Secretos de Rebeca parte 14: Reparando errores

Continuamos con las aventuras de Rebeca.

Dado que en el relato anterior de Rebeca os conté como era un sábado cualquiera, hoy quiero contaros como sería un día de semana normal. Pero tranquilos, no me expandiré demasiado, solamente quiero daros un poco de contexto actual ya que en los anteriores relatos no quedó claro en qué periodo de tiempo se dieron los hechos.

Mi nenita se levantó temprano ya que Verónica debía salir temprano para el trabajo. Así pues, Rebeca le ayudó con el desayuno y ambas junto a Danna departieron justo antes de que su tía tuviera que irse. Momentos antes de esto, mi prima le llamó a Rebeca hasta el armario que tenían con cosas antiguas:

-Aún no lo encuentro, ¡ayúdame a buscarlo o no llegaré a tiempo! – pide su tía buscando entre tantas cosas. Se le notaba muy ansiosa por no llegar tarde.

Mi nenita algo somnolienta hizo caso revisando en busca de la pequeña caja que los misioneros habían traído hace unos días. Tardaron unos minutos hasta que…

-Tía ¿esto?- pregunta mi nenita cargando una de tantas que estaban en el armario.

-Siii… Gracias, Rebeca. Al fin puedo irme.- celebra Verónica tratando cariñosamente a mi pequeña.

Mientras mi nenita recibía aquel cariño de su tía, de pronto vio que cargaba una prenda en la mano. Por una extraña razón se le hizo muy conocida.

-Tía, ¿esto no es…? – pregunta Rebeca tomándola y mirando bien.

-Ah sí, era lo que sobró de la última venta que hicimos cuando nos quedamos cortas de dinero- contesta Verónica levantando la caja y saliendo del armario.- Me olvidé de llevarla y se quedó aquí ¿aún la quieres? – le pregunta.

¡Era lo que se imaginaba! Aquella remera que le compré cuando fuimos de paseo a varias ferias infantiles en un solo día. Mi pequeña aún recordaba cuanto me insistió por este y varios otros regalos que finalmente habían sido vendidos por su tía cuando dejaron de recibir mis envíos de dinero.

-Siii… me la llevo- insiste mi nenita sorprendida al recibir aquella remera que ella creía perdida. Sin duda deseaba conservar aquel tesoro que le tenía mucho cariño y que en su momento había visto como Verónica se llevaba mientras ella lloraba por tal injusticia.

Cuando mi prima se fue a su trabajo, Rebeca se llevó aquella remera hasta su habitación. La guardó en su nuevo armario pensando que podría usarlo en alguna ocasión ya que la talla aún le quedaba. Era casi un milagro para mi nenita recuperar aquella remera de princesas que le compraron por su cumpleaños. Aquel repentino hallazgo la puso la mar de contenta.

Y es que no olvidaba esos tiempos donde su tía estaba corta de dinero y tuvo que vender muchas de sus cosas que yo le había comprado. Fueron tiempos difíciles y para nada comparables a los de ahora que su tía volvía a estar de buen humor… ¡Y todo tras aquellas dos semanas con Victorino!

Y es que Rebeca no pensaba que su vida diaria podría cambiar tan para mejor tras aquellas dos semanas satisfaciendo los deseos de aquel vejete que la deseaba desde hace mucho y había hecho de todo para degustar de sus carnes de mujer en su cuerpito infantil.

Al principio tenía claro que con esas dos semanas podría apartarse de su acoso pero no se esperó que volverían sus lujos a los que estaba acostumbrada. Sin duda aquellos regalos y el remodelar el departamento donde vivían ambas era un valor agregado que una nenita consentida como Rebeca apreciaba demasiado, sobre todo por lo inesperado del gesto.

Ahora mismo miraba a su habitación y era tal cual yo la había consentido con regalos, peluches y juguetes de aquellos tiempos donde aún seguía en contacto. Incluso podía decirse que ahora era mucho más lujosa, ya que tenía su ordenador propio para ella solita, además de una Tablet y un armario lleno de ropa nueva.

Aún con tantos lujos, mi pequeña se preguntaba si aquella enjundia duraría para siempre o se le volvería a arrebatar todo tan cruelmente. Y es que después de ese trauma de ver como su tía vendía lo más querido para ella, no podía dejar de pensar cuanto faltaría para que tuviera que devolver lo que tan gratuitamente había llegado a sus manos.

El ser humano es muy curioso, una vez ha conocido lo bueno y se le ha arrebatado de repente, una vez que vuelve al estado de gracia anterior lo valorará mucho más que antes. Incluso al punto de realizar ciertos “sacrificios” para no volver a perder tales lujos. Sin embargo, dejemos eso para después. Ya lo entenderéis más adelante.

Una vez cerró su armario Rebeca miró la hora en su móvil solo para ver que eran las 07:15. Su escuela comenzaba a las 08:00 am, por lo cual no debía demorar en cambiarse. Tras terminar de arreglarse y lavar los servicios del desayuno, mi nenita salió con dirección a su colegio.

Era un nuevo trimestre y nuevas aventuras se avecinaban. Con la llegada de un nuevo periodo escolar para mi Rebeca, se presentaron algunos cambios en el aula de mi pequeña. Y es que llegaron más alumnos a su aula, como es costumbre que suceda en la mitad del año.

Aquello motivó que hicieran cambio de sitios en el salón, y por ende Rebeca tuvo que dejar de compartir sitio con Melina, a lo cual ambas nenitas se lamentaron. En su lugar la juntaron con otra de sus compañeritas, pero igual siguió extrañando sentarse con su mejor amiga. Desde entonces, se veían en el recreo o en el vóley, aunque ahora por momentos se veía que Melina procuraba andar más con Carla por lo popular que era con las otras chicas de secundaria.

Pero los cambios no se limitaron a ello. También hubo algunos cambios en lo referido al vóley. Mi nenita aún recuerda aquel día cuando su maestra la presentó en el entreno de la tarde:

Varias invitadas asistieron a la selección del vóley de la tarde ya que justo faltaron varias titulares por motivos de exámenes y su maestra deseaba seguir practicando con las que estuvieran así que permitió que Carla invitara a algunas amigas para completar el número.

De las que conocemos estaban Carla, Melina y Rebeca. El resto eran amigas invitadas de Carla que solo servían de relleno para completar el número requerido. O al menos eso se pensaba Rebeca. De todas ellas solo destacaba una por su claro talento para los saques.

Tenía 11 añitos, pero ya estaba en primero de secundaria. Era rubia de cabello largo y tenía la misma estatura que Melina. Su piel era blanca como la leche, poseía una figura perfecta para su edad en desarrollo con pequeños pechitos emergiendo y que seguramente en un futuro serían gloriosos, caderas firmes y perfectas aunque no le hacían competencia a Stella y mucho menos a mi exuberante Rebeca.

Al parecer se llevaba muy bien con el resto de invitadas porque eran de su grupito, al igual que Carla que a menudo bromeaba con ellas. Al escucharlas conversar, Rebeca se enteró que se llamaba Fiorella Moretti, al parecer hija de un juez reconocido.

-¡Fio, acompáñanos al **** después de esto! ¡Dos chicos de décimo nos invitaron pero dicen que solo irán si vamos contigo!- le decían sus amigas mientras entrenaban.

-¡Ya! Pero luego vamos al ****, que quiero comprarme algo nuevo.- les responde Fiorella pasando cerca del lado donde Rebeca entrenaba sus saques.

Dicen que en la vida dos personas están destinadas a no llevarse bien por factores desafortunados muchas veces ajenos a ambas, y quizás eso sucedió esta vez. Basta un pequeño incidente para generar la discordia entre dos personas, y esta probabilidad se amplifica al tratarse de dos niñas de 10 años en pleno desarrollo de sus egos y vanidad femenina.

Sea cual fuera el caso, lo inevitable sucedió cuando la rubia distraída en responder a sus amigas terminó siendo empujada hacia atrás cuando mi pequeña realizó otro más de sus magistrales saques.

¡Por poco se cae de bruces pero logró equilibrarse!

-¡Cuidado, estúpida!- le grita la tipa a mi Rebeca quien no se había dado cuenta de nada.

-¡Lo siento!- se disculpa mi nenita a pesar de que era culpa de la otra por pasar justo a su lado.

Unas pequeñas risas llegaron de parte del grupito de Carla al ver como la tal Fiorella casi se cae de bruces y tuvo que hacer un giro muy gracioso para evitarlo. Rebeca tampoco pudo evitar sonreír involuntariamente, lo cual levantó la rabia de la susodicha.

Rápidamente llegó su maestra a resolver el asunto entre ambas niñas. Resondró a la pequeña rubia e hicieron las paces con Rebeca, ambas de mala gana aunque sobre todo la tipa esa que miró a mi nenita como si le declarara la guerra a un enemigo. Parecía no perdonar a Rebeca el hecho de haberla puesto en vergüenza con el resto de su grupito.

Rebeca procuró no pensar en el asunto mientras entrenaba así que siguió en lo suyo tras las disculpas. Más tarde, al finalizar el entreno, mi nenita se dirigió al baño que estaba cerca de los salones del 1er piso, cruzando un pasillo estrecho y bajando un par de escaleras.

Justo cuando bajaba esos escalones, de pronto surgió algo que la hizo tropezar y por poco ensuciarse con el piso mojado del baño. Se pudo sostener golpeándose con el lavabo que estaba más cerca y del cual se sostuvo para no resbalarse.

-¡Mírenla a la de culo gordo! Cuidado que te caigas con ese culo…- le gritó Fiorella apoyada contra la pared que era punto ciego del acceso al baño, haciendo sorna y provocando las risas de Carla, Melina y las otras. Era evidente que era ella quien le había puesto el cabe para que mi pequeña tropezara.

Rebeca molesta quiso contestarle pero como la niña era mayor que ella y estaba con sus amigas a su lado se quedó callada y miró a Melina que también entre ellas se reía con el trance de mi nenita.

-Lo… lo siento, jajaja… pero ha estado gracioso…. Jajajaj…- ríe la niña provocando el resentimiento de mi pequeña que no creía como su mejor amiga podía reírse de ella.

Molesta, Rebeca salió de aquel baño y optó por subir al del tercer piso para no tener que tratar con ellas o exponerse a otra broma pesada de la rubia. Ni se le pasó por la mente quejarse con la maestra porque la molestarían de quejica.

Al regresar al patio ella era la única que no se había cambiado porque se demoró en el baño, así que su maestra la llamó para que le hiciera un encargo.

-Rebeca, por favor llévale esto al director.- le dijo entregándole un folder con varios documentos.

Mi nenita tenía dudas si cambiarse antes o ir a llevar aquello al director. Al final quiso deshacerse de aquella tarea antes así que subió al segundo piso donde se encontraba la oficina del señor Oviedo.

Aún llevaba su ropita del vóley, que era su remera blanca y el minishort azul que usaba cuando iba a la selección de vóley. En su trayecto, le tocó pasar por el clásico balcón que daba a una fila de salones después de los cuales se encontraba la oficina del director.

Apenas ingresó por aquel pasadizo, mi nenita pudo atisbar al instante a una figura rechoncha apoyada contra el balcón… ¡Su exmaestro Aquilino!

Aún podía verse la cicatriz en el rostro que le quedó al susodicho, producto de la golpiza que recibió de los amigos de Jason por andar molestando a mi pequeña. Vestía su clásico traje barato color caqui mientras aguardaba por que acabara la clase frente suyo.

Como si fuera un animal que detecta por instinto a su presa, el enajenado profesor giró la vista hasta donde se encontraba mi nenita que comenzaba a transitar por aquel estrecho pasadizo. Y a su vez, cual si fuera una fiera que anhela probar aquella carne divina que degustó hasta el hartazgo hasta hace unos meses, no pudo apartar su mirada morbosa de aquella nenita vestida en minishort que deja ver claramente la forma de aquellas exuberantes caderotas de mujer insertadas en un cuerpito infantil.

Sin embargo, ya no eran aquellos tiempos. Esa etapa había quedado atrás para mi pequeña y gracias a Jason ella podía andar libremente de su maestro acosador. No tenía nada que temerle y no era la primera vez que se volvían a cruzar en la escuela, ignorándose tácitamente aunque el morboso maestro siempre la siguiera con la mirada cada vez que Rebeca pasaba por su lado.

Así pues, mi nenita se paseó nuevamente por su lado con la mayor calma del mundo incluso dándose el tupe de no saludar al sujeto que no le quitaba el ojo de encima en todo su trayecto. Aquilino no dudó en relamerse los labios al verla tan cerca suyo y no poder volver a degustar de aquellas carnes de mujer.

Rebeca al llegar a la dichosa puerta al final del pasillo dio un par de toquidos a la dirección antes de escuchar alguna respuesta:

-¡Espere un momento! – contestaron desde adentro de la oficina.

