Confesiones del Padre Arturo: El orfanato IV

Cuarta parte de la saga….

No faltaba mucho tiempo para terminar mi tiempo de servicio en el orfanato, así que muy pronto debería retirarme de ese lugar. Las cosas transcurrieron con normalidad, hasta unas 2 semanas antes de retirarme recién sucedió algo nuevo.

Cinthia como recordarán es la amiga de Mery y siempre ha cuidado de ella en el orfanato. Podría decirse que es como una hermana mayor para Mery. Sin embargo había una familia muy interesada en Cinthia y decidieron adoptarla, lo cual quizás me favorecía ya que era la mas desconfiada de las dos, pero para Mery fue duro desprenderse de su amiga. Las monjas me contaban que ya no comía con facilidad y yo la veía deprimida tanto que cuando las monjas la llevaron conmigo para ver si tenía algo malo yo recomendé llevarla con un médico para comprobar su salud. Yo sabía que ella no tenía nada médico pero era una oportunidad para no desaprovechar. Tener a Mery bajo mi cuidado durante unas horas era la oportunidad para realizar lo que venía planeando.

Ese día la esperaba junto al auto mientras Sor Margot la traía de la mano.
– Pues así sin comer irás.- le decía Sor Margot con enojo.
– Sucedió algo?- pregunto.
– De nuevo no quiere comer la niña. Ya es problema suyo, Arturo.- dijo y se retiró aún de ánimo irascible. Realmente no aguantaba pulgas Sor Margot.
– ¿Porque no subes Mery?- digo abriendo la puerta del vehiculo y Mery sube al auto callada. Cierro y subo en la parte del conductor mientras Mery permanece a mi costado. Enciendo el auto y emprendo la marcha.
– ¿Sabes a donde vamos, Mery?- pregunto.
– Al doctor?- pregunta con desánimo.
– Pues no.- respondo con una sonrisa.- Los doctores son aburridos. No te parece?

Mery me mira callada, evidentemente curiosa por saber nuestro destino.
En minutos de haber entrado en la vía principal me desvío del camino y llegamos a un centro de comida rápida. Mery mira a través de la ventana el lugar.
– Ya que no comiste nada antes de venir aquí, podemos comer algo mejor que la comida del orfanato.
Entramos en el lugar y ordené para ambos. Con Mery más animada comimos . Mery obtuvo su regalo de su cajita.
– Te gusta?- pregunté una vez saliamos del lugar. Ella respondió con una sonrisa:
-Si.
– Pues bien aun no acaba nuestro paseo.- respondí mientras volvía a conducirla al auto. Subió y en el momento de ponerle el cinturón fingí ajustarlo y así manosear sus pechitos sin formar. Ella no dijo nada ya que distraida no pensaba que habia algo de malicia en mis tocamientos.
– Ahora … Vamos a ir a divertirnos- le dije sin dejar de sonreír.
– A donde?- pregunta Mery.
– Ya verás te vas a divertir. Confía en mí.- respondí.

Llegamos a la feria que estaba al centro de la ciudad. Bajamos y desde el comienzo Mery se emocionaba con cada juego y cada atracción a la que subíamos. Subimos a muchas atracciones. Mi plan era animarla y terminar de ganarme por completo de su confianza.
Para no despertar sospechas mi idea era decir que era una sobrina mia, aunque a decir verdad era muy distinta a mi, ella era una pequeña muñeca de cabello rubio con rostro angelical y opacaba a cualquier niña de su edad con la que se comparaba.
Una vez estabamos por irnos le compre un helado para el camino. Subimos y encendi el auto.
– ¿Te gusta tu helado, Mery?- pregunte ya en mi asiento.
-Si.- responde contenta ella.
– Muy bien.- respondo sonriendo y acaricio su cabello, luego paso mi mano por su pechito. La verdad es que estaba muy caliente con Mery y buscaba excusas para manosear a esa niña- Procura no mancharte si?
-Si.- responde.
– ¿Que te parece si vamos a ver TV?.-pregunto mientras emprendo la marcha.
– Siii.- responde feliz.
-Muy bien.- contesto feliz y conduzco con direccion al departamento.

Ya en el lugar logro estacionarme muy cerca del lugar. Espero un momento mientras Mery mira curiosa.
-¿Donde estamos?-pregunta Mery.
– Donde vinimos la ultima vez a ver TV, te acuerdas como debes entrar, no?- pregunto.
-Si.- responde ella. Mery baja del auto cuando no pasaba nadie cerca y entra al edificio. Tuve suerte que ese dia no hubieran los tipicos vecinos que esperaban en la puerta, sino quizas no hubiera estacionado tan cerca.

