espaldita. Aun con la excitacion le di una nalgadita a Cindy diciendo: muy bien Cindy ya hemos terminado con la inyeccion.
Poco a poco la niña parecia recuperarse. Aun sollozando se sento en la camilla.
Comenze a limpiarme y ponerme los pantalones. Regrese a limpiar a la nena que esperaba sin aun saber que hacer. Termine de limpiarla y comprobar sin aun le dolia algo.
– Aun te sigue doliendo la colita Cindy?- pregunto.
-Un poco.- responde timidamente Cindy.
-Has sido muy valiente Cindy, has soportado la inyeccion. Toma una paleta.- le ofrezco.

Aun con una mirada triste me mira y dice.
– No me gustan las inyecciones.
-No te preocupes, ya se termino. A partir de ahora cuidate para que no tengas que tener otra inyeccion.
La niña se retiro mientras yo la despedia pero no volteo apenas salio de mi oficina.
Decidi no volver a llamarla, francamente me da pena no poder disfrutar otra vez de esa nena, pero no siempre las cosas salen bien. Me parece que cometi errores y creo que no seria prudente forzar mas la situacion ya que podria terminar delantandome. Si bien vi miedo en sus ojos tambien vi alivio cuando le dije que no tendria que pasar lo mismo asi que decidi dejarlo ahi.
Que mas da, como dije no siempre se puede ganar.

Es viernes una vez mas, lo que significa que otra vez estoy donde Sofi. Ambos estamos en su cuarto desnudos sobre su cama esperando recuperarme para volver a penetrar a esa nena mientras ella juega con mi verga lamiendola para que vuelva a tener su grosor normal.
-… y luego la mama de Romina nos llevo a la feria y…- me contaba mientras pasabamos el tiempo. A Sofi le gusta contarme sus cosas y yo la escucho con paciencia sabiendo que a ella le gusta tener a alguien que la escuche ya que su mama y su prima no le hacen mucho caso en la casa.
Me iba contando sobre sus citas de juego con su amiguita Romina.
– Tengo una foto de ese dia, te la enseño papi?- me pregunta con tono infantil
– Bueno…- digo vagamente.

Ella busca la foto y me la muestra. La imagen muestra a Sofi feliz con otra niña a su costado… Romina.
Pensamientos nada puros llegaron a mi mente asi como otras cosas mas.
-Papi?- pregunta Sofi.
-Emm… si, te ves preciosa Sofi.- respondo aun aturdido. -Tu y sobre todo tu amiguita.- murmuro para mi.
-Papi, ya esta listo.- dice inocentemente Sofi tomando mi verga con sus manitas. Se me habia parado al ver a esa nena de la foto.

Otra vez procedo a echarme sobre la cama y disfrutar de esa mamoncita llamada Sofi, aun pensando en Romina e ideando como podria entrar en contacto con ella. Pero eso, eso sera motivo de otro relato. Hasta entonces.

Leave a comment