Microrrelatos del Padre Arturo: Katy

Un microrrelato de Katy. Para ensalzar nuestros recuerdos.

Eran ya casi medio año y mientras mis niñas entraron en vacaciones, yo me disponía a rendir los finales de la universidad, por lo cual el miércoles anterior me aguanté de llevar a Katy porque tenía que acabar un trabajo urgente, guardándome para cuando me quedara con Anita el domingo y así degustar a plenitud de esa nenita. Todo ello para darme con la ingrata sorpresa que mi niña tuvo que adelantar su viaje con sus padres por la muerte de su abuelita, de esa forma según me contó una feligresa, la familia estaría 2 semanas fuera de la ciudad.

¡Vaya lío! Aquel domingo me quedé con las ganas de gozar de mi Anita, esperando poder desahogarme con Katy el miércoles, sin embargo ya que su papá la llevó a su ensayo del coro la semana anterior, ahora también quiso hacerlo por lo que mi ayuda no era requerida, dejándome así sin la posibilidad de interactuar con aquella culoncita de 7 añitos. ¡Que eventos tan desafortunados!

Casi al borde del límite por la abstinencia de niñas, entré a la reunión del coro del sábado mientras realizaban sus dinámicas en su aula, para de esa forma acercarme a Katy, sigilosamente.

Hace pocas semanas gracias a sus buenas notas, sus papis le compraban hermosos vestidos y hoy no había sido la excepción… llevaba su hermoso vestido turquesa con que me la cogí hace un par de semanas en aquella capilla. ¡Se me hacía agua la boca por esa nenita!

Cuando el coro pasó al frente para comenzar su dinámica aproveché para sentarme en las bancas a fin de observarles de cerca. Como yo era de la confianza del Padre Eugenio y el resto de misioneros, nadie se extrañaba de verme entrar a sus reuniones ni saludar a l@s pequeñ@s que participaban.

Cuando acabaron su primera dinámica y regresaron a sus asientos, Katy y su amiguita Sol se dirigieron hasta la segunda fila de bancas desde la cual las observaba.

-¡Buenas tardes!- me saluda Katy con una sonrisa prendida al momento de sentarse a mi lado depositando su vestido muy cerca a mi mano derecha que estaba apoyada sobre el asiento.

-Buenas tardes pequeñas… hicieron un bonito número…- contesté al mismo tiempo que dejé mi brazo lo más firme posible y cerca de ese vestido turquesa que me enloquecía.

De pronto la hermana encargada del coro trajo uno de los proyectores que teníamos para reuniones y comenzó a mostrarles la visita de una promoción anterior al Vaticano. Apagó las luces y comenzó a proyectar en aquel pequeño cuarto del coro, y así como de pegados estaba a Katy, aproveché de la poca luz para deslizar mi mano sobre el asiento hasta levantar aquel vestidito turquesa y poder palpar aquel par de nalguitas paraditas de mi Katy.

¡Que suavecitas y blanditas! Aquel contacto profano con su piel de niña, inmediatamente levantó al monstruo oculto en mis pantalones que reclamaba aquella nenita culoncita para amainar mi locura.

Sin embargo, cuando la carne apremia, el cerebro hace lo suyo y comienza a maquinar lo necesario para poder satisfacer aquella necesidad primaria en la que se había convertido mi apetito por las niñas de primaria.

Y fue aquel sábado, después de que se encendieran las luces y volvieran a sus dinámicas de coro, cuando me escabullí para realizar los preparativos a fin de gozar de esa niña culoncita. ¡Hoy esa niña no se iba sin bajarme la calentura que tenía!