Sigo a Mery al interior del lugar y logro alcanzarla en la puerta del departamento. Abro la puerta del lugar e ingreso con Mery, cierro la puerta con llave.
Prendo la tv y pongo un programa infantil que guarde en la grabadora. Mery rapidamente se engancha a mirarlo mientras yo voy preparando algunas cosas.
Saco mi portatil de la mochila y conecto el televisor con el portatil para que la imagen del portatil salga en la pantalla. Aun no cambio el modo y mientras Mery se entretiene mirando el programa.

El programa infantil que puse llega a una parte donde invita a los niños a jugar con el imitando ciertas escenas. Por seguridad no daré detalles de este programa.
– Te gusta el programa Mery?- pregunto sentándome a su lado.
– Si.- responde contenta mientras la abrazo por el hombro. Momento en el cual voltea a mirarme y yo cambio la modalidad de la pantalla y ahora muestra el video de mi portátil.
– Vamos a jugar lo que nos muestran.- digo señalando la pantalla. En el video sale una pareja que se empieza a desvestir. Evidentemente el video era una porno que yo estaba colocando en la pantalla.
– Mira Mery, primero debemos quitarnos la ropa.- le digo en tono infantil y una sonrisa. Comienzo a levantar su vestidito y quitárselo de una vez. Había deseado verla en braguitas otra vez y la vista de esa niña tan hermosa de cuatro añitos era para tener un infarto.

Me desvisto también al punto de quedar solo en pants. Finalmente llega el momento en el cuál le empiezo a bajar sus braguitas. Ella solo mira curiosa por saber que juego divertido haremos, no entiende que en mi mente solo está el pensamiento de gozar de ella de una vez, de esa pequeña muñeca. En el video el tipo comienza a darle sexo oral a su novia.
– Mira Mery, ahora debes echarte sobre el sofá.- digo señalando la pantalla.

Ella se echa en el sofá obediente y yo la tomo de sus piecitos, abro de par en par para poder apreciar esa rajita con la que he soñado y deseado volver a sentir. Mery aun me mira curiosa por saber que pienso hacer.
– Vas a ver que te va gustar Mery.- digo agachando mi cabeza hacia su panochita. Procedo a lamer esa rajita tan deseada por mí. Inmediatamente Mery ríe y quiere apartar mi cabeza. También logro sentir ese olor característico de niña, una de las razones para no bañarla antes es poder sentir esa aroma.
– Cosquillas.- logra decir entre sus risas.
– Si, Mery, cosquillas. Cosquillas!- repito y vuelvo a lamer y ella vuelve a reir feliz. Es un juego para ella, sin tener idea que estaba experimentando su sexualidad a tan tierna edad. Continúo con los juegos mientras masajeo sus pequeños pezones.
– Nooo- dice Mery sin aguantar la risa, pero no me detengo y continúo lamiendo su panochita. Poco a poco ya empieza a dejar de reírse y concentrarse en lo que empieza a sentir ahi abajo.
– Te gusta Mery?- pregunto levantando un momento la vista hacia Mery. No responde de inmediato asi que insisto.
– Si.- responde ella algo aturdida por las sensaciones en su pequeña rajita.

En la pantalla la escena cambia por una en la cual la pareja comienza a follar. Entonces me levanto y también intento parar a Mery. Ella no quiere levantarse aún.
– Lo que estaba haciendo…- alcanza a decirme, una clara muestra de que no quería que interrumpiera el tratamiento que le daba a su panochita.
– Si, Mery. Vamos a continuar con eso después.- le digo mientras la obligo a parase. La obligo a darme la espalda y es cuando finalmente me quito los pants y libero mi verga ya erecta. No resisto mas y abrazo a Mery desde atrás con fuerza. Inmediatamente siento esa piel tan suave de niña que enloquece a cualquier hombre. Balbuceando frases apenas audibles le aprieto mi verga contra su espaldita.
– Así Mery, ahora yo también me estoy divirtiendo.- balbuceo.

Mery intenta por un momento retirarse pero no se lo permito ya que aún quiero restregar mi verga sobre su espaldita.
– No te muevas aún- alcanzo a decir.- no ves que en la tv estan haciendo lo mismo. – le reprocho como si ella hubiera hecho algo malo, mas por la excitación que por tener planeado algo.
Mery se resigna y me deja continuar restregando mi verga en su espaldita. Por momentos me aparto y sacudo mi verga en su espaldita. Ella aprovecha para querer apartarse pero la tomo del brazo y vuelvo a abrazarla.
– Ven, no te muevas Mery. Ya te dije que debemos obedecer lo que hacen en la pantalla.- le digo al oído a Mery que vuelve a resignarse a mis tocamientos que son a todo su cuerpito de forma descarada y sin ningún pudor de por medio. Por momentos intento besar a la nena pero ella inexperta al comienzo se aparta. Sin embargo yo insisto y busco el contacto con su lenguita. Poco a poco la nena comienza a responder torpe pero con intención de querer buscar el contacto entre ambos. Como les dije Mery es una niña muy precoz.
– Muy bien Mery.- le digo con voz de quien la felicita por haber hecho algo bueno.- Aprendes rápido. – digo mientras continúo dandole besos por debajo de su cuello. Era tan preciosa de pies a cabeza que me daban ganas de besar cada centimetro de su cuerpo. Realmente hasta ese momento era la niña más linda a la que había logrado hacerle esas cosas.