Rebeca se quedó de pie frente a la oficina, dándole la espalda a su exmaestro Aquilino que no dudó en mantener su mirada en la exuberante nenita a solo unos pasos suyos. Podía notar los ojos del maestro clavados en sus atributos de mujer.

Era tan obvio que a mi nenita no le importó. Ya hace unos meses se hubiera atemorizado, pero ahora que estaba acostumbrada a que todos los adultos la miraran igual cuando andaba por la calle, aquello le parecía lo más normal del mundo. Aun cuando se tratara del sujeto que la chantajeó anteriormente.

Ahora era libre de decidir qué hacer y no iba a permitir que esas cosas la fastidiaran. Y fue así que se quedó dándole la espalda mientras aguardaba por el director, sin temor de estarse casi exhibiendo a pocos cms de su exmaestro, mostrándole aquel minishort de vóley que dejaba nada a la imaginación del volumen de sus tremendas caderotas.

Finalmente le abrieron la puerta del salón a Aquilino, y mi nenita pudo ver de reojo como el susodicho entraba al salón mientras no dejaba de mirarla y en concreto a su tremendo derriere.

¡Vaya descaro! Era obvio que pese a todo lo sucedido el sujeto aún anhelaba aquellas mieles que pudo disfrutar del exuberante cuerpo de mi nenita. Aun cuando estuviera bajo amenaza, los placeres que te otorgan aquellas caderas de mujer de Rebeca no es algo que puedas olvidar de la noche a la mañana.

Mi pequeña hizo caso omiso de esto, confiando que pese a que la mirara tanto el tipo nunca intentaría volver a forzarla. Habían pasado meses desde su último encuentro y el sujeto no había vuelto a intentar algún acercamiento forzoso de su parte.

De pronto mientras estaba en esos pensamientos se abrió la puerta frente suyo revelando a una figura alta de pie ante ella:

-Buenos días, Navarro ¿qué la trae a la dirección?- le saluda el director con gesto serio.

-Buenos días, señor Oviedo- saluda educadamente Rebeca.- Mi maestra me pidió que le traiga la lista para el próximo partido.

-Gracias, Navarro.- responde el tipo recibiendo el folder y examinando la lista que venía dentro.- Pasa un momento que necesito que le lleves algo a tu maestra.

Mi nenita obedeció y pasó a la dirección. Había estado muy pocas veces en ese lugar y se le hacía curioso todo a su alrededor. Había muchos libros, folios, documentos y algunos trofeos y estandartes en los estantes que daban a las paredes de aquella oficina.

El director estuvo leyendo los formatos que le trajo mi nenita mientras aplicaba unos sellos, por lo cual Rebeca aprovechó para mirar alrededor los trofeos que se le hacían curiosos. Pudo ver algunos de vóley que rápidamente llamaron su atención mientras intentaba leer lo que tenían escrito.

Incluso, mientras se fijaba en los trofeos no le preocupó estirarse en sus piecitos o inclinarse más de la cuenta para leer alguna descripción medio confusa en los mismos, aun cuando con esos movimientos tuviera que darle la espalda a su director que estaba a escasos pasos suyo.

El señor Oviedo (su director) era un tipo alto y delgado, contemporáneo con Aquilino pero mejor conservado ya que aún no se le notaban canas, aunque sí podía vérsele unas entradas en la frente. A diferencia de su exmaestro de ciencias que siempre llevaba su traje barato color caqui, el señor Oviedo vestía con un traje azul marino impecable que realzaba su presencia como mandamás de aquella escuela que regía con la mayor diligencia que le fuera posible.

Su expresión siempre era muy seria y profesional en la escuela, tal que imponía respeto entre maestros y alumnos. Aquella seriedad tras sus lentes de montura gruesa se reflejaba en su físico ya que se notaba que había hecho deportes en su juventud y se conservaba perfectamente. Esa podría ser una razón más por la cual estaba tan involucrado en los clubes de deportes de la escuela, al punto de financiar los torneos en los que entraran l@s alumn@s, como recordaran en el relato 2 de Rebeca que incluso viajó con el equipo de vóley acompañándolos a un torneo.

-Navarro… – la llama a mi niña de repente-… su maestra me escribe que usted y dos compañeras necesitan permiso para practicar en el colegio el próximo domingo.

-Siii, señor Oviedo – asiente mi nenita- La Miss Carla quiere que practiquemos más ya que el torneo es dentro de dos semanas…- responde tal cual se lo había dicho su maestra.

-De acuerdo…- responde el director seriamente al mismo tiempo que firma el permiso para que pudieran asistir y el comunicado que iría para los padres de familia.- ¿Y tú que practicaras, Navarro? ¿Saques, defensa o bloqueo?

-Sí, señor. Yo practicaré los saques– responde de inmediato Rebeca, algo sorprendida por la pregunta tan directa a ella. Sabía que el director se involucraba mucho en el vóley, al punto de que en ocasiones hacía preguntas de ese tipo a varias jugadoras.

-Ya veo… ¿Y quién está de titular, tú o Beltrán (apellido de otra alumna)?- preguntó el señor Oviedo.

-Beltrán, señor. Yo estaré en espera.- repitió mi nenita lo que le dijo su maestra.

Por alguna razón el director frunció el ceño antes de seguir sellando los comunicados para las demás alumnas. Mi nenita algo cohibida se preguntó si había dicho algo incorrecto.

-Practique sus saques, Navarro.- le dice de pronto el director sin levantar la vista de sus papeles.- No olvide que es una de las razones por las que acepté que su maestra la subiera al equipo de secundaria.

-Sí, señor…- responde mi nena obediente.

-Hoy su maestra me ha pedido unir a dos alumnas más a la selección de su categoría…- le dice esta vez mirándola a mi nenita directamente.- Una de ellas es la señorita Moretti que viene de otra escuela donde también jugaba en la selección de vóley y además es muy buena en la defensa.

¡Vaya casualidad! Justamente la nueva alumna que había participado en un solo entrenamiento como invitada ahora estaba convocada oficialmente, y encima al mismo puesto que competía con mi pequeña.

¡Otra vez ella! Se dijo en sus adentros mi nenita, en una mezcla de molestia y envidia. A Rebeca le había tomado mucho llegar al equipo junto a Melina, mientras que a la dichosa Fiorella ya apenas en una semana la habían ascendido al equipo principal.

-…- Rebeca sorprendida no dijo nada y solo permaneció en silencio.

-Pero yo confío en que usted mejorara y no permitirá que la saquen del equipo ¿no es así?

-Sí, señor. Voy a seguir practicando mucho mucho…- repite mi nenita entre nerviosa y ansiosa por estar a la altura de las expectativas.

-Así me gusta. Sus saques son buenos pero debe mejorar en defensa y fácilmente podrá quedarse en el equipo titular ¿entendido?.- le dice con mucho ímpetu el director, haciéndole recordar a Rebeca como cuando las alentaba en los partidos de vóley.

-Sí, señor. Lo prometo- se animó Rebeca al saber que el director confiaba en ella.

-Recuerde que los cupos para los viajes son pocos así que debe demostrar ser mejor que la señorita Moretti.- termina por decirle antes de alcanzarle nuevamente el folder con los comunicados para entregárselos a su maestra.

Mi nenita salió de la oficina muy decidida a no dejarse ganar. A su edad las provocaciones de ese tipo eran suficientes como para levantar su espíritu competitivo en algo que se sabía buena. Sin duda no iba a permitir que aquella niña nueva la sacara del equipo sin pelear.

A pesar de que inicialmente el vóley le había sido útil para pensar en una forma de evitar el orfanato o zafarse de Aquilino, ahora que no necesitaba preocuparse de ello lo que la movía era su propio orgullo de demostrarse capaz de sobresalir en algo por su cuenta. Gracias a la vanidad que había ganado por sus atributos que enloquecían a tantos adultos, ahora requería demostrarse que podía ganarle a quien se pusiera enfrente suyo.

Más tarde le comentaría todo lo sucedido hoy en el vóley y con el director a su fiel confidente Sally (su amiguita de internet) ya que con Melina no deseaba conversar porque aún seguía molesta por reírse con las burlas de la nueva.

Se avecinan escenarios impredecibles.

………………….

Era una tarde cualquiera de un viernes por la tarde cuando Stella y Rebeca se dieron cita en el centro comercial local. Ambas nenitas transitaban por la zona de tiendas, robando miradas de cualquier adulto que volteara a mirarlas. Sobre todo porque a pesar de su corta edad ambas gustaban de vestirse con atuendos cortitos que escandalizarían a más de un beato.

Stella atraía miradas indiscretas al llevar una remera corta y un minijean azul pegado a la cadera, pero era obvio que la mayor atención estaba en los atributos magistrales de mi nalgona niña. Vestía con un top rosa y una faldita blanca que aunque no era tan cortita por el volumen que abarcaba podías notar claramente la prominencia de semejante derriere de mujer en su cuerpito de niña.

En su trayecto, ambas niñas cruzaron todo el centro comercial principal hasta llegar al mini centro comercial que estaba a pocas calles de allí. Como todos sabéis, el papá de Luka tenía su puesto de fotografías en ese lugar que era el destino de ambas nalgonas.

Justo lo encontraron cerrando su tienda y retirando el anuncio que colocaba en la puerta.

-¡Hola preciosas! No tardaron mucho en llegar…- les saluda el tipo volteando al verlas llegar.

-Hola, señor Jason… Ella es mi amiga Stella.- saluda Rebeca y presenta a su amiga con el susodicho.

-Buenas tardes, señor…- saluda la niña educadamente aunque el sujeto fue más osado y la saludó efusivamente con un beso en la mejilla.

-Buenas tardes, nena… Me alegra ver que Rebeca tenga otra amiga tan linda como tú…- sonríe admirando a la voluptuosa Stella.

-¿No llegó Luka? – pregunta Rebeca mirando alrededor.

-Está dentro… Dijo que trajo su patineta para que puedan practicar. Termino de cerrar la tienda y vamos al parque ¿de acuerdo? – pregunta el sujeto a lo cual ambas nenitas asintieron.

Ingresaron a la tienda junto a Stella, quien rápidamente fue donde Luka que las esperaba dentro. Se la pasaron charlando un rato, mientras Luka y Stella se iban conociendo y charlando animadamente.

Mi nenita los miraba de cerca sin participar mucho, ya que básicamente Stella era la más interesada y sobre todo porque se notaba a leguas como le tiraba los tejos al novio de su amiga. Rebeca pensó que mientras Luka no aceptara nada no habría problema, aunque con cierto recelo al ver que tan rápido conectaron en confianza.

Cuando Jason cerró la tienda, los cuatro fueron hasta la plaza cercana, haciendo el mismo trayecto que la otra vez que mi niña fue con Melina. En esta ocasión Rebeca se quedó en las gradas de la zona de patinaje con el papá de Luka mientras miraba a la parejita de lejos repetir el mismo numerito que hace unas semanas habían hecho con su mejor amiga.

-No pensé que me pedirías que presentara a tu amiguita con Luka…- le dice Jason a mi niña sentándose a su lado mientras le traía un refresco que compró de una máquina cercana. Al lado de mi niña también contempló como Luka y Stella se tomaban fotos, mientras la ayudaba a pararse en la patineta.

-Es que Stella insistía tanto…- responde Rebeca bebiendo de una pajilla.

-¿Y no tienes miedo que le robe el novio a Melina?- pregunta Jason sacando el tema que preocupaba a mi niña… ¡Hasta el papá de Luka lo había pensado!

Rebeca cayó en la cuenta, siendo tan tontita, que si había sido tan fácil convencer a Luka para que se enrede con Melina, quizás que hiciera lo mismo con Stella no era tan descabellado.

-Stella no haría eso…- suelta Rebeca aunque no tan convencida y más pensando en autoconvencerse de ello. De hecho, sabía con qué facilidad Luka había accedido a enredarse con Melina para que así Jason pudiera acercarse a Rebeca, lo cual no era una buena señal para mi niña por lo cual preguntó al tipo a su costado que la sacara de dudas: – ¿Y Luka tampoco lo haría, no es así?

El calvo tatuado sonrío ante la candidez de Rebeca. Sin duda no estaba de acuerdo.

-Es bueno que confíes en tu amiguita, pero yo no confiaría en el cabrón de mi hijo…- suelta animadamente el tipo bebiendo su cerveza.

Rebeca medio dudando quiso creer que Luka no intentaría nada con Stella. Además, ella no tenía la culpa de nada. Solamente los estaba presentando, cualquier cosa que fuera a pasar sería culpa de Luka. Además que ya le había advertido a Stella que el jovenzuelo tenía novia.

Luego de 1 hora en la plaza, Jason les dijo que él y Luka debían volver a su casa por un asunto familiar urgente, pero a la vez aprovechó para invitarlas a ambas a la playa dentro de 1 semana.