Después de planear y dejar todo listo, minutos antes de que acabara la reunión del coro, salí hasta la puerta para encontrarme con el papá de la niña, y le dije que Katy se quedaría 2 hora smás tarde porque era la única nena de su grupo que aun no se confesaba y si no lo hacía ya no podría participar del coro mañana en la misa (argumenté que era un requisito que exigía el Padre Eugenio cada mes para los miembros del coro), lo cual yo sabía que no era del todo cierto porque el Padre Eugenio nos dijo a mi y a la encargada que como Katy era muy pequeña no era obligatorio, pero confiaba que el papa de Katy no pondría objeciones si facilitaba las cosas. Y así lo hice ofreciéndome en llevarla apenas el Padre tuviera tiempo para confesarla y nos dejara libres.

Yo sabía que el papá de Katy, después de dejarla en su casa se iría con sus compadres por una bebidas, por lo cual al darle la oportunidad de irse temprano le favorecería. Dicho y hecho, aceptó agradeciéndome de sobremanera que me ocupara de la niña. Jejeje… si supiera las cosas que le hago a su hija de 7 añitos quien en su inocencia pensaba estarse convirtiendo en una niña devota, quizás no expondría a su criatura en las manos de un amante de las niñas.

Como un energúmeno ávido de desahogo pedófilo, me dirijo hasta la sala del coro y cuando estos acabaron su reunión, le dije a la encargada que Katy se iría conmigo ya que su papa iba a demorarse un poco más.

Cuando Katy se despedía de su amiguita Sol, me adelanté hasta ella antes de que comenzara a buscar a su papito.

-Ven conmigo, Katy… Tu papi se tuvo que ir antes de tiempo…

-¿A dónde vamos, Padre?- me pregunta Katy con su vocecita mientras me la llevaba del hombro bordeando la salida para que nadie notara que lo único que hacía era ir hasta la puerta falsa de la parroquia (que convenientemente dejé sin seguro hace uno rato). Junto a Katy ingresamos por ella para poder eludir las aulas de misioneros.

-Shhh.. procura no hacer ruido.. el Padre Eugenio está en su reunión…- le susurro cuando pasamos por las salas del párroco donde existía la posibilidad de que el Padre Eugenio o su asistente salieran de pronto por cualquier eventualidad.

Era un riesgo llevarme a Katy por allí, pero cuando se tiene en mente la posibilidad de gozar de una niña pequeña, todo lo demás queda de lado. Y sí, en otra ocasión hubiera aprovechado para llevarme a Katy hasta aquella capilla vacía, pero justo esta tarde el Padre Eugenio programó su decoración por motivo de una boda de gente cercana a la parroquia.

Por fin llegamos hasta la puerta al final del pasillo intermedio que daba a la parroquia.

-Ya… aquí preciosa… entra…- le digo abriéndola y mirando a los costados por si alguien estuviera observando. Katy muy obediente, ingresó a la habitación y yo detrás de ella dándole una nalgadita sin poder resistirme al verla tan linda en su vestidito turquesa.

El cuarto estaba muy oscuro y si bien podía prender la luz opté por dejarlo como estaba. Me llevé a la nena una esquina de la habitación que servía como almacén para guardar las cosas de la misa.

-Padre… ¿Por qué me trajo aquí?- pregunta Katy temblando hasta que encendí uno de los cirios que daba a uno de los muebles de la parroquia que había movido hasta allí.

-¿Cómo que porque, Katy?- pregunto señalando la imagen de la última cena colocada sobre el estante encima del cirio- ¿Acaso olvidaste que eres una niña devota que esta a la disposición de Diosito y debes alabarlo cuando yo te diga?

-No Padre! Soy una niña devota… yo alabo a Diosito siempre que usted diga…- contesta Katy y sin más toma el borde de su vestidito y se lo levanta revelando ante mis ojos lujuriosos, unas braguitas blanquitas con corazoncitos.