En ese instante la pareja de la pantalla cambia de posición y la mujer comienza a chuparle la verga al tío. Inmediatamente suelto a Mery y la dejo a un costado mientras sujeto mi verga.
– Esta grande otra vez.- señala sorprendida de manera inocente Mery.
– Asi es Mery. Se ha hinchado otra vez y me duele.-le digo. Me siento en el sofá y la llamo:- Ven Mery necesito que me bajes la hinchazón.- digo tomándola del brazo y la arrodillo colocándola en frente de mi verga. Mery obediente procede a tomar mi miembro con sus manitos y con su boquita comienza a darme esas mamadas que solo ella sabe darme. Se ha hecho con el tiempo una experta chupandome la verga.
– Muy bien cariño… – le digo acariciando su cabezita animándola a continuar.

Por momentos Mery volteaba a mirar la pantalla e imitaba lo que hacía la mujer. Al punto de que por un momento me quiso hacer una paja muy fuerte.
– Auchh …Cuidado, no lo aprietes mucho.- me quejo y ella sonríe porque a pesar del dolor también se sintió bien, lo que ocasionó que lo dijera riendo.
Terminé haciendo un esfuerzo para contenerme y no acabar ya que aun deseaba hacerle más cosas a esa niña.

En la pantalla la pareja se disponía a volver a follar.
– Ahora Mery vamos a continuar- digo apartando mi miembro de su boquita.
– Pero aún no ha sanado.- alcanza a decir Mery.
– Si. Pero voy a enseñarte otra forma de curarlo que es mas divertida.- digo mientras la cargo y coloco echada en el sofá, boca abajo. De la mesita tomo un pequeño frasco de lubricante y lo esparzo en sus nalguitas.
– Quedate así, esto solo es jabón- le digo volviendo a ponerla en esa posición ya que quería levantarse.- Así como estás es perfecto.- digo moviendo mi verga y colocandola encima de sus nalguitas. Inmediatamente empiezo a restregar mi miembro entre sus nalguitas.
– ¿Que haces? – pregunta Mery inocentemente.
– Ya te lo dije. Estamos imitando lo que hacen en la pantalla. ¿No te gusta?¿No te divierten estos jueguitos?- pregunto aun con la verga en la brecha de su tierno culito.
– Si.- responde Mery respondiendo a mi sonrisa.
– A partir de ahora jugaremos muchas veces.- le digo mientras sigo restregando mi miembro a esa niña que parece una pequeña muñeca de pelo rubio suelto manipulada por un adulto que la goza sin pudor mientras ella piensa que todo no es más que un simple juego inocente.

En la tv cambia la escena a una en la cual la pareja empieza a follar de costado.
– Ven.- digo levantando a Mery y colocándola de costado mientras yo me echo también de costado a espaldas de ella. Esparzo un poco más de lubricante en su panochita preparándola para lo que viene. Coloco mi verga debajo de su rajita y hago que me la apriete cerrando sus piernitas.
– Ohh… Ahora Mery. Cierra bien tus piernitas y dejame el resto a mi. – le digo al oído mientras aprovecho para darle un beso.
Inmediatamente comienzo a moverme haciendo el movimiento como si follaramos, pero simplemente se la estaba restregando debajo de su panochita. Aún así era una sensación de éxtasis inimaginable hacerle eso a una niña de 4 añitos (casi 5) cuya piel tan suave me tenía enloquecido.
– ¿ Que tal.. se siente… las cosquillas, Mery?.. Bien?- pregunto con la voz entrecortada de placer.
– Si. – responde Mery.
– Te gustan? Te gusta jugar conmigo Mery?- pregunto .
– Si. Me gusta jugar.- responde Mery aun concentrada en el placer que experimentamos por el roce de mi verga y su panochita.
– De eso se trata mi vida. Que a ti te guste.- respondo aumentando la velocidad de mis embestidas. – Porque eres mi niña especial… Voy a jugar solo contigo… Ohhh.- momento en el que no resisto mas y me corro manchando la mesita que estaba cerca y la al alfombra.
– Ya salió la leche.- dice Mery inocente al verme eyaculando. Aflojo mi abrazo a Mery por la relajacion del orgasmo y ella se para y observa curiosa los restos de mi corrida sobre la mesita.
– Ahh… Si, Mery. Ya bote la leche, pero aún me ha quedado un poco mira.- digo sentándome de nuevo y mostrándole mi verga aun con restos de mi semen.- Ven y termina de limpiarlo como una buena niña. Anda.