¡Vaya atrevimiento! Y es que Luka le contó a Stella que también solía practicar surf y que podía enseñarles a ambas a como pararse en la tabla. Jason las animó a acompañarlos hasta muy tarde, diciéndoles que las llevaría en su camioneta y que tenía una residencia de su amigo cerca que podrían usar para dejar sus cosas y cambiarse.

Rebeca tenía miedo a caerse de la tabla por lo que la idea no le apetecía, pero Stella que obviamente estaba entusiasmada aceptó sin rechistar. Mi niña se preguntaba si le darían permiso a Stella, aunque a ella misma sí se le haría fácil porque últimamente Verónica estaba muy tolerante.

Y es que la idea le apetecía a mi niña, ya que muy seguro era volver a “encontrarse” con el papá de Luka después de semanas sin verlo. Además que ir de paseo era una variante interesante a solo quedarse otro fin de semana en casa sin nada que hacer….

Al final ambas nenas aceptaron, para sorpresa de Stella que dio saltitos y agradeció a Rebeca que la acompañara en aquel paseo. La rubia no dejaba de hablar de lo guay que se lo pasarían.

Luego de que Luka y su papá se fueran, ambas nenitas se dirigieron hasta el centro comercial porque Stella quería comprar un accesorio. Aunque mi niña deseaba irse a casa porque Sally le envió un mensaje con una idea para un nuevo video de su Instagram, aceptó porque pensó que no demorarían.

Una vez acabaron de comprar, mi niña estaba lista para despedirse de Stella.

-¿Ya te vas a casa? ¡Qué aburrida! ¡Ven conmigo…!

-¿Y a dónde? – pregunta Rebeca confundida.

-Pues aquí, mira…- contesta Stella con una sonrisa, mostrándole el móvil.

En la pantalla se veía la pantalla de chat, con un contacto que decía VICT0145, que mi nenita reconoció como el número del sexagenario acaudalado que se la llevó por dos semanas. En su fondo del perfil aparecía una panorámica de su enorme finca.

-¿Vas a donde Victorino? – pregunta mi niña extrañada en parte. Ya sabía que Stella se llevaba muy bien con el vejete ese, al punto de que la llamaba para su finca y ella iba.

-Sí… Justo llega hoy… ¿no te dijo?

-Emm… no recuerdo…- responde mi nenita poco convencida.

Y es que hace días que no revisaba sus mensajes porque siempre eran los mismos repetitivos con cosas morbosas y proposiciones para encontrarse. Mi nenita estaba ocupada con sus tareas y entrenos de vóley tal que no siempre le respondía al insistente sujeto.

Además, ya satisfecha su curiosidad de cómo sería un “reencuentro” con Victorino (en lo de su cita para que le comprara su entrada para el concierto), teniendo al papá de Luka y al papá de Melina como maduros amantes, por el momento no estaba escasa de adultos con quienes “jugar”.

Y eso que no contamos con que quizás podría verse nuevamente con don Manolo o don Paco quienes si bien al comienzo la habían chantajeado, al final su relación con ellos no iba mal del todo. Ya resuelto el asunto de Victorino, podría decidir si seguir su relación con ellos y por momentos le entraba curiosidad si volver a tener un “encuentro”.

En resumen, opciones había aparte de Victorino y eso mi nenita lo sabía por más tontita que fuera.

-Pues a mí me escribió hace unos días… – le dice Stella-… y me dijo que tenía preparada la finca para que lo visitara… ¡Ya quiero andar en los ponys que compró hace poco! ¿no te dijo eso también?

-No…- responde mi niña aunque sabiendo que seguramente sí lo había hecho. La idea de conocer los ponys era tentadora, ya que sabía que Victorino solía comprarse muchos animales que tenía en una pequeña granja en sus dominios de la finca.

-Pues le dije que iría esta tarde hasta la noche. No puede quedarse ya que debe hacer otro viaje por la madrugada… ¿no te nos unes?

-Pero ¿no te dio una mesada extra por lo de la otra vez? ¿ya se te acabó? – pregunta mi niña presintiendo que Stella había estado aplicando el método que mi niña había usado con su entrada del concierto y así conseguir cosas del vejete que gustaba de las niñas nalgonas de su edad.

-Es que me registré en un juego de los Jonas y piden dinero para comprar esos paquetes especiales…- le muestra otra ventana de móvil a mi niña de aquel conocido minijuego que era popular entre las niñas de su edad.

Rebeca sabía a lo que se refería. Ella misma se había metido hace poco en ese minijuego por recomendación de Melina y sus amiguitas. Ya que tenía un móvil nuevo se la pasaba jugando por las tardes, evitando que su tía viera que estaba muy viciada.

Estaba contenta con los personajes y skins que tenía, pero luego veía a varias en un grupo exhibiendo todas las skins especiales o fondos de lujo y que costaban dinero que a ella le parecía una barbaridad para un juego… ¡Ni siquiera sabía cómo meter dinero o una tarjeta de crédito para comprarlos!

-¡Pero qué dices! – suelta Rebeca impresionada porque Stella estuviera gastando dinero en ese juego.

-Siii… Quiero comprarme el nuevo paquete de regalos que sale mañana… y esta vez él me dijo que me dará el doble solo porque le mostré un mensaje de mi papá que hoy teníamos visitas y que quería que llegara temprano…Jijij.., ¡Estaba desesperado y terminó aceptando!

-Pero te van a regañar…! – la reprocha Rebeca.

-No, loca. Al final le dije a mi papá que tenía un trabajo de la escuela y que me recogiera donde Sara (su amiga del colegio de Stella).- responde guiñándole un ojo a mi niña.

-Umm…Bueno…- responde Rebeca dudosa, justo en el momento que sonó la alerta de su móvil. Justo le había llegado varias notificaciones de su Instagram.

Al parecer una de esas cuentas troll que rondan los perfiles de niñas que enseñan poca ropa comenzó a spamear en todas sus fotos por lo cual a mi nenita le tocó comenzar a silenciar varios comentarios del susodicho. Aquello era un incordio y si no era rápida seguramente volvería a la carga comentando en otras de sus fotos.

Ambas nenitas se concentraron en sus móviles por un instante sin prestarse atención hasta que de pronto Stella le dice a mi pequeña:

-Oh… ¡me preguntó si estás conmigo!… ¿le digo que sí?

-Sí, claro…- responde Rebeca distraída en silenciar comentarios. Tuvieron que pasar un par de segundos más para darse cuenta de que había dicho:-… ¡Espera! ¡No le dig…! – añade queriendo desdecirse.

-¡Yey! Dice que si vienes conmigo también tiene regalos para ti…- le dice Stella antes que mi nena pueda argumentar. Le muestra el móvil con la conversación reciente con Victorino.

-Pero… hoy no puedo…- responde Rebeca arrepentida.

-¿Por qué no quieres ir? – pregunta Stella.

-Es que… es que después tengo que salir con Carla y las demás del vóley…- responde mi niña buscando una evasiva rápida que pudiera ser creíble.

-Pero si dijiste que te ibas a casa…

-Sí… pero… pero luego tengo que verme con ellas.

-Mentira…– dice Stella incrédula-… Anda anímate, que sí vienes te enseño un truco para que acabemos rápido con él y podamos andar por la finca sin que nos moleste…- agrega guiñándole un ojo a mi nenita.

Rebeca sabía que Stella tenía formas de sacarle lo que quería a Victorino. Tras tanto tiempo visitando su finca, la rubia de 11 añitos sabía sus trucos no solo para “divertirse”, sino para conseguir lo que quería.

Sin embargo, a Rebeca hoy no se le antojaba visitar a Victorino. Pensaba llegar a casa y escribirse con el papá de Melina. Quizás si probaba suerte el tipo pudiera salir temprano del trabajo.

-No, dile que no tenía tiempo y me fui… ¿vale? – le dice Rebeca decidida.

-No es cierto…- responde Stella incrédula.

-Que sí…

-Bueno…- confirma Stella rindiéndose-… pero no te olvides que debes acompañarme cuando vayamos con Luka y su papá a la playa- le recuerda antes de que mi niña se arrepienta de ello.

-Okis… Prometido.- contesta Rebeca acordando con la rubia.

Se despidieron con la promesa de verse en una semana para el paseo a la playa. Rebeca dejó en la tienda a Stella que decía que iba a mirar ropa mientras esperaba que llegara Victorino para llevársela.

Rebeca tomó el bus que daba a su casa y en el camino le escribió al papá de Melina respondiendo un mensaje de ayer. El señor Lucio le respondió inmediatamente excusándose que hoy tenía una cena con su familia.

¡Incordio! Pues le había salido mal la apuesta a mi niña que ya resignándose pensó en pasar el resto de la tarde viendo lo de la idea de Sally para un nuevo video. Sin embargo, mientras iba a abrir la conversación con ella, le llegó una notificación de Victorino.

Curiosa por saber que le decía justo ahora, Rebeca abrió el chat con el sexagenario.

¿Qué pasó, nalgona? No ibas a venir con Stella” rezaba su último mensaje.

No, papito. Estoy ocupada” respondió mi niña.

¿Ocupada en qué? Cuente…”

Voy a salir con otras amigas, y luego debo ir a mi entreno de vóley…”

Rebeca soltaba excusas, dándole calabazas al sujeto que se ponía muy pesado cada que mi nena osaba rechazarlo. Le respondería un poco más para tranquilizarlo antes de volver al chat de Sally.

Mmmmm… Yo pienso que me está mintiendo, nalgona” responde Victorino sin fiarse de Rebeca.

No, papito… De veras, de veritas…” insiste mi niña.

Por un momento Victorino demoró en contestar, seguramente meditando si debía seguir presionando a la pequeña, hasta que finalmente escribió:

Pfff.. en mala hora, nalgona… Y había llegado justo hoy solo para verlas a ambas… Ni pensaba ir a mi cita con el masajista.”- se queja el vejete.

Lo siento, papito… Pero ya quedé con mis amigas”

Y solo esta tarde tenía libre. Justo en la madrugada debo salir de viaje…” continúa Victorino escribiéndole.

De alguna forma, Rebeca sentía que podría estarlo incordiándole y pese a todo, consideraba importante mantener a Victorino como aliado ya que podría servirle ante cualquier dificultad que se le presentara, por lo cual le escribió:

Pero la próxima vez te llamo para que vengas a mi casa, papito… Así practicamos mis saltitos del vóley” agregó sabiendo cómo ganarse al vejete.

El sujeto respondió inmediatamente:

Mejor en mi finca, nalgona… Así lo pasamos rico los dos sin que nos interrumpa tu tía…”

Oki, papito… Yo te salto en tu finca”

Jeje… Claro que sí, mi nalgona… Ya quiero ver qué tan alto puedes saltar… Uffff”

Sí, papito… Pero será para la próxima…”

¡Joder!… Con las ganas que tenía de joderte ese culo tan grande que tienes, nalgona ¡Cómo te haces de rogar, bellaca!”

A la próxima te compenso, papito… ¿Oki?”

Pero mándame otra fotito, nalgona… Que desde anteayer ando pidiéndote y no me respondes”

Rebeca le adjuntó una que se había tomado en la ducha hace poco, y que llevaba guardando varios días para momentos como estos. Le dejó el mensaje y a continuación volvió a silenciar aquella conversación, que podía ver que Victorino no deseaba interrumpir.

Cambió a mirar cómo iba su Instagram que ya había cumplido otros de los hitos de seguidores y le recompensaba con nuevas funcionalidades en su perfil. Mi nenita seguía encantada revisando sus otras fotitos más casuales, decidiendo cual subiría a su perfil, cuando de pronto le llegó un mensaje…

Rebeca, por favor pasa por la tienda y compra lo siguiente que voy a llegar muy tarde: ….”, rezaba el mensaje que le envió su tía con una lista de víveres. No era tan extensa pero sí muy específica.

¡Vaya oportunidad! Mi nenita pensó que ya que estaba cerca podría bajarse del bus antes de llegar a casa para pasar por la tienda de doña Lucha y don Paco.

Lo había estado evitando ya que no tenía necesidad de hacer los mandados a la tienda, además que su situación con Paco se empañó por haber iniciado con un chantaje y ahora que estaba libre de ello no necesitaba seguirle el juego al susodicho.

Rebeca llevaba reflexionando sobre ello con Sally, quien la recomendaba mantenerse al margen por el momento pero sin evitar encontrarse con los susodichos. La idea de Sally era que mi niña no mostrara que ella había ido con el chisme a Victorino, y tenía que actuar como si no supiera nada del asunto para que de esa forma no levantara sospechas en Paco o en Manolo.

Con ello en mente, mantenerse totalmente alejada de la tienda de don Paco sería igual que decir que algo andaba mal y sospecharan sobre lo de Victorino… ¡Necesitaba dejar claro que ella no tenía culpa!