-Muy bien preciosa…-respondo con deleite al ver que su sumisión se mantiene intacta (los que recuerden Ángeles 1 sabrán lo sucedido), aunque debía continuar educándola para que sus reacciones sean más parecidas a las de mi Anita que por naturaleza es cómplice de nuestros profanos juegos, sin oponer la mínima interrogante a nuestro actos.-…que hermosas braguitas trajiste hoy… Diosito estará muy contento… pero sabes Katy… han pasado muchos días desde nuestra alabanza…

-Sí, Padre… Yo también extrañe alabar a nuestro señor y recibir su bendición…

-Así es Katy…y sabes que Diosito te bendice con buenas notas y regalos de tus papitos por tus logros… – le digo palpando con mis dedos su rajita por encima de la tela de sus braguitas.

-Sí Padre, Diosito es muy bueno conmigo…- responde la dulce niña aun levantando su vestidito.

-Pero sabes que mientras menos alabes a Dios, el puede dejar de llenarte con su gracias y quitarte

-No Padre… yo quiero ser una niña devota

-Muy bien Katy..- le digo al mismo tiempo que lleno de lujuria contenida, levanto completamente el vestidito de Katy y se lo quito dejándola solo en braguitas y calcetas blancas.- Entonces vamos a compensar estas semanas que no recibiste de su gracia… Mmm!!- resoplo al mismo tiempo que hundo mi rostro en su rajita solo cubierta por la tela.

Opto por quitarle su braguitas para luego olerlas e inhalar aquel aroma de niña del cual soy adicto, quedando descubierta frente a mí aquella rajita tan tierna y dulce que me dejó babeando hasta que comencé a darle de lengüetazos como si se tratara de un manjar de dioses.

-Ummm … padre… ahhh..- gime la nenita cuando comencé a mover más rápido mi lengua y manipulaba mis dedos en su interior buscando llegar profundo.

Dejando su huequito muy bien lubricado, me levanté para bajarme los pantalones. Katy ya acostumbrada a estos haberes, se arrodilló frente a mí y tomó mi miembro ya erecto que apuntaba hacia ella. Como buena niña devota comenzó a pajear aquella verga que crecía en sus manitas.

-Ufff… muy bien Katy….Ohh..-exhalo mientras la nenita chupaba mi polla ensalivándolo y bajando desde la punta hasta el tronco. Pocas cosas son tan gloriosas como recibir una mamada de la tierna Katy, sentir aquella lengüita recorrer la piel de mi miembro, bailar sobre mi prepucio y lamer aquel pedazo de carne ansioso por acceder carnalmente en una niña pequeña.

-Padre… ¿Tiene mucha bendición?-me pregunta Katy lamiendo por debajo de mis bolas.

-Uff… Por supuesto preciosa…-respondo acariciando su cabecita mientras la nena chupaba tiernamente-… toda la semana he guardado bendición solo para ti…- le comento al mismo tiempo que bajo hasta ella para manosear aquel par de nalguitas bien paraditas de mi niña y depositando mis dedos entre ellas para palpar su culito y bajar hasta su rajita llenándolas de mi saliva-… y la dejaré en tus agujeritos de niña devota… así te llenarás de la gracia de Diosito…Ufff…

-Umm…ummm…gracias Padre- contesta mi niña aún con mi miembro en su boquita de princesa. Nos echamos sobre el mueble y de esa forma Katy podría darle tratamiento a mi polla mientras lubricaba sus agujeritos, metiendo mi lengua viperina que ansiaba degustar de aquella nenita.

Katy continuó mamándome la verga mientras yo manoseaba sus agujeritos, casi sintiendo que iba acabar por sus lamidas cuando la detuve… no iba irme de aquí sin dejarle mi esperma dentro de sus agujeritos.

-Muy bien preciosa…- le digo echándome boca arriba sobre el mueble-… ahora hazlo tu solita… recuerda que Diosito premia a las niñas que gustan de alabarlo…

-Si, Padre… yo puedo solita…- contesta la niña y finalmente se me sube encima abriéndose de piernitas y exponiendo aquella dulce rajita, lista para montar sobre aquella verga erecta que apuntaba hacia ella.