Mery se acerca y empieza a limpiar con su lenguita los restos de mi corrida mientras me mira a los ojos. Siempre esa vista me excita, ver a esa niña con una verga muy grande para sus manitas. Levanto la vista y miro el reloj, ya era muy tarde!
Inmediatamente salgo junto a Mery con dirección al baño para limpiarla.
– Nos hemos demorado Mery. En el orfanato nos deben estar esperando.- le digo mientras termino de vestirla. – Otro día volveremos a jugar. Si?
– Si.- responde Mery.

El viaje de regreso no duró mucho y logramos llegar al orfanato sin problemas. Es mas durante el recorrido en el auto nos gastamos bromas infantiles con Mery, todo parecia ir bien y no se le veia que pudiera verse afectada por lo que hicimos.
Logré excusarme con las monjas en cuanto a la demora, aunque la verdad es que con tantos niños no les importó mucho.

EPILOGO DEL ORFANATO

MI tiempo en el orfanato no duro mucho ya que como dije mi apoyo era por un tiempo determinado, llego a su fin una semana despues y volvi a la iglesia a apoyar en las labores al Padre Eugenio. No obstante eso no significaba que no viera mas a Mery, ya que iba al orfanato de vez en cuando, claro, siempre que hubiera una excusa. Mery le habia cogido el gusto a nuestros juegos y yo estaba feliz por poder hacerle esas cositas a esa nena. Mi idea era que aprendiera del sexo poco a poco ya que la queria mucho y no deseaba que sufriera una mala experiencia producto de mi impaciencia, ademas… aun tenia a otras 2 nenitas para satisfacerme…

Las clases dominicales se reanudaron como siempre despues de dos meses de para. El Padre Eugenio seguia atareado pero al regresar pude apoyarlo.
– Arturo, hay una niña en el salón domimical.- me dice el Padre Eugenio entrando en mi habitación mientras yo leía algunos libros en el escritorio..
– Si, es Anita. Una niña de la escuela dominical, sus padres suelen tardarse en venir a recogerla y creí que podía esperar ahí.- contesté. El padre aún no se retiraba de la parroquia, de seguro habia tenido un contratiempo y por eso le dije a Anita que se quedara leyendo algo en el salón.
– Ya veo. Pero no somos guardería, al menos no los domingos.- dijo.- Estas estudiando?- añadio al mirarme con atención.
– Asi es Padre-.afirme.-He terminado de arreglar todas las cosas en la parroquia.- añadí.
– Ya veo… Podrías leer en el salón? No quiero que por curiosidad o algún motivo ella rompa algo o salga de ahi. – preguntó.
– Supongo que no hay problema.- digo fingiendo una mezcla de resignación y afirmación. Lo ideal hubiera sido decirle que era una niña tranquila y que no habría problemas, pero pensé que mejor sería obedecer.

Al llegar al salón la encuentro leyendo un libro que le preste. Empezamos a leer ya que con el padre aquí no quería correr riesgos. La había instruido para que nos comportaramos de manera normal frente a extraños.
– ¿Porqué?- me pregunta inocentemente Anita después de explicarle lo anterior.
– Porque a Diosito no le gusta que lo sepan los demás. Es una cuestión de fé. Debemos creer en él. – le respondo con voz solemne lo que impresionó a Anita. Después de eso no tuvo mas objeciones. Si algo debo reconocerle a sus padres es que criaron a una niña obediente y dócil.

Se abre la puerta e ingresa el Padre Eugenio con prisa.
– Arturo, debo salir ya. Asegurate de cuidar el lugar.- dijo con rapidez.
– Pierda cuidado Padre.- respondo mientras el padre sale con prisa y se escucha momentos después el sonido de la puerta principal abrir y cerrarse.

Me siento al costado de Anita.
– Creo que aun nos queda un poco de tiempo antes de que lleguen tus papitos.- le digo al oido mientras manoseo su caderita con una mano, con la otra abro su entrepierna y masajeo su panochita por encima de sus braguitas.- ¿Que dices si vamos a mi habitación?- Anita sonríe mientras la levanto en brazos y la llevo a nuestro lecho de amor.

Mientras me culeo a esa niña de 6 añitos (ya casi 7) por enésima vez pienso en cuanto placer me han dado esas nalguitas y preguntandome si podría follarla vestida de caperucita roja, su disfraz para la actuación de su colegio, apuesto que se vería muy linda, no sería muy difícil conseguir el vestido y el lugar ya que ella asiste al colegio parroquial. Voy formando la idea en mi mente de como cumplir ese fetiche que se me acaba de ocurrir, pero eso … eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.

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