Y fue así que mi nenita se bajó del autobús a solo dos paradas de casa, doblando la esquina cercana que daba hasta la tienda de don Paco. Circuló nuevamente entre los estibadores de carga cercanos que voltearon al verla pasar y la morbosearon a pesar de ser tan chiquita, hasta llegar a su destino donde encontró al susodicho atendiendo en la caja registradora.

Dando saltitos a pesar de llevar su faldita, mi niña avanzó ingresando a la tienda hasta captar la atención del don que volteó apenas verla.

-Rebeca…! – exclama impresionado aunque tapándose la boca y mirando de reojo hasta la puerta que daba a la trastienda.

-¡Hola don Paco! Mi tía me envió de compras…- suelta mi niña un poco confusa porque el don mirara tan de reojo hacia su trastienda.

-Ya veo… ya veo… ¿Qué necesitas?- responde el tipo medio nervioso, acercándose a Rebeca y poniéndose en su camino antes de que mi nenita pudiera avanzar.

-Mi tía me dio una lista, un momento…- dice Rebeca revisando su móvil y don Paco se acercó para mirar.

Como mi nenita aún seguía manteniéndose al margen por consejo de Sally, se apartó un poco disimuladamente y solo se dedicó a hacer sus compras escogiendo los productos hasta llenar la bolsa.

De pronto, se escucha abrirse la puerta de la trastienda…

-¡Ya estás otra vez con lo mismo! – le grita la esposa al ver a Rebeca y a Paco juntos. La mujer llegó hasta donde estaban y quiso ingresar a la caja registradora en lugar de su esposo.

Paco saltó apartándose de Rebeca y dejó que su esposa fuera la que cobrara a mi niña.

-A ver, ¿te falta algo más? – preguntó la doña fríamente. No había atisbo de su clásica amabilidad con mi niña, como en otras ocasiones donde hasta le regalaba cosas hoy solo la quería despachar al instante.

-No, doña Lucha. Solo eso, gracias- responde Rebeca educada y algo temerosa.

Mi nenita salió de la tienda medio confusa por todo lo sucedido, sin embargo, la curiosidad pudo más así que se quedó cerca, oculta tras un árbol cercano del jardín mirando hacia la tienda.

Logró ver que doña Lucha bajó las persianas metálicas como si cerrara repentinamente la tienda. Rebeca se extrañó porque era muy temprano para ello. Cuando la doña terminó de bajar la persiana, mi niña se acercó de puntillas y pegó el oído para escuchar lo que pasaba al interior:

-¿¡Qué no te he dicho que no te vuelvas a acercar a esa niña!?- se escucha a doña Lucha.

-¡Pero si vino ella sola!- responde la voz de Paco.

-¡Viene ella sola, dice el viejo verde! ¿Quieres que te metan preso y nos arruines la tienda? ¿Qué van a decir los vecinos? – le reprocha molesta su mujer.

-Yayaya… Te he dicho que esos tipos son unos estafadores y nos quieren embaucar con sus mentiras… ¡No es verdad! ¡No tienen pruebas!

-¡Entonces ve a la policía, so idiota! ¡Denúncialos por extorsión!

-¡En la policía no confío, Lucha! Si se ponen de su lado nos arruinan la tienda con los chismes de los vecinos…- le decía el don procurando que su esposa bajara la voz.

-¡Entonces no te quedes en la tienda cuando venga esa niña! – le replica la doña.

Rebeca escuchaba procesando lo sucedido. Su cabecita daba vueltas pensando en todo lo que llegaban a sus oídos. A pesar de lo tontita que era, le había quedado clarísimo que de alguna forma doña Lucha sabía o sospechaba que su esposo le estaba haciendo “cositas” a ella.

¡Victorino! De seguro el sexagenario era el responsable de estas amenazas. Él le había dicho a mi niña que se aseguró que Paco y Manolo no volvieran a molestarla. Así que seguramente don Paco y su esposa habían sido intimidados por los subordinados del tipo.

¡Inoportuno problema! Aquello anterior significaba que estarían en guardia, y quizás podrían decirle algo a su tía, lo cual mi nenita no lo había tomado así al principio, pensando tontita ella que todo ya estaba arreglado…

¡Habría que solucionar esto cuanto antes! Rebeca sabía con quien tendría que hablar para aclarar el asunto sin poner en peligro su actual estilo de vida… ¡Y lo tenía que hacer lo más pronto posible! …

¿Por qué los adultos no dejaban de darle problemas?’, pensó molesta mientras sacaba su móvil y buscaba entre sus contactos. Rápidamente localizó a quien buscaba:

-“¿Qué pasó, loca? ” responde Stella al zumbido que le envió Rebeca por el chat.

-“¿Victorino ya está contigo?” pregunta mi niña.

-“No, aún no llega”

-“¿Dónde estás? ¿Saliste a la calle?”

-“No, sigo en la tienda”

Rebeca dio un último suspiro antes de escribir lo siguiente:

Quédate allí, llego en 5 minutos”

…………………………..

Era una tarde soleada de un nuevo viernes, las rosas del balcón empezaban a florecer completamente denotando el inicio de una nueva estación. Con fortuna se parecerían a las que se exhibían gloriosas en los jardines de esa gran residencia de innumerables hectáreas.

Todo parecía transcurrir con normalidad en aquella finca alejada del centro de la ciudad. Al ser un viernes por la tarde los trabajadores se apresuraban para culminar con el mantenimiento previsto de la piscina y los jardines casi parecidos a bosques con que contaba aquella gran residencia.

Los limpiadores de piscina y jardineros se intercalaban turnos para cubrir la brutal extensión de terreno, mientras dentro los criados se encargaban de dejar todo preparado para la corta estancia del patrón regente de aquellos dominios.

Y si bien su labor constaba de aplicar el mantenimiento a toda la residencia, por alguna razón aquella tarde se tenía prohibido subir al segundo piso de dicha residencia… ¡sospechosa situación!

Tal orden fue dada por el mayordomo jefe (mandado a su vez por el patrón) y no sería desobedecida por nadie que trabajara en dicha extensión por más que la curiosidad picara a más de uno. Aunque a decir verdad, los trabajadores más antiguos y de confianza hacían la vista gorda de lo que de verdad sucedía y se dedicaban a que los más jóvenes no se entrometieran en los asuntos del patrón.

Y es que bastaba transcurrir unas cuantas puertas del segundo piso para acceder a una de las salas de relajación del patrón con balcón piscina incluida, desde la cual se escucharían unos tenues sonidos:

-¡Ahhhh! Ahhh!!

-BUFFf!! Joooder!!

-Ayyy!! Ahhh!!

Aquellos gemidos y jadeos se escuchaban claramente en el segundo piso, e incluso, se escucharían si alguien pasara por el primer piso muy cerca de aquel balcón. Tal parecía que a pesar de sus precauciones, el patrón de la finca no sentía la mínima vergüenza por exhibir al aire aquella profana escena:

-¡Ayyy! Daddyyyy!!

-Hoooo!! Joooder!!

-Ahhh!! Ahhh!! Ahhh!!

Stella y Victorino garchaban sobre el jacuzzi que daba al balcón del segundo piso. Ambos refugiados en aquel ambiente que pertenecía a la sala de entretenimiento del susodicho y que contaba en su interior con una sala amoblada de juegos, además de la piscina jacuzzi en el balcón para relajación.

Aquel jacuzzi que parecía una piscina expuesta al aire libre con vista a los terrenos donde al fondo se podía ver la caballeriza con los nuevos ponys adquiridos por el acaudalado sexagenario y del cual había

La pequeña de 11 años lo montaba de frente con sobrada destreza, consciente de lo que hacía y en plenos cabales de una vaquera experta en estas lides. Victorino la tenía cargada sobre él mientras manoseaba el cuerpito y las carnes de la exuberante niña, ayudándola con el ritmo de sus brincos, facilitando la penetración a ese coñito infantil que había recibido por años y ahora se abría a voluntad.

Las burbujas del jacuzzi saltaban y se movían al ritmo que imponían los fornicadores que perturbaban la tranquilidad de aquellas aguas con cada saltito de la exuberante Stella sobre el tipejo que aún apoyado contra uno de los bordes se daba el gusto presionar los pezoncitos de la pequeña mientras con su otra mano le introducía un dedo en su anito, queriendo facilitar la penetración doble.

-Auuu!! Daddyyy!! Ahhh!!

-Ufff!! Joder, Stellla!! Ufff!!

-Así, Daddy!! Ahhhh!

-Hoooo!! Venga, Joder!!! Ufff!!

Sus cuerpos húmedos se rozaban precipitadamente mientras garchaban sin descanso cual si fueran dos bestias entregadas al placer carnal. Aun cuando la diferencia de tamaño de ambos fuera casi del doble, con aquel adulto cargando a una nenita de la sexta parte de su edad, en experiencia la pequeña no parecía perderse en los trajines de tal faena…

Sin embargo, ambos amantes no estaban solos…

-Ummm!!! Aaa….Ummmm!!!- se escucha un gemido a corta distancia de ellos:

Desde la otra esquina del jacuzzi, igualmente desnuda que los protagonista y contemplando aquella profana escena, Rebeca flotaba de espalda, echadita boca arriba y apoyada con su cabecita a uno de los bordes acolchonados de la bañera mientras se pasaba un enorme vibrador por toda su vaginita.

-¡Ahhh! Ummmmmmm….- murmuraba mi niña cuando justo llegó a su pepita con aquel nuevo juguete fálico que le había prestado el vejete dueño de aquella mansión, mientras no dejaba de admirar cachonda la escena de su amiguita garchando con el susodicho.

¡Tremendo descaro al aire libre! Dos nenitas nadando desnudas junto a un vejete que gozaba de tan encantadora compañía, sueño anhelado por cualquiera que hubiera contemplado los brutales atributos de ambas niñas, sobre todo los de mi Rebeca.

Stella montaba muy bien a Victorino, haciendo que el agua a su alrededor salpique completamente con el roce e impacto de ambos cuerpos.

-¡Umm! ¡Ahhh! Umm!! Daddy! – exclama la rubiecita brincando al sexagenario.

-Hooo… Uff…. Mmmmm!! – bufa Victorino al último comenzando a dar lengüetazos a los pezoncitos de Stella que parecían unos chuponcitos.

-Uhh…. Ahhh…Ahhh…- gime Rebeca presionando más aquel juguete fálico sobre su pepita.

Ambas nalgonas se exhibían para al afortunado sexagenario que resistía la animosidad de Stella, contemplando como se masturbaba Rebeca a pocos cms de distancia. A pesar de no ser participe, aquel espectáculo era 10 veces mejor que los videos que le compartía Sally por el móvil… ¡Nada como la acción real para estimular a la nalgona “Becky”!

Sin duda que era una sensación distinta a las demás, el tener a una tercera persona hacía que mi nenita ganara complicidad no solo con su amante masculino sino con la otrora niña que montaba al macho adulto que gozaba de la compañía de ambas nenitas.

-Fuffff!! Venga, nalgona… Ahora sí…- suelta de pronto Victorino levantándose y cargando a Stella él mismo para cogérsela en aquella pose donde la tenía en el aire. A pesar de su edad, el sexagenario sacaba fuerzas de la nada para conseguir satisfacer a la pequeña de 11 añitos.

-¡Ayyy! ¡Daddy! Ummmm!!

-Hoooo!! UFFF!!! Joooo!!

-¡Dadddy! ¡Ahhh! ¡Daddy!

-Hooo… Uff…. Mmmmm!!

Ambos amantes continuaron sacudiéndose por varios minutos hasta que mi nenita que seguía toda la escena sin dejar de presionar aquel vibrador sobre su rajita de pronto se siente llegar al éxtasis, al mismo tiempo Victorino parece ensancharse dentro de Stella, cual morcillón repleto de aquel líquido vital para tales guarrillas.

Aquel dichoso falo ingresaba y salía raudamente de Stella mientras Rebeca miraba a ambos amantes sacudirse, sin embargo el término de la batalla estaba dicho y solo segundos nos separaba de la colosal venida triple que estaba en ciernes… ¡Vaya locura!

Finalmente, Victorino no logra aguantar más y termina derramando el contenido de sus gónadas dentro de Stella que la niña aceptó como la experta que era de estos haberes lujuriosos.

-Ohhhh!!! Ufff!! Joooooder!!! -exhala Victorino corriéndose en aquella vaginita de 11 añitos.

-AHHHHHHH!!! – chilla Stella sintiendo como la rellenaba aquel maduro en su rajita.

-UHHH!!! AHHHHHHHH!!- grita Rebeca viendo estrellitas por el orgasmo.