-Uff… muy bien Katy… que delicia… -le digo a mi niña cuando comienza a descender y cubre con su vaginita la punta de mi polla, dándome acceso carnal en su agujerito delantero.

-Umm… Ahhh…. Ahhh… Padreeee….-gime Katy cerrando sus ojitos, mientras intenta apoyarse sobre mi abdomen para frenar la penetración de su cuquita, procurando hacerlo muy lentito para no lastimarse, sin saber que eso solo me genera más placer al sentirme invadir el interior de tan tierna niña.

-Ohh… muy bien preciosa… Diosito esta viendo todo… tu tranquilita… sigue bajando… Ohhhh – exhalo cuando finalmente invado su rajita a plenitud.

-Ahhhhh… Padreee… ahhh.. -gime Katy sintiendo como su agujerito se abre a plenitud mientras me esforzaba por palpitar mi verga dentro de su rajita de nenita.

-Ohhh… Uffff… Joder… Muy bien preciosa… Diosito sabe que eres una niña muy devota…Ohhh

-Ahhh… Padre… Ahhh…

-Muy bien Katy… ahora.. Ohh… comienza a moverte como a Diosito le gusta… para que yo pueda darte su bendición… Ohhh ..

-Ahhh… siii Padre…Ahh…- gime Katy justo cuando comienza a desplegar sus piernitas y levantar su rajita de mi verga, para luego volver a metérsela en un ritmo lento pero seguro, que al final devino en aquella cópula gloriosa que disfrutaba con mi niña. – Ummm Padreee… Ahhh…ahhh..

Katy gemía y respiraba entrecortadamente por la profundidad a la que llegaba mi verga dentro de su vaginita, íbamos despacio pero lo suficiente para que aquel vaivén de nuestros sexos nos llenara de sensaciones prohibidas de experimentar entre una niña y un adulto mucho mayor que ella.

-Ohhh…Muy bien Katy… ufff.. muévete así… muy bien…reclama para ti la bendición con la que Diosito desea que llene tu agujerito… Ohh… muy bien preciosa… Ohhh

Nuestros cuerpos sudaban por las velas de los candelabros… mientras Katy continuaba subiendo y bajando su rajita sobre mi verga que no deseaba abandonar aquella estrechez gloriosa que me llevaba a la locura.

-Ummm…ahh… padree..

-Ohh…ohh.. muy bien Katy… Alabado sea Dioss.. OHHH..

-Ahh… Padreee… bendito sea Dios… Ahhh…

-Ohh… bendita seas Katy… porque el Señor te deja que lo alabes… Ufff..

-Ahhh…ahhh… Padreeee… Bendito sea… Ahhhhhhh

-Ohhh… OHHHHH!!!!- exhalo justo en el momento que mi verga no resiste más y comienza a expulsar mi esperma,(en forma de “bendición” para la tierna Katy) contenido en estas semanas de abstinencia.

-Ahh… Padreeee… la bendición de Diosito… Siii..

-Uff… muy bien preciosa… Ufff… que lindo sacas la bendición que Diosito tenía para ti… pero ahora…

Acto seguido me levanto con la verga aun dura por la excitación de tener a mi Katy solo para mí, además de la media píldora que tomé antes de ir por ella, la voltee apoyándola de a perrito sobre el reclinatorio que daba a la figura de San *****(iluminado tenuemente por la vela que encendí) y apunté mi verga a su colita.

-Ay… ahh… padre…

-Uff.. Tranquilita mi amor… Uff… no temas que voy a abrir tu colita para que recibas la bendición…

-Ahhh… Padreee… mi colitaaaa… Ahhh..-gime Katy cuando aquella verga se comienza a incrustar en su anito, expandiendo su esfínter y luchando por adentrarse dentro de la pequeña.

-Uff… muy bien Katy… que rica estas… que rico aprietas… Ohhh… pero relájate más… Uff… dejale saber a Diosito que eres feliz por sacar la bendición que te tiene preparada… Ohhhh!!

