Confesiones del padre Arturo: Sofi I

Empezamos con Sofi…

Un día me encontraba limpiando la capilla después de una misa entre semana cuando se me acerco el Padre Eugenio.

-Arturo, tengo que salir, tengo unos asuntos urgentes, dile a los fieles que vengan, que no abriré el confesionario.
-No hay problema Padre, yo me encargo.- respondí. El Padre Eugenio se marchó y yo quede limpiando el lugar, solían venir muchas personas a confesarse a cualquiera hora del día.

Excepto cuando se ponía un cartel en las verjas de la entrada. El Padre se sentía culpable de haber hecho creer a los demás que yo era un sacerdote, si bien alguna que otra vez que el padre no tenía tiempo yo le ayudaba no me dejaba tomar las confesiones. Iba ya mismo a colocarlo cuando en la puerta ingresa una señora con una niña que no debía de pasar mucho que entro en la primaria. Era una señora llamada Carmen, una mojigata de las que siempre hay en todos lados. A su lado su niña de pelo negro en coletas se veía aburrida.
-Padre Arturo, le traigo a mi hija para que se confiese con el Padre Eugenio.- dijo ella.- Se ha portado muy mal, rompió un jarrón cuando jugaba con su prima y se negó a hacer su tarea. Quisiera que él le hablara para que sepa que debe temer a Dios. No sé qué más hacer para corregir a esta niña.
– Lo siento… El Padre no… – me detuve pensándolo mejor.- No se preocupe, hermana. Sé que el Padre Eugenio podrá hacer progresos con ella.- le respondí.

Inmediatamente abrí la puerta de la parroquia y les deje pasar hasta las bancas.
-La niña puede entrar en el confesatorio. Iré a avisar al Padre Eugenio.-le dije.
-Vamos Sofía.- le dijo tirándola del brazo.
-Lo siento señora Carmen, la niña deberá ingresar sola. El Padre Eugenio no le gusta las confesiones grupales aun si son con niños.- mentí para que la señora no ingresara. Ella quiso protestar pero le dije que le informaría lo que me dijo al Padre.
-Ven preciosa, vamos no tengas miedo.- le dije llevándole del brazo ya que miraba algo asustada de alejarse de su madre. La hice ingresar al confesionario pidiéndole que esperara.

Inmediatamente yo ingrese al otro lado del confesionario.
-Sofía.- dije cambiando mi voz por un tono algo más ronco.
-Padre- dijo ella algo sorprendida.
-Se me ha informado que te has portado mal, rompiste un jarrón muy valioso y no hiciste tu tarea. ¿Es eso cierto, Sofía?- pregunte endureciendo aún más el tono de mi voz. Mi objetivo era asustar aún más a la niña.
-Si padre.- dijo ella con voz asustada.
-¡Lo que hiciste es algo muy malo!- exclame.- A Dios no le gustan las niñas maleducadas, Dios las envía al infierno lleno de demonios y pecadores. El infierno es el lugar más horrible que te puedes imaginar.
-Pero Padre…- dijo ella empezando a llorar.
-Pero nada.- dije Al ver que seguía llorando decidí bajar un poco el tono de mi voz.- Explícame entonces porque hiciste esas cosas.
-Estaba persiguiendo a mi gatito Michi…-dijo secándose las lágrimas.- y por accidente se rompió el jarrón.
-Ya veo, pero tengo entendido que vives con tu mama y tu prima.- dije.- ¿Dónde estaban ellas?
-Mi mami… se va al… trabajo y mi prima sale con sus amigas el viernes.-dijo algo más calmada.
-¿Tu prima se va dejándote sola?- pregunte- Eso está mal. ¿No le dices a tu mami que ella te deja sola?
-Mi prima me pega si se lo digo.- respondió ella.- Sale todos los viernes por la tarde con sus amigas.

La idea de una niña solita en su casa era algo como para no desperdiciar.
-Muy bien Sofía, he decidido que voy a interceder por ti ante Dios. Pero para vigilar mi perdón hacia ti he dispuesto que el padre Arturo te vigile cuando no este tu mami ni tu prima, solo así sabré que te portas bien. Me has entendido? Si no te portas bien Diosito te castigara enviándote al infierno con los demonios. No te escucho Sofía, Me has entendido?
-Si padre.- respondió Sofía.
-Debes dejar pasar al padre Arturo, si no lo haces me enojare contigo Sofía. No le digas de esto a nadie o de lo contrario Dios ya no te perdonara. Puedes irte.- termine.
La niña salió del confesionario y fue donde su madre, inmediatamente me les uní para escoltarlas a la salida.
Las seguí de lejos mientras ellas se dirigían a su casa. Resulto que la señora Carmen vivía en una quinta que no era muy transitada, de hecho los vecinos raramente salían y más permanecían dentro de sus casas.
El viernes se demoró en llegar, ese día me desvié de mi camino a la universidad y llegue a la quinta de la señora Carmen, enfrente de la quinta había una tienda donde decidí comprar una bebida mientras esperaba.