Los tres chillidos sincronizados mostraban que habían llegado al límite de sus sentidos, mezclando sus psiques en aquel orgasmo compartido. Los chillidos de las nenas se mezclaron con los bufidos del vejete, todos ellos sonidos liberadores que emularon lo sucedido hace unas semanas cuando mi niña había visitado aquella finca y se encontró con Stella el último día.

Tardaron unos instantes en recomponerse, incluso mi nenita que estaba mareada por la brutalidad del orgasmo se quedó echadita contra el borde del jacuzzi, solo flotando viendo borroso.

Tuvieron que pasar unos minutos para que pudiera responderle a alguien más, en este caso a Stella que se acercó a mi pequeña y tomó el vibrador que dejó flotando cerca de ella.

-¿Qué dices, está bueno? – pregunta la rubiecita.

-Siii, me gusta…Ummm…- suelta Rebeca cuando se sobó su rajita bajo el agua. Tras el tremendo orgasmo con aquel vibrador aún se sentía muy sensible. Stella dejó el aparato a un costado del jacuzzi mientras Rebeca tomaba aire aun recuperándose.

Escuchó de pronto que se abrió la puerta de vidrio que daba a la sala de juegos y volteó a mirar.

-A ver pequeñas, sírvanse… – les dice Victorino colocando en uno de los bordes una bandeja con dos batidos enormes junto a un plato lleno de canapés.

-¡Yey! – acepta Stella tomando uno de los batidos que era de mango.

-¡Gracias! – acepta Rebeca tomando el de fresa y doblando el sorbete para beber.

Una escena propia de un abuelo y sus nietas de vacaciones era deformada por el contexto actual donde ambas niñas desnudas igual que el susodicho disfrutaban de un refrescante chapuzón en aquella finca a las afueras de la ciudad.

-¿Ya esos haraganes habrán terminado de limpiar la piscina? Si lo hacen podremos movernos para allá- pregunta Victorino sirviéndose una copa del vino que se trajo también en la bandeja.

-Pero aquí está mejor, daddy…- le tranquiliza Stella.

-Sí, luego vamos por los ponys.- dice mi niña girando la vista hasta la caballeriza que podía verse desde el balcón. Mi niña pudo distinguir aquellos ponys nuevos que le contó la rubiecita de su costado.

-Siiii… ¿Es cierto que compraste dos nuevos, daddy??- pregunta Stella emocionada.

-Así es… pero antes…- suelta Victorino dejando su vino que bebió de un solo sorbo y acercándose al borde donde estaba mi Rebeca y poniéndose a su costado – aún falta que me digas ¿qué es eso que quería pedirme, nalgona?

Mi niña recordó rápidamente aquello por lo que había venido. Y es que haberse llenado de lujos un par de horas mientras acompañaba a Stella en su visita a la finca hizo que perdiera la perspectiva.

Ya acostumbrada a tratar dos semanas enteras con Victorino, volver hizo que se metiera completamente en el papel, al punto de unirse al “encuentro” de Stella y el sexagenario cuando al comienzo le advirtió al tipo que solo venía a hablar con él y estaría al margen… ¡La nalgona “Becky” hizo efecto en mi niña!

Rápidamente le contó todo el asunto de Paco y lo que quería que hiciera para solucionarlo.

-Y eso venía a pedirte, papito…- le dice Rebeca casi al oído porque estaban muy cerca el uno del otro, ambos apoyados contra uno de los bordes del jacuzzi.

-No hay problema, nalgona…- responde Victorino acariciando el cabello de mi niña para luego bajar su mano por debajo del agua hasta llegar a acariciar su cinturita, brutal inicio de aquel trayecto hacia aquellas caderotas de mujer-…. solamente debo hablar con mis empleados del buffet para que aclaren el asunto con ese tendero y su mujer, ¿no es así?

-Siii, papito… Y con don Manolo…- afirma mi niña entusiasta por la cooperación del tipo. Aunque también sentía como el tipo al abrazarla ya había llegado con su mano como garra hasta el nacimiento de su prominente derriere de mujer. -… él siempre trabaja cerca de mi casa, aunque no sé dónde está ahora…- continúa mi niña poniendo a trabajar su cabecita para saber dónde podría estar.

-No te preocupes, nalgona. Mis detectives ya sabrán encontrarlo y aclaramos el asunto ¿Vale?- le dice Victorino hablándole al oído mientras continúa deslizando su mano bajo el agua hasta aquella rajota de mi niña en medio de tremendas nalgotas.

-Oki, papito. Gracias…- acepta mi niña más tranquila y dándole otro sorbo a su batido de fresa.

Stella aburrida en su lado se dedicaba a poner música con el mando del equipo de sonido que estaba cerca, mientras tomaba un canapé de la bandeja que trajo Victorino.

-Y dejando eso de lado, nalgona… ¿No has tenido otro problema además de ese?

-Eh… No, papito…- responde Rebeca pensativa.

-¿Tu tía no te ha dicho nada estos días? ¿Sobre… algún problema de dinero, quizás?

-¡Ah sí! – suelta Rebeca cayendo en la cuenta de algo reciente.- Ayer mi tía me dijo que… – responde recordando la conversación de ayer que medio la dejó confundida cuando Verónica le contó que estaba esperando un llamado de una congregación de sacerdotes diciendo que le debían enviar una “compensación” monetaria de parte mía.

En otra ocasión mi nenita se hubiera emocionado pensando que significaría que había vuelto o estaba cerca mi regreso. Pero ya después de habérselas arreglado solita y siendo tan pequeña, no lo tomaba con tanto entusiasmo. Muchas decepciones la llevaron a ser muy desconfiada con mi regreso.

Rebeca le contó los detalles a Victorino quien escuchó atentamente sin apartar sus manoseos. De paso el tipo le aclaró a mi nena que esa cantidad era lo que normalmente se necesitaba para que su tía no tuviera problemas y vivieran tranquilas, tal y como habían estado estas semanas con lo que él le había dado a su tía, y si no lo recibían de seguro Verónica estaría estresada nuevamente.

-Entiendo… entiendo… -dice Victorino tras escuchar a Rebeca-… Pero sabes nalgona, todos los depósitos del Club están paralizados… Me lo dijo ayer otro miembro cuando recibí un correo de su parte.

-Eh…?- pregunta Rebeca medio confusa.

-Sisi, mi nalgona… Los depósitos están restringidos desde hace tiempo… Pensé que tu tía y tú lo sabían… ¡Con razón han estado pasándolo mal!

-No entiendo, papito…- suelta Rebeca aturdida con la nueva información.

-Hasta ayer mi contacto me contó que aún no cobraban la “compensación” de Arturo. Si no le preguntaba no me habría dado cuenta- le dice el tipo dándose importancia.

Todo este asunto era rarísimo para mi niña pero iba tomando sentido con cada palabra del tipo… ¿Porqué de pronto las abandonaría tan repentinamente y sin ninguna compensación?

Mi nenita sabía que yo siempre contaba con dinero de algo llamado Club, pero no sabía ningún otro detalle. Solamente lo que grabábamos videos y eso, pero luego de escuchar a Victorino en su cabecita se iba haciendo la idea de que de verdad aún podían recibir aquel dinero…

¡Pero era una trampa! Mentiras y verdades a medias que usaba Victorino para convencer a mi nalgona niña. El sujeto era demasiado astuto para mantenerse al margen del todo de mi pequeña y buscaba una estrategia más “pacífica” de como seguir recibiendo los favores de mi exuberante Rebeca.

Habiendo sido él quien se encargó de remodelar el departamento de Verónica, ahora también había montado esto de la “compensación” que supuestamente debían recibir ambas.

¡Sino porque nunca lo mencionó hasta justo ahora!

Aparte de que si bien era cierto que me depositaban del Club, ya una vez no perteneciera a esa facción de don Augusto, era imposible que ellos mismos me depositaran. Ya que ahora era un paria para ellos y solo me protegía la facción de Isaías.

-Arturo debe arreglar ese asunto.- concluye el sujeto muy seguro de sí mismo.

-¿Y no nos enviaran nada? – pregunta mi niña molesta.

-No, claro que no… Solo Arturo puede pedirles que les depositen… Ni yo podría, pequeña…

-No… – se lamenta mi niña pensando que Victorino podría ayudarle ya que había venido a pedirle favores.

No deseaba volver a ver a su tía nuevamente vendiendo todas sus cosas lujosas que había recuperado hace poco y ya se estaba volviendo a acostumbrar su vida de lujos previa a mi huida.

-Pero no te preocupes, pequeña… Vamos a arreglar esto..- le dice el don besando la mejilla de mi nena.

-¿Se puede? – pregunta mi nenita animada nuevamente por la idea. Al escuchar que no podía se pensó que Victorino ya no podría.

-Claro que sí, pequeña… Todo se puede arreglar si negociamos los dos juntos, ¿no te acuerdas lo del concierto? Los dos solos solucionamos eso, ¿no es así, mi nalgona? – le dice el tipo ya muy al oído y sin cesar el manoseo a la escultural figura de Rebeca.

-Yupiii…. Entonces…

-Mire, nalgona… Así lo solucionamos fácil: ya que Arturo no está no permitiremos que ese dinero se pierda cuando podría servirle a ti y a tu tía, ¿vale? – pregunta y mi nenita asiente.- Entonces, voy a enviarle a tu tía la “compensación” cada mes y ya Arturo me pagará cuando vuelva.

-Mi pap… digo, el señor Arturo pagará y nosotras no?- pregunta mi niña evitando llamarme papi porque había aprendido que solo podía llamarle a Victorino de esa forma cuando estuvieran en la finca.

-Así es, mi nalgona… Ya nos hemos llevado mal en el pasado, pero ahora te has “portado muy bien” así que todo lo que pase con ese dinero se lo cobraré a Arturo y no a ti ni a tu tía… ¿de acuerdo?.. No las molestaré a las dos por algo que es culpa de Arturo… ¿entendiste?

-Sisi…entiendo, papito… ¡Ay!- asiente Rebeca contenta justo cuando dio un gritito porque el vejete se había metido entre sus nalgotas y tanteado su esfínter presionándolo con uno de sus arrugados dedos.

-Muy bien, mi nalgona… eso sí, ya que voy a estar enviándoles dinero y no sabemos cuándo me pagará Arturo voy a necesitar que pongas un poco de tu parte para que pueda esperar a que vuelva Arturo y me pague…

-¿Cómo que…? Umm…- pregunta Rebeca comenzando a notar el truco en todo el asunto, al mismo tiempo sintió como el dedo de Victorino no cesaba de buscar el esfínter bendito de mi nenita.

Victorino sonrío mientras seguía con aquel dedo presionando y bailando en medio de aquellas nalgotas de mujer.

-Pues comencemos por algunos cambios: primero, me gusta que me respondas los mensajes, pero podrías enviarme más fotitos y responder mis videollamadas. A veces estoy muy lejos y deseo ver qué tan hermosa estás y como se mantiene este hermoso culote…- suelta el tipo acariciando el tremendo derriere de mi niña

-Ummm…- murmura Rebeca solo escuchando a Victorino.

-Segundo, no siempre voy a estar en la ciudad ya que tengo muchos viajes, así que debes poner de tu parte para que puedas recibirme en tu casa o visitarme aquí y “juguemos” tranquilos. No quiero que me esté dando esquive cuando me hago de mi tiempo para visitarla y ver lo hermosa que está ¿de acuerdo?

Rebeca no asintió pero escuchaba atentamente ya acostumbrada a negociar con el tipo.

-Tercero, mantendremos esto en secreto de los demás, ¿de acuerdo? Ni siquiera Arturo ni nadie debe saber de nuestro trato, ¿entendido, mi nalgona?

-Umm…- solo murmuró Rebeca.

-Y eso es todo… ¿ves que no es tan difícil? Solamente debes seguir “portándote bien” como siempre, y haremos que Arturo sea quien se encargue de pagarme todo. Ni tú ni tu tía tendrán que preocuparse.- termina Victorino mientras con su otra mano se alcanza una copa de vino para bebérsela de un sorbo.

Mi nenita iba acomodando todo en su cabecita desde el inicio de la conversación… ¡A pesar de lo tontita que era le quedaba claro lo que quería el vejete! Sin embargo, había algo diferente en mi pequeña a comparación de su situación en anteriores arreglos con el tipo.

Y es que Victorino había encontrado la forma de interesar a Rebeca en el asunto sin la necesidad de amenazarla o algo parecido. Aquello era un gran cambio a comparación de situaciones anteriores.

Aquello no era una situación límite. Si no aceptaba, su tía ya buscaría otra forma de sustentarse. Ella seguiría estudiando y en el vóley, llevando su vida sexual como quisiera sin ningún abusivo que la chantajee. Solamente volvería al punto de antes de tener tantos lujos. Ni siquiera Victorino podría amenazarla ya que ella también tenía pruebas contra él como vimos en su primera visita a la finca.

Sin embargo, si aceptaba, Rebeca no solo le haría un favor a su tía mejorando el estilo de vida de ambas y de Danna. Podría comprarse lo que quisiera y conservar todos los lujos que tenía en casa. Además de tener a Victorino a su disposición en caso requiriera algún favor de emergencia, ya que era un adulto “confiable” para solucionar problemas que se le presentaran y que no podría Jason.

Ya en ese punto, Rebeca le había perdido el miedo a negociar con Victorino y por supuesto a “portarse bien” como pago por cualquier favor del tipo. Sin embargo, en su mente siempre estaba el de si estaba bien dejarse llevar por los placeres de “encontrarse” con el sujeto, cuando al final lo hacía como pago de favores que recibía. Incluso con lo del concierto había sido una emergencia porque antes eso no le llamó para pedirle dinero ni nada parecido.

Al fin y al cabo, después de todos estos meses había agarrado el gusto a utilizar su despampanante derriere para solucionar sus problemas. Lo de hoy sería una raya más al tigre y mi niña parecía enrumbada en aceptar las condiciones del susodicho.

Con el tupe de una experta, Rebeca se movió zafándose del abrazo de Victorino quien vio como la nenita nadaba hasta llegar al borde opuesto del jacuzzi que daba directamente con la fachada de la mansión. Desde allí podía ver todos los terrenos de la finca, así como muy de lejos a quienes trabajaban en los jardines.

De pronto una excitación producto de la exhibición comenzó a llenar su cuerpito, haciéndole recordar sus últimas faenas exhibicionistas con Manolo y recientemente con el papá de Melina. La nalgona “Becky” emergía en los momentos necesarios en que mi nenita se preparaba para una nueva faena.

Tantas personas en los terrenos de la finca y no sabían que una nenita estaba allí en el segundo piso exhibiéndose. Y los que pudieran saberlo eran poquísimos y Rebeca ni se imaginaba porque nunca los veía cuando volvía a la finca.

Con todo eso en mente, mi pequeña se apoyó con sus manitas hacia el balcón mientras empinaba su tremendo culazo haciendo que emerja del agua y se posicione húmedo y tentador como ningún otro en el mundo… ¡Delirante instantánea de aquellas nalgotas de mujer!

-Ufff… Mire nada más que bien puso esta cola.. ¡Juajua! – ríe divertido Victorino nadando hasta donde estaba Rebeca y tomando con sus manos como garras aquel culote de ensueño incrustado en el cuerpo de una niña de 10 añitos.

Con la permisividad de mi pequeña, el sujeto abrió ambas nalgotas y comenzó a pasar su lengua bailando entre toda la superficie de su rajota hasta llegar a aquel esfínter bendito que casi se abría por tanta estimulación a sus alrededores.

-Umm… Pero hoy solo “jugamos” por mi colita, ¿oki, papito?- advierte Rebeca volteando a mirarlo con aquellos ojitos “inocentes” y soltándole aquella vocecita que tanto nos encanta a todo aquel que ha tenido la fortuna de nacer para contemplar semejante paisaje.

El vejete exhibe una sonrisa de oreja a oreja poniéndose en pie con su verga ya erecta y apuntando hacia aquel culote de ensueño que lo engatusa de manera brutal, como aguardando por la llegada de su maduro penetrador.

-Claro que sí, nalgona… Uff… ¡Prometido! Mañana hablo con tu tía y arreglamos ese asunto… Jojo…- ríe ansioso el sexagenario sabiendo que está a nada de conseguir nuevamente el favor de tan nalgona niña.

Rebeca lo mira una última vez, sabiendo que aquel pequeño “sacrificio” prolongaría aquella vida sin preocupaciones a la cual se estaba acostumbrando… ¡Jaja!… Y es que digo sacrificio entre comillas porque la verdad es que luego de ver como Stella y Victorino follaban, mi nenita se calentó muchísimo.

Con un tupe de experimentada a sus 10 añitos, mi niña sonríe justo antes de darse la vuelta y empinar más su precioso culote de mujer que destacaba en aquel cuerpito infantil.

-Oki, papito. Ya estoy lista – asiente Rebeca agarrándose bien del borde, aguardando por lo inevitable.

La escena profana estaba a punto de pasar a otro nivel cuando Rebeca se fundiera nuevamente con el afortunado Victorino quien ya se pajeaba a escasos cms. El susodicho la agarró de su cinturita sintiendo aquella suavidad de piel como la seda, recorriendo con sus dedos como garras por aquel contorno hasta el nacimiento de aquellas nalgotas de ensueño que apuntaban hacia él.

De pronto, Stella se puso a un lado de Victorino y comenzó a protestarle:

-¡Entonces no íbamos a jugar solo los dos? ¿Rebeca no iba a solo mirar?

-Stella, no me molestes ahora…- replica Victorino aferrándose a la cinturita de Rebeca como si fuera un tesoro de valor incalculable.

-Pero tú lo prometiste…- insiste Stella haciendo puchero y jalándole del brazo. El vejete ya harto solo atinó a contestar:

-Yayaya… Te compraré algo para que dejes de molestar…

-Yupiiii.. El nuevo móvil que te dije, daddy…

-¿Cómo? Si hace poco me pediste que te comprara el otro…- voltea momentáneamente a ver la rubia, sin embargo rápidamente volvió la vista hacia el culote de mi pequeña como si una fuerza magnética lo atrajera y no pudiera apartar la mirada-… Bueno, da igual… pero tendrás que portarte muy bien la próxima vez…- la resondra antes de volverse a donde lo esperaba mi pequeña.

-Siii… yo le pido a mi mami para que me deje quedarme todo el fin de semana la próxima vez que vuelvas de viaje, daddy.

-Veeease… tremenda estafadora siendo tan chiquita… ya sé de dónde “Becky” copió sus métodos…

¡TAZZ! ¡TAZZ! Victorino nalgueó a Rebeca quien entendió perfectamente el reproche en broma del vejete que a pesar de la voz enojona tenía cierto tono de sorna.

-Pero daddiii….- sigue jaloneándose Stella con el tipo.

-Me pides eso cuando ya me debes otra semana de la anterior vez que dijiste que no te daban permiso…

-Sí, daddy… entonces… entonces me voy contigo de vacaciones a Disney como me pediste…- pide Stella con su sonrisa angelical como si estuviera hablando de cualquier favor, pasando por alto el hecho de estarse entregando a aquel vejete que le sextuplicaba la edad.

-Bueno… ya hablamos de eso después… Ahora tengo que encargarme de esta otra nalgona…

¡TAZZ! ¡TAZZ! Nuevamente otras nalgadas a Rebeca que ya en modo Becky no desea esperar más…

-¡Ayy! Papito…

-Que bien suena este culazo que no es de niña… Ufff…- suelta Victorino relamiéndose mientras con sus dedos abre la entrada a la cavidad anal de mi pequeña que parece lista para recibir a aquel visitante ilustre que ya conoce internarse en aquellos dominios.

Al borde de la locura, Victorino retira sus dedos y empuña su verga que esta como un mástil por la erección, para acto seguido ingresar con su curtido miembro a los rincones ocultos de la nalgona Rebeca, llegando sin ningún problema hasta la mitad de aquel delirante camino.

-Ummm!! Ahhhhhhhhh… – gimió rico Rebeca, agarrándose muy fuerte del borde del jacuzzi y al mismo tiempo cerrando sus ojitos para dejar atrás el dolor inicial y concentrarse en el placer que le otorga aquel miembro adulto… ¡Liberador!

-Ufff… Joder!! Ya extrañaba este culazo que tienes, Becky… Hoooo…- exhala Victorino sin intenciones de detenerse, avanzando con su miembro hasta el final del recorrido.

-Ummmmm.. Ayyy…Ahhh.. Papitooooo…- gime Rebeca sintiendo como el tipejo ingresa en su totalidad dentro de su ansiado esfínter mientras la encula en pose de a perrito.

Rebeca al sentirse completamente llenada, dobla más su espaldita hacia abajo, quedando de frente casi contra la superficie del agua que la refleja tal como es: una nenita calenturienta que a sus 10 añitos ha devorado más vergas adultas que tipas que le doblan la edad.

-Ufff ¿Me extrañaste tú también, culona? Hoo…- escucha una voz que le susurra muy de cerca-… He visto que te has portado mal en tu Instagram… Jojo..- ríe Victorino hablándole al oído a mi nenita.

-Pero, papito… Ahhhh… Siempre te envío las fotitos que me pides…

-Ufff…Claro que sí, nalgona, pero luego de que te hagas de rogar… Jojo… Pero ahora ya no te harás de rogar… ¡Jojo!

¡TAZZ! ¡TAZZZ! Victorino vuelve a nalguearla pero esta vez de manera doble.

-¡Ayyyy…!

-Ufff.. que bien suenan estas nalgotas…Ufff… Pero más rico es estar dentro tuyo, culona…

Mi nenita sabía que el vejete se tomaría el tiempo en querer follarla habiendo consumido estimulantes para esta tarde y por eso al comienzo no había accedido a verlo sabiendo que se pondría muy pesado en acapararla.

Y si mi nenita necesitaba desahogarse podría buscar a otro de sus amantes, sin embargo, hace poco Stella le había contado la forma para deshacerse rápidamente del susodicho.

Y es que la rubiecita ya más acostumbrada a lidiar con Victorino, le cambió la bebida por la soda que pidió para ella. De esa forma, el vejete no duraría tanto como se pensaba. Y más aún, luego de haber sido previamente montado por Stella.

Solamente bastaba darle la última deslechada y lo dejarían fuera de combate y ambas podrían pasearse por la finca solas, mientras dejaban descansar al vejete… ¡Vaya par de niñas!

Ya metida en su papel de “Becky”, Rebeca procede a soltarle su última provocación:

-¿Ya vamos a jugar, papito? … Ummm… Quiero jugar ya, papitooo…- le suelta con su vocecita de ángel que contrasta con la escena profana que presenciamos a plena luz del día.

-Ahora sí, nalgona….UFFF!!!… – bufó extasiado el maduro, apretando su agarre a la cinturita de avispa de Rebeca mientras mi nena se prepara cerrando los ojitos para lo que sabe está por suceder.

Plaff!!…. Plafff!!…..Plaf!!… Plaf!! De pronto, el tipo comenzó a moverse, embistiendo raudamente a mi Rebeca como si fuera una adulta. Mi nenita resistía empinando su culazo de mujer, mientras el vejete se sacudía cada vez más rápido a fin de degustar de las carnes de semejante monumento de niña.

-Ahhh!!! Siii! Sii!! ¡Papito!!

-Ohhh!!! Joder!!

-Siii!! ¡Que ricooo, papito!! Ummm!!

-Ufff!! ¡Tenga culonaaa…!! Ufff!! Tenga su merecido!! Jooo!!

Todos los recatos ya no existían, ambos olvidaban que a su costado estaba Stella mirándolos. Rebeca solo se concentraba en aguantar como una campeona los sacudones que recibía, dejando volar su mente y cayendo en los deseos de Afrodita, gimiendo cachondísima ante el placer que recibía su pequeño cuerpito.

-Ahhhh!! ¡Siiii!!! Que ricoooo… ¡Siii!!

-Joderrr!! Ufff!! UFFF!! HOOO!!

-Bufff!! Joderr!! Woo!! ¡Qué buena estaasss, Becky!! Hooo!!

-Ahhh!! ¡Siii! ¡Qué rico! Siii, papitoo!!Dame!!!

El agua a su alrededor salpicaba por el impacto de la pelvis del sujeto sobre aquel culote de ensueño en el cuerpo de una nenita de 10 añitos. Los gemidos y alaridos de ambos podían escucharse si alguien pasara cerca de aquel balcón piscina del segundo piso desde donde se veían los terrenos de la finca, sin embargo, nadie parecía prestar atención a lo que sucedía a plena luz del día…

PLAFF!!…. PLAFFF!!…..PLAF!!… PLAF!!

-¡Ahhhhhh! ¡siii!! Ummm!! Ahhh!!

-Bufff!! Beckyy!! Joder!!! Hooo!!

-Siii papitoo!! ¡Que ricoooo!! Ahhh!!!

-Joooo!! Ufff!! Jooo!!

Ambos amantes tenían pocas intenciones de detenerse, tanto mi nena como el tipo quien, tomándola de su cinturita de avispa la embistió por varios minutos desquitándose todas las ganas que le tenía al no verla por semanas donde se masturbaba con las fotitos que esta le enviaba. Rebeca por su lado, totalmente concentrada, gemía loca de placer al experimentar las mieles del sexo sabiéndose en su elemento y no permitiendo que nada la distrajera de aquella faena.

PLAFFF!! PLAFF!! PLAFFF!!

-Joder!! Hooo!! Ufff!!!

-Ahhh!!! Siii!! Sii, papitoo!! ¡Dame!! Umm!! Siiii!!