-Ahhh… Padreee… alabado sea Dios… Ahhh..

-Uff… muy bien culoncita… Ohh.. muy bien… Ohhh…- le digo nalgueándola al momento que logré adentrarme por completo dentro de mi niña

-Ummm Ahhhh!! Ahhh!! Padreee… deme la bendición de Diosito… Ahhhh!!!

-Ohh… muy bien Katy… Ohh!!!- exhalo de placer al momento de empezar aquel vaivén tan esperado que precede a la cópula. Lentamente comienzo embestir a mi niña quien en su inocencia lo toma como un acto sagrado de alabanza.

-Ahhh!!! Ahhhh!!! Ummmmm!!! Padreeeee…-gime Katy con su vocecita aguda.

-Ohhh…. Ohhhh….Uff… que rico aprietas culoncita… Uff..-bufo extasiado de poder coger de a perrito a tan tierna niña que hace un rato era mi obsesión al verla tan linda con su vestidito turquesa.

-Ahhh… Padreee…Ahhh…-gime Katy mientras solita para sus nalguitas para darme más placer.

-Ohhh…ufff.. muy bien Katy… muy bien preciosa…

-Ahhh… padreee… padreee… me va a botar más bendición?… Ahh

-Uff… por supuesto Katy… Ohhh… Esta vez por tu colita… Tu preciosa colita… Ohhh-exhalo extasiado tomándola de la cinturita y empujándome dentro de esa niña de 7 añitos.

-Ahh… AYY…Sii padre… deme bendición en mi colita… Ahhh!!- gime Katy volteando a mirarme con esos ojitos llenos de inocencia que solo me excitan más.

-Uff… muy bien Katy… Ohh… no desperdicies ni una gota… Ohhh…

-Ahhh… ahh… siii padree… no voy a desperdiciar ni una gota… Ahhh…- gime Katy cuando le agache su cabecita para que no se curvara mucho y de esa forma sus nalguitas amortiguaran más mis embates. El embiste con sus nalguitas me enloquecía de placer.

-Ohhh…!! Ya falta poco preciosa… Ohhh…. Ohhh..- exhalo justo cuando sentía que no faltaba mucho para dejar mi segunda tanda de esperma dentro de su anito….

Pero de pronto… ¡STROM! El ruido de la puerta del almacén era el mismo como si alguien estuviera tratando de entrar sin la llave. ¡Problemas!

Por suerte, este método de seguridad lo usaba a menudo cuando cogía con Anita dentro de la capilla, no cerrarme con cerrojo (que implica que necesariamente alguien está dentro) pero si darle algunas vueltas a la llave para que en caso alguien quisiera entrar, el sonido me alertara y pudiera ocultarme.

Y así lo hice, casi por instinto apagué la vela frente a nuestro altar que era lo único que iluminaba este almacén y con mi verga aun dentro de la culoncita Katy, nos refugiamos en la oscuridad, detrás de la figura que contemplaba nuestra “alabanza”.

Le hice una seña de silencio a mi niña mientras le tapaba la boca para que no se desesperara y nos descubrieran.

– ¡Pardiez! ¿Quién habrá dejado la puerta del almacén con llave?- se quejaba el Padre Eugenio mientras junto a su ayudante ingresaron trayendo carteles de salmos que se colocaban durante las misas para guiar a los feligreses. Por suerte el Padre eligió la otra esquina del almacén para dejar las cosas. ¡Fortuna! Estábamos a solo unos pasos de ellos, solo cubiertos por la figura de San **** . Si el Padre decidía darle la vuelta vería aquel sacrílego ritual del cual Katy y yo éramos cómplices.

Con el mayor sigilo procuré no ahogar a mi Katy, así que cuando me cercioré de que estaba mas calmada baje un poco mi mano para que pudiera respirar. Sin embargo, mi erección no cedía y seguía con mi verga dentro de la culoncita.