Paso media hora de mi espera cuando dos chicas llegaron en la entrada de la quinta, de la casa salió la que debía ser la prima de Sofía, se saludaron y se fueron con rumbo desconocido. Mire alrededor por si había alguien y me acerque a la quinta, camine normalmente hasta que estuve seguro que nadie más pasaba e inmediatamente me acerque a la puerta de la casa y toque, paso unos momentos que temí que alguien saliera de su casa y me viera ahí en la puerta de esas casa.
Tras unos instantes en los que casi se me para el corazón por fin se abrió la puerta de la casa y entre lo más rápido que pude. La sala no era muy grande y estaba lleno de cosas, no me extrañaba que la niña hubiera roto el jarrón. Voltee la mirada y encontré a la niña que estaba vestida solo con un vestidito morado, debido al calor ya que en esa época el verano era algo sofocante.
-Hola Sofí- le dije.- he venido para que no te aburras solita en casa. También voy a ver que no hagas nada malo como le prometiste al Padre Eugenio. ¿Entendiste?
-Sí, Padre.- respondió Sofía.
Al comienzo Sofía estaba algo tímida, pero poco a poco fui ganándome su confianza. Sofi era una niña muy alegre, le gustaba jugar con sus muñecas y cuando pasaba por la sala su gato Michi, ella quería acariciarlo, sin embargo el animal no se dejaba alcanzar y ella al ser pequeña no lograba alcanzarlo. Por mi parte a mí me fue más fácil atrapar al sinvergüenza y lo sostuve a mi lado.
-Mira al gatito Sofi, ¿Quieres acariciar a Michi, Sofi?- pregunte.
-Si- dijo ella contenta, tratando de acariciarlo.
-Ven nena, siéntate aquí y acariciémoslo juntos.- le dije sentándola sobre mi miembro.

El contacto con esa niña provocó rápidamente una erección, aparentemente ella con ganas de acariciar a Michi no se había dado cuenta de nada.
-Porque no vas por su juguete de Michi, ve Sofi.- le dije.
Ella rápidamente fue al otro cuarto a buscarlo, mientras yo preparaba mi plan, había traído un jarrón con la excusa que repondríamos el que rompió ella, ate un pedazo de hilo de pescar a un extremo y otro a un dedo mío.
Sofi regreso con el juguete de Michi, casi no lo logro a tiempo ya que tuve que volver a atrapar al condenado gato. Seguimos jugando con Michi sin soltarlo, hasta que ya no pude contenerme más y decidí que era hora de ejecutar mi plan.
-Sofi, voy a soltar a Michi, pero ten cuidado de romper algo, sobre todo el jarrón nuevo.- le dije
Solté al animal y este empezó a querer escapar de la niña que lo perseguía por la sala. Espere hasta que ella estuviera cerca del jarrón y jale el hilo produciendo que cayera el jarrón y se partiera en pedazos.

-Sofi! Has roto el jarrón, no hiciste lo que te dije. Tendré que decírselo al Padre Eugenio.- le dije fingiendo molestia.
-Yo no fui Padre.- dijo ella asustada.- No le diga al padre Eugenio.
-Lo siento Sofi, has roto tu promesa, Diosito te va a castigar.- le dije duramente.
La niña asustada empezó a llorar.
-Escucha Sofi, no llores, hay una forma aun de que Diosito te perdone.- le dije.-¿Quieres saber cual es?
-Si Padre.-contesto.
-Debemos hacerte una bendición especial. Solo así te perdonara Dios. Estas de acuerdo Sofi?
-Está bien, padre.- respondió.
-Lo primero que debemos hacer es rezar. Tu rezas antes de dormir, Sofi?
-Si, Padre.- respondió.
– Muy bien pequeña llevame a tu cuarto, anda.- le dije dándole una palmadita en su espalda. Sofi me guió por el pasillo hasta un pequeño cuartito decorado como para una niña de su edad. Cerre puerta y cortinas y me arrodille a un lado de la cama junto a Sofi que hizo lo mismo.
-Voy a rezar y comunicarme con Dios, Sofi.- dije.- El me dirá que hacer.

Fingi que hablaba en voz baja rezando mientras la niña me miraba curiosa.
– Muy bien Sofi. Hable con Dios, me pide que para empezar te quites tu vestido.
– Mi vestido?- preguntó desconfiada.
-Si, mi amor. Te acuerdas que los señores se quitan los sombreros cuando entran en la iglesia? Pues esta es una bendición mucho mas especial. Por eso debes quitarte tu ropita, anda hazlo ya no hay tiempo que perder.