-Ohhh!! ¡Claro que te doy, nalgona! Ufff!!

-Siii!! ¡Qué ricooo!! Ahhh!!

Tantas sensaciones, tanto placer, tanto deleite libidinoso que debe recorrer por el cuerpo del afortunado vejete que logra gozar de aquella despampanante nena de 10 añitos. Aquella rítmica danza parecía no tener descanso hasta que…

-Hooo!! ¡Es hora de probar lo que practicamos, culona! – suelta de pronto Victorino deteniendo por un instante los embiste aunque sin dejar de encularla.

-Ahhh… ¿papitoo? – pregunta Rebeca siendo de pronto cargada por el tipo como si fuera una muñeca y al mismo tiempo abierta de piernas exponiendo su rajita al aire libre. Pudo sentir la brisa de la tarde por todo su cuerpito.

-Joo!! Culona, vamos a cambiar de posición…- le dice al oído a mi niña cargándola como si fuera de su propiedad y sin zafarse de dentro de ella.- ¿Estás lista, Stella? – pregunta esta vez dirigiéndose a la otra niña.

-Lista, daddy !! – responde la rubiecita apareciendo de pronto frente a ambos amantes llevando aquel vibrador enorme con el cual Rebeca se estaba masturbando hace unos instantes.

-¡Muy bien! Ya sabes que hacer…

Rebeca imaginándose lo que se venía, cierra sus ojitos ante la inminente penetración doble…

-Ahhhhhhhhh!! Siiiiii!! – gime fortísimo Rebeca cuando de pronto el vejete reanudó sus embiste esta vez teniéndola cargada, mientras al mismo tiempo era estimulada en su rajita por el gran vibrador que cargaba Stella.

-Jooooderr!! Hoooooo!! ¡Becky! Bufff! Hooo!! – bufa Victorino empujando hacia arriba a mi pequeña con toda la fuerza que le fuera posible. Su cachondez también fue disparada al hacer partícipe a la otra nenita en el acoso sin tregua a los orificios de mi Rebeca.

-Ahhhhhh!! Papitooooooo!!! – chilla nuevamente Rebeca cuando ambos acosadores punzantes comenzaron a moverse sincronizadamente dentro de ella.

¡Vaya locura! Rebeca cerraba sus ojitos mientras sentía como la invadían en ambos agujeros llevándola a un mundo de sensaciones que ansiaba experimentar por los relatos que leía, aunque por momentos estaba le entrara la duda al saberse tan chiquita y preguntándose si podría con tremenda tarea… ¡Hoy confirmaba que sí era capaz de ello!

-JODER!!¡BECKYY! ¡TOMAAA… JODER!! HOOO!!- le suelta el sujeto gritando desquiciado haciendo el esfuerzo por embestirla mientras aún la tenía cargada y sin perder el ritmo con Stella que punzaba el vibrador dentro de Rebeca.

-AHHH!! SIII!! ¡QUE RICO, PAPITOO!! ¡NO PARES… AAAHHHH!!- chilla mi nena loquita de lujuria al experimentar los ímpetus del vejete, sintiendo como vibrador también rozaba su pepita.

-OHHH!! UFFF!! ¡BECKYYY… JODER!! HOOOO!!

-AHHHH!! AHHH!! SIII!! ¡QUE RICOO!! AHHH!! AHHH!!

-WOOOO!!! JODERR!!! WOOOO!!!

-AHHH!!! SIII!! ¡PAPITOOO!! AHHH!!

Era impresionante como el doble de penetración también le daba el doble de placer que experimentaba en aquella pose incómoda, pensaba Rebeca. Nuevas puertas se abrían a su paso en su camino por experimentar más de su sexualidad a tan corta edad. Aun cuando ahora mismo sintiera que estaba a nada de correrse sin poder resistir tanta estimulación.

-WOO!! ¡TOME NALGONA!!! ¡TOMEEE!! WOOO!!!- exhala Victorino resoplando cansado pero satisfecho. Aún con todo ello, parecía que los estimulantes que tomó le daban vida útil para afrontar aquellos trajines impropios para su edad.

-SIII!! AHHH!!! ¡QUE RICOOO!! AUUU!!- chilla Rebeca aguantando el castigo en sus dos orificios, casi viendo estrellitas por tanto deleite. Lo inminente estaba por ocurrir.

-JODEEERR!! WOOOO!!

-¡AHHH!!! SIIII!!! ¡ PAPITO!!! SIIII!! ¡AHHHHHHHHHHHHH!

Y fue así que mi pequeña no pudo más. Tanta estimulación en su rajita hizo que acabara corriéndose copiosamente, como no lo había hecho en varios días.

¡Colosal venida! Mi nena se sentía en las nubes por tanta estimulación del vibrador en su coñito de nena y aquella verga vetusta en su esfínter que le había dado Victorino… las piernas le temblaban mientras dejaba que sus fluidos bajaran por su canal vaginal.

Y es que aquella estimulación doble era demasiado para ella y hacía que se viniera muy pronto. Lo habían intentado la última tarde que tuvieron ella y Stella con el vejete, pero hoy finalmente concretaron la coordinación necesaria para una penetración doble con total armonía en los embistes.

Aún en estado de shock, Rebeca no reparó que de pronto había sido puesta de vuelta en cuatro apoyándose contra uno de los bordes del jacuzzi. Se apoyaba con sus manitas casi por instinto en aquella pose perruna que tan bien se sabía.

¡PLAFFF!!! ¡PLAF! ¡PLAF!!! De pronto volvieron aquellos impactos gloriosos y amortiguados sobre sus caderotas de mujer… ¡Victorino no le daba descanso!

-¡AYYY! AHHHHH!! AYYY!!

-JOOOOOO!!! HHOOOOO!!

-AHHHH!! UMMM!! AHHH!!

-OHHHHH!! BUFFFF!!!

El reanude de los embistes la tomaron por sorpresa porque aún seguía mareada por el orgasmo, sin embargo, el vejete sexagenario también parecía querer su propio desquite y no daba tregua a la nalgona nenita.

-¡AHHH!!! AUU!!! PAPITOO!! ¡AUUU!!

-JODEEERR!! WOOOO!!

-AHHH!!! AUUU!!!! AHHH!!! – chilla Rebeca fuera de sí queriendo empinar su culote para facilitarle la penetración.

-FUUUU!!! ¡BECKYY!! ¡WOOO!!!!- exhala Victorino acomodándola bien sobre el borde del jacuzzi.

La batalla libidinosa donde se cogían duro y en cuatro a una nenita de 10 añitos, pero con una enorme cola de mujer, parecía no tener fin. Tantas sensaciones, tanto placer, tanto deleite libidinoso que debe recorrer por el cuerpo del afortunado vejete que logra gozar de aquella despampanante nena de 10 añitos. Sin duda él también estaba al límite de su resistencia luego de darles severas tandas a dos niñas muy nalgonas.

-AHHHH!!! ¡DAME LA LECHITAA, PAPITOO!! ¡DAMEEE!!! -chilla de pronto Rebeca volteando a mirarlo con sus ojitos de ángel.

-WOOO!!! FUUFFF!! WOOOO!! – apenas reacciona Victorino totalmente concentrando en dejarse la vida embistiendo a mi pequeña.

-AHHH!!! ¡QUIERO TU LECHITA, PAPITOOO!! UHHH!!

-WOO!! ¡CULONAAAA!!! WOO!!

Rebeca sabía lo que hacía. Ya una vez corrida por su rajita, ansiaba repetir otro orgasmo sabiendo que otro detonante sería cuando fuera rellenada con aquel líquido almacenado las gónadas de sexagenario.

Mi nenita no podía esperar más más sin que la llenaran por dentro con el fruto de su trabajo bien ganado. Deseaba finalizar aquella brutal faena con una venida de proporciones épicas que los elevara a ambos a la cima del placer hedónico.

-¡AHHH!!! PAPITOOO!!! SIIII!! ¡DAME!!

-JODEEERR!! ¡AHÍ TE VIENE, CULONA!!WOOOO!!

-SIII!!! ¡LA LECHITA, PAPITO!! PORFIISSSS!!! – implora nuevamente Rebeca al tipo que sabe que su final está a escasos instantes de decretarse.

-FUUUU!!! ¡CULONAAA!! ¡WOOO!!!!

-AHHHH!!! ¡QUE RICOOO!!! SIII!! SIII! SIII!! – gime mi niña sintiendo que de pronto el miembro de Victorino empieza a expandirse por última vez.

-CULONAAA!! TOMALOO!! CULONAAAAA!!!- exhaló violentamente el sujeto sin poder resistir a ese pedido desesperado de mi niña por ser rellenada con harta lefa.

-¡LLÉNAME CON TU LECHITAAA, PAPITOO!! LLÉNAMEEEEEEE!!

Y al final no pudo más el tipejo. El esfuerzo por embestirla, los chillidos y la estrechez de mi nena finalmente vencieron la resistencia del sexagenario quien viéndose acabar se dejó llevar y permitió que sus gónadas se vaciaran por completo emergiendo a chorros que fueron a dar en las profundidades del esfínter de la nalgona niña.

El paraíso terrenal ascendió a ambos amantes hasta la divinidad, derramando oleadas de placer por todo su ser con cada eyaculación del vejete dentro del perfecto culote de Rebeca, mientras no dejaban de temblar producto de los últimos espasmos que daban sus agotados cuerpos….

………………………

Era un nuevo fin de semana. Apenas fue ayer cuando había visitado la finca y llegó tarde a casa, pero antes de que su tía llegara. Gracias a la indulgencia de mi prima que salió temprano dejándole el desayuno hecho, Rebeca pudo dormir más de la cuenta ya que estaba algo exhausta de todo el trajín del día anterior.

Hoy le tocaba ir de compras ya que normalmente mi prima compraba para la semana, pero mi nena siempre se ocupaba de comprar fruta y alguna chuchería que le satisficiera. Esto lo hacía por varias razones, en parte porque se había acostumbrado a ir solita de compras para de paso comprarse una paleta o algún otro dulce, pero, sobre todo y quizás ya lo imaginaréis, porque le gustaba pasearse por la calle y robar miradas por todos lados gracias a su exuberante figura.

A su corta edad y tan libre como era, Rebeca ganaba mucha vanidad sabiendo que no pasaría inadvertida. Mi nenita se paseaba con un minileggin negro y un topcito verde apretaditos que ella sabía levantaría pasiones en hombres de todas las edades. Muchos de ellos volteaban y la comían con la mirada, ansiosos por degustar aquellas caderotas de mujer en aquel cuerpecito de niña pequeña.

Rebeca sentía sus ínfulas y (al igual que mostrarse en Inst***) eso satisfacía su vanidad por saberse tan deseada por tantos adultos. Su necesidad por atención masculina era tal que incluso intencionalmente solía extender sus paseos por donde hubiera hombres reunidos que inmediatamente quedaban prendados de tan exuberante criatura.

Algunos avezados le soltaban cosas morbosas, otros se quedaban callados y algunas mujeres soltaban comentarios como “es que estos padres las visten como mujerzuelas siendo tan niñas”. En esos casos, mi pequeña cambiaba su ruta para que no la perturbaran en su trayecto.

¡Pero lo que sucedería hoy no se lo esperó! Y es que luego de realizar sus compras habituales y justo cuando daba la última vuelta para llegar hasta su calle, al voltear se quedó paralizada cual estatua… Justo en aquella vivienda en obras a cuatro casas del edificio donde vivía, se encontraba trabajando un tipo alto y con overol azul cubriéndole todo el cuerpo… ¡Don Manolo!

Después de semanas sin saber de él, finalmente aparecía ante ella aquel procaz contratista que osó acosarla en su propio departamento y al cual mi nenita había consentido en distintas oportunidades.

¡Y es que llevaba tiempo queriendo ubicarlo! Se preguntaba si los detectives de Victorino ya habían dado con él para aclarar el asunto, pero recién habiéndolo acordado ayer era complicado que estuviera al tanto tan pronto.

¡La cantidad de veces que mi nenita lo buscó por el barrio! No lo encontraba por ningún lado y cada día mi nenita se tocaba a solas con su plumón, añorando por una nueva oportunidad de “encuentro” con aquel maduro trabajador que gozó de sus exuberantes carnes de mujer y la llevó a experimentar placeres que deseaba revivir.

Al mirarlo tan fijamente mientras caminaba hacia él, Manolo detectó a Rebeca y le sonrió burlonamente. Aquello produjo un estremecimiento en mi pequeña.

-¿Como ha estado, nalgona? ¿No la estaré molestando por trabajar cerca de su casa? – le saluda el tipo del overol cuando mi niña estuvo muy cerca.

Rebeca sintió un hormigueo por toda la piel al escuchar su voz gruesa y varonil. Nuevamente estaba frente a aquel sujeto que hacía que su cuerpito reaccionara sumisamente.

-¿Qué… que hace aquí, don Manolo? – pregunta mi niña acercándose aun llevando su bolsa de compras.

-¿Como que ‘qué hago aquí’? – pregunta este acercándose a mi niña con precaución ya que estaban en medio de la calle. Aquel movimiento fue muy disimulado ya que inmediatamente de pasar por su lado fue hasta el medidor de energía de la casa, dejando a Rebeca de lado-.. Estoy trabajando, niña… Y por fortuna muy cerca de tu casa…-agregó no sin antes escanearla de arriba abajo con su morbosa mirada.

Rebeca seguía muy curiosa por la actitud del tipo, algo cautelosa para como lo recordaba. Ahora era similar a como la recibió el tendero Paco lo cual le recordó lo de la amenaza de Victorino… ¡Con razón! ¡El vejete también lo había amenazado a Manolo!

-¿Ya no trabaja en el edificio?- pregunta mi nenita muy interesada acercándosele hasta donde el tipo trabajaba en la caja del medidor. De alguna forma no deseaba ser ignorada por aquel sujeto.

-¿Porqué? ¿Acaso me extraña? – pregunta de pronto Manolo muy perspicaz al notar el tonito ansioso de mi nena. Era claro que había podido irse de largo pero por alguna razón para él, Rebeca le seguía buscando chachara aun cuando la había ignorado.

Cuando volteó y lo vio tan cerca, mi nenita sintió esa corriente de excitación que la envolvía cada vez que el sujeto la miraba directamente con intenciones poco decorosas. Sin embargo, no se inmutó y solo sonrío al igual que cuando el tipo comenzaba a acosarla.

-No sé…- responde mi nenita medio juguetona, balanceándose de un lado a otro.

El tipo se la quedó mirando calculadoramente hasta que volteó alrededor como buscando a alguien más en aquella calle desierta frente al edificio donde vivía mi nena.

-Si es así, ¿por qué su padrino vino a amenazarme con que no la molestara? ¿Eh?

-¿Mi padrino?

-No se haga, nalgona… Seguramente le fue con el chisme…- la resondra el tipo severamente.

Rebeca medio tontita cayó en la cuenta que esa era la artimaña de Victorino para amenazar a sus acosadores. Seguramente había hecho lo mismo con el tendero Paco. Fingir ser su padrino era una buena estrategia para espantarlos sin crear sospechas en ambos tipos.

-Aaaaa… mi padrino, siiii…- contesta mi nenita cayendo en la cuenta.

-Ya ve, nalgona… Usted le fue con el chisme… ¡Confiese!

-Nooo don Manolo… – contesta mi niña rápidamente intentando inventarse alguna excusa. Puso a trabajar sus neuronas y se sacó algo que pudiera explicar aquel acto de Victorino:-… es que… es que… es que la última vez mi padrino visitó a mi tía y me vio bajando de la terraza y luego lo vio a usted…

Por un momento corrió una gota de sudor por el rostro del contratista que interrumpió su trabajo en el tablero de energía para centrarse en mi nenita.

-¿Tu padrino nos vio bajar de la terraza?

-Y segurito pensó que me estaba molestando… y por eso le dijo esas cosas… Sí…- suelta mi niña pensando que eso bastaría para explicar el asunto.

-Entonces ¿usted no le dijo nada, nalgona?- repregunta el tipo levantándose para acercarse más a mi nenita. No era tan alto como su director pero sí lo suficiente para imponerse ante mi pequeña.

-No, don Manolo… Yo no dije nada… Shhh…- contesta Rebeca haciendo un gesto de cerrarse la boca como un cierre. Al ver su respuesta el tipo comenzó a esbozar una sonrisa.

-Ya veo, nalgona…. ya veo… usted no dijo nada…- repite el contratista mirando a todos lados nuevamente, como buscando alguna mirada curiosa de los vecinos.

-Sí, yo no dije nada… Sshhh! – Rebeca hace el gesto nuevamente de mantener su boquita cerrada.

El tipo al acercarse se puso muy cerca de ella, casi frente a frente. Mi nenita le llegaba apenas pasando de la cintura. De pronto, Manolo acercó su rostro para soltarle algo al oído:

-Pero… nalgona. Usted si recuerda que ambos lo pasamos muy rico cuando jugamos, ¿no es así??- le susurra con aquella aguardientosa voz que le ponía la piel de gallina a mi nenita.

Aquel gesto rápido en medio de la calle fue suficiente para que Rebeca entendiera que comenzaba a cambiar la actitud del contratista. La presa había tentado al depredador feroz que a pesar de su cautela inicial ahora se acercaba con intenciones de “devorar” a la indefensa criatura.

-Amm… no sé…Jijiji…- contesta mi niña con una risa que se le escapó al sentir aquella voz.

El tipo se irguió nuevamente solo para contemplar el rostro de aquella nenita curiosa que no tenía ni una pizca de temor al tener a aquel ser tan alto cerca de ella con claras intenciones poco decorosas. Al mismo tiempo, desde aquella altura Manolo podía ver claramente aquellas tremendas caderas apretadas en aquel minileggin negro.

¡Delirante paisaje! Aquella imagen era no apta para cardiacos.

-Preciosa, ¿Por qué no entra un rato y así hablamos más tranquilos sin que nos molesten? – le dice al oído el tipo para que solo le escuchara mi Rebeca mientras señalaba con la cabeza hacia un costado.

Mi nenita volteó hacia donde le señalaba: El interior de aquella edificación parecía la boca del lobo. Por fuera se notaba a medio construir y por dentro estaba oscura y solo iluminada por la luz de los exteriores que ingresaba tenuemente por el espacio donde debería estar una puerta.

Sin pensárselo dos veces, Rebeca ingresó a la construcción junto al tipo cruzando la cinta señaladora de “OBRAS EN PROCESO” que espantaría a cualquier extraño que osara interrumpirlos. Sin embargo, no avanzó mucho, apenas fueron unos pasos para que inmediatamente fuera sujetada por el tipo a su lado.

¡Vaya atrevimiento! Aún cuando había sido amenazado recientemente, el contratista abrazaba a mi nenita al mismo tiempo que sus manos comenzaban a recorrer aquel delicioso camino desde su espaldita hasta su magnífico derriere de ensueño.

-Venga, culona ¿Está segura que no fue de chismosa con su padrino? – preguntó Manolo nuevamente, agarrando con sus enormes manos aquellas voluptuosas caderotas de mi Rebeca.

Si no se lo hubiera esperado mi niña se hubiera sorprendido, pero como ella sabía dónde se metía aquel movimiento no la agarró desprevenida más bien la hizo que soltara un jadeo de emoción.

-No, don Manolo… ya le dije que yo no fui… – repite mi niña balanceándose juguetonamente mientras sigue abrazada sin oponer resistencia al manoseo a sus curvas – … Pero si usted es malo conmigo quizás puedo hablar con mi padrino… Jijiji…

-¡Vea, esta nalgona! ¡Jojo!…. – ríe el tipo también ya abandonando su cautela inicial.- Si al final era usted la que subía solita a la terraza para que “jugáramos”…- le susurra al oído a mi niña.

-Amm… no me acuerdo… – contesta Rebeca con su vocecita inocente.

-No se acuerda dice la muy descarada… Jojo… A ver si así se acuerda…- susurra Manolo con su aguardentosa voz.

¡TAZZ! ¡TAZZZ! De pronto el tipo nalgueó a mi nenita quien revivió instantáneamente varias escenas cual flashback donde era sometida a placer por el procaz contratista.

-Ummmmm… sí, creo que ya me acordé… Jijiji…

El tipo leía perfectamente a mi nenita. A pesar de la cautela inicial por la amenaza de Victorino y el riesgo que corría por acercarse a Rebeca, fue muy hábil para notar desde el inicio que el lenguaje corporal de mi pequeña no indicaba la mínima incomodidad ante sus avances.

¡Y era cierto! Rebeca lejos de sentirse incomoda, ansiaba seguir apegada a aquel maduro que se comportaba muy viril con ella. Sobre todo, le gustaba sentir aquellas manos trabajadoras manosear sus despampanantes curvas, raspando con su rugosidad la piel tan suave como la seda que cubría su delicioso culote de mujer.

¡TAZZZ! ¡TAZZZ! Aquellos nuevos azotes la calentaron muchísimo, incluso más de lo caliente que estaba cuando hace unas noches se masturbaba con su plumón recordando y añorando aquellas faenas con el atrevido contratista que acosándola había logrado recibir sus mejores atenciones.

El tipo, al igual que otros depredadores que iban tras ella, no ocultaba las ansias que le tenía mientras manoseaba sus carnes de mujer pero, a diferencias de los otros, Rebeca podía notar instintivamente su virilidad, sin necesidad de amenazas. Aquella virilidad que no solo la sometía con sus palabras, sino con aquel miembro erecto que se le destacaba y le presionaba contra su cuerpito….

-¡Manolo! ¿ya arreglaste la caja de luz? – se oye una voz que venía de la entrada.

Rebeca giró hacia donde vino la voz, justo para ver ingresar a otro tipo igual de vestido que Manolo pero con un overol más viejo y gris, con manchas de pintura por toda la superficie. Parecía contemporáneo a Manolo, solamente que llevaba el cabello mucho más canoso.

Apenas este nuevo sujeto ingresó los vio abrazados a ambos: adulto y niña, motivo por el cual al comienzo Rebeca se asustó y por instinto intentó apartarse pero Manolo no la dejó ir.

-¡Aún falta, compadre! – contesta el contratista deteniendo los manoseos a Rebeca pero sin apartarse de aquel abrazo muy sospechoso para cualquiera que los viera.

El tipo se quedó congelado un instante contemplando aquella escena, pero inmediatamente siguió avanzando hasta llegar a unas latas de pintura.

-¿Y esa carajita? – pregunta perspicaz el sujeto mientras revisa las latas de pintura.

-Solamente me está saludando, compadre…- contesta con total descaro el sujeto-… la pequeña es una conocida de una chamba que tuve en el edificio de aquí al costado- luego le dijo a mi nena: -… Rebeca, saluda a mi compadre Fercho.

-Buenas tardes, señor – saluda obediente Rebeca un poco cohibida porque otro adulto estuviera mirándolos a ambos abrazados.

-Buenas tardes, nena…- contesta el tal Fercho destapando uno de los baldes de pintura, seguramente para continuar con su trabajo. No dejaba de mirarlos de reojo, pero no con una mirada acusadora sino más bien con una mirada calculadora, cual sabueso que acecha una presa ajena.

Si bien al comienzo no lo había reconocido por la sorpresa, cuando aguzó la vista mi nenita pudo recordar que aquel tipo siempre la miraba morbosamente cuando ella regresaba a la casa y pasaba por la construcción… ¡Vaya descuido no haberse dado cuenta!

Al igual que otros adultos descarados, el tal Fercho se deleitaba con aquel espectáculo de presenciar aquellas carnes turgentes en un cuerpito de niña de 10 añitos cada vez que la tenía a escasos metros.

-Manolo ya conecta los fusibles. Necesito cargar el pulverizador.- le dice Fercho al acosador de mi pequeña, mientras comienza a montar lo que parecía un spray de pintado automático.

-Deme un minuto, compadre…- contesta Manolo soltando a mi nenita quien se alejó por instinto mientras contemplaba dudosa como el contratista salía de la construcción hacia la parte de afuera donde estaba el tablero de energía.

Ante aquella situación Rebeca pensó que si se iba muy rápido el otro tipo podría pensar que lo había atrapado infraganti, por lo que se quedó apoyadita contra el umbral de la puerta mientras veía a Manolo manipular los cables del tablero.

Detrás de ella, Fercho siguió armando su pulverizador mientras miraba de reojo a mi Rebeca que sentía como el susodicho la devoraba con los ojos al igual que otros adultos que se quedan prendados de ella al apreciar sus despampanantes caderotas.

El tipo era demasiado obvio y sin ningún recato, quizás un poco menos avezado que Manolo que directamente fue a acosarla cuando la conoció, pero con la misma mirada lujuriosa a sus exuberantes curvas de mujer.

El estar tan cerca de dos maduros que la deseaban de manera tan descarada hizo que recorriera un hormigueo por toda su columna. Era cierto que normalmente varios adultos la miraban pasar, pero pocas veces estaba tan cerca y conversando con dos a la vez, a tan solo cms de distancia.

Mientras estaba en todos esos pensamientos, Rebeca escuchó la voz del contratista en la puerta:

-¡Buenas tardes, señorita Vero!

-¡Don Manolo! Buen día… – contesta la figura que se acercaba a la escena de la entrada de aquella construcción. Rápidamente mi niña pudo distinguir la figura de su tía que regresaba temprano del trabajo.

-¡Tía! Justo estaba yendo para la casa…- se adelantó Rebeca tomando la bolsa que