-Shh… tu tranquila Katy que debemos guardar silencio para mantener en secreto la bendición…-le susurro a mi nenita, procurando sonar lo más creíble posible en una situación muy compleja. La niña asintió tapándose ella misma su boquita para evitar gritar.

El Padre y su ayudante tardaron un poco pero al fin lograron colocar todos los carteles y salieron de la habitación dejándonos nuevamente a oscuras. ¡Al fin! ¡Qué cerca estuvo!

-Ayyy… ahhh… padreeeee..-gime Katy cuando de pronto reanudo la cogida, embistiendo las nalguitas de aquella niña culoncita.

-Ufff…!!!UFFF!!! OHHH!!!- exhalo extasiado por toda la adrenalina de salir airoso en una situación tan peligrosa. Estuvimos muy cerca de ser descubiertos por el padre Eugenio y su ayudante que si se cercioraban bien de toda la habitación podrían habernos atrapado en plena cópula.

-Ayy… padree… padree…Bendito sea Dios..-gime Katy inclinándose hacia el reclinatorio para de esa forma parar más sus nalguitas.

-Ufff… muy bien Katy…. Ufff… que rico aprietas mi culoncita… UFFF!!!.. Diosito esta muy feliz que mantuvieras nuestro secreto… OHHHH!!—exhalo acelerando las embestidas en su esfínter mientras la tomaba de su cinturita.

Me olvidé de toda precaución por no venirme antes de tiempo y a esa misma velocidad me cogí a mi tierna Katy quien en su inocencia parecía confiar en las palabras de su humilde servidor.

-Ohhh…ohhhh….Ufff…

-Ahhh… AHHH… Padreee… ahhh…

-Uff… muy bien culoncita… que rico aprietas Katy… Ohhhh!!! OHHHH!!!- exhalo desfalleciendo al expulsar mi segunda venida dentro de los intestinos de la tierna niña de 7 añitos. Aquella corrida llena de gozo y la adrenalina por habernos salvado de ser expuestos, fue la más excitante que había tenido en varias semanas.

-Ahh… Padreee… La bendición…

-Uff… muy bien Katy… ven… -la llamo al mismo tiempo que mi nenita devota se voltea para recibir en su boquita mi miembro casi inerte que aun expulsaba restos de mi esperma.- Muy bien… ahora Diosito te va a recompensar para que sigas siendo una niña con buenas notas y tus papitos te regalen muchas cosas bonitas… Ohh…

Mi niña sonrió y comenzó a lamer mi falo con su lengüita, limpiando desde la cabeza hasta mis huevos. Con el paso de las semanas ha entendido que es un “pecado” desperdiciar cualquier resto de bendición.

Aquel imprevisto del Padre Eugenio y su ayudante me volvió a la realidad y decidí que lo mejor sería concluir nuestra bendición por hoy. Luego de salir cuidadosamente del almacén llevé a Katy hasta mi auto y nos dirigimos hasta su casa.

En el camino charlamos un poco más y al parecer la nenita no tenía problemas con que nos hubiéramos ocultado del Padre Eugenio. Su devoción hacia su humilde servidor era absoluta.

Cuando llegamos, su mami no hizo muchas preguntas y recibió a la niña, no sin antes de invitarme a pasar por una merienda que acepté gustoso. En fin, ya estaba más libre después de los exámenes y quizás si había suerte, podría contemplar a Katy llevando otro vestidito de casa.

…………………………………

Esta fue una de aquellas deliciosas experiencias que quedaron fuera de mi historia principal, pero que gracias a sus pedidos he logrado adaptar a un microrrelato. Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al vivirlo, y posteriormente redactarlo para ustedes. En nuestro siguiente microrrelato contaremos una breve experiencia de Rebeca en el orfanato. Pero eso… será motivo de otra historia. Hasta entonces.

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