Aun dudosa y desconfiada procedio a quitarse solita el vestido sin dejar de mirarme con desconfianza pero también con algo de temor a desobedecer una orden divina. Mientras yo me deleitaba con la imagen de esa niña levantando su vestido dejandolo a un costado y quedandose solo en braguitas. El contemplar esa niña con solo unas braguitas rosas con corazones me puso como un toro, talque a estas alturas me resultaba dificil disimular la ereccion en mis pantalones. Inmediatamente saque una venda de mi bolsillo. Sabia que Sofi era algo mas desconfiada que Anita, asi que decidi no arriesgarme tanto por el momento.
-Vamos a hacer un ejercicio de fe, Sofi. Te cubrire con esto- empeze a vendarle los ojos.- es una prueba de fe para ti, Diosito quiere saber si confias en el… Bien , ya esta, puedes ver algo Sofi?
-No padre, no veo nada.- dijo Sofi.
-Muy bien.- respondi con una sonrisa; me quite la correa, me baje los pantalones y saque mi verga. La acerque a Sofi y tome una de sus manitos.
-Muy bien Sofi, sujetalo.- le dije mientras ponia sus dos manitas sobre mi miembro ya humedo por el liquido pre-seminal.- Mueve tus manitos mi amor, de arriba para abajo suavemente. No sueltes eso.
-Asi Padre?.- dijo la niña mientras manipulaba mi verga.
-Sí, mi vida, ohhhh. Muy bien Sofi, aprendes rapido. No te detengas.-le decia mientras yo disfrutaba de la paja que me estaba haciendo esa niña tan inocente.
-Para que es esto Padre?.-pregunto Sofi.
-Para que podamos…ohh… darte la bendicion mi amor.- respondi entrecortadamente. Ahi estaba Sofi, sin tener idea de estar haciendo algo como eso. Trate de no venirme de inmediato ya que queria disfrutar de esa niña.
-Muy bien Sofi,… eres una buena niña. Ahora abre tu boquita e intenta lamerlo, anda.- le dije descaradamente.
-Lamerlo?.- pregunto la niña.
-Si, mi vida… Yo se que podras…ohhh. Asi…- el contacto de mi verga con la boquita de Sofi fue casi suficiente para venirme. Sofi retiro mi miebro apenas lo probo.
-Tranquila Sofi, Voy a darte caramelos de regalo luego. Anda vamos intentarlo otra vez.
-No Padre, no me gusta.- dijo ella.
-Anda Sofi, no olvides que estas en deuda con Dios. Quieres acaso que el se enoje?.- dije endureciendo mi voz.
-No Padre.- respondio Sofi e inmediatamente se volvio a poner mi miebro en su boca. Queria hacerme una paja con la boca de esa niña ya mismo, pero sabia que no debia arruinarlo y asustarla.
-Si Sofi, asi… haz chasquidos con tu lengua…ohhh…- poco a poco empece a mover su cabezita hacia mi como haciendome una paja

Por momentos lo sacaba por que ella se ahogaba, ensayo y error fuimos intentandolo varias veces hasta que la nena ya se hacia una experta. Asi estaba Sofi, mamando una verga enorme para tan pequeña boquita. Yo por mi parte estaba en las nubes, aturdido por esa paja que me hacia con esa niña y su boca.
-Asi Sofi, buena niña, ya falta poco para tu bendicion…si… aqui viene ohhh!!!.- e inmediatamente me corri en el rostro de la niña que se soprendio al recibir esa abundante venida en su rostro. Fue una sensación única, diferente a cuando lo hice con Anita, no mejor ni peor solo diferente.
-Si.. ahora vas a limpiarlo mi vida. Bebetelo todo.
-Esto sabe raro Padre.- dijo Sofi.- Es como yogurt.
-Si, mi amor ya casi acabamos.- le respondi. La niña termino de limpiarme el miembro y tambien la hice beberse lo que tenia en el rostro, me subi los pantalones y le quite las vendas de los ojos. Saque un peluche de mi mochila y se lo regale a la niña que cuando lo recibio cambio su expresion de desconfianza por alegria. Ya era tarde y no debia abusar del tiempo. Si doña Carmen o alguien me encontraba ahi era hombre muerto.
-Muy bien nena, te gusta tu nuevo amigo?.- pregunte.
-Si, esta muy lindo.-respondio ella contenta.
-Pues te traere otro mas lindo aun la proxima vez mi vida, volvere la proxima semana para jugar, recuerda no hacer nada malo. Entendiste?
-Si Padre.- respondio sonriente mas distriada por su nuevo juguete.
-Eres muy tierna.- le dije- Recuerda no decirle a nadie que estuve aqui. Si tu mami te pregunta por el nuevo juguete di que te lo regalo tu prima. ( Apuesto que no tendra la menor idea y tampoco le importara , si la deja sola en casa para irse a divertir )
-Si. Gracias Padre.
Abandone la quinta y regrese a la parroquia, algo cansado pero satisfecho. Pero no acaba aqui, esto tiene una continuacion, los espero en el siguiente relato, en la segunda parte de Sofi. Hasta entonces.

Agradezco opiniones y saludos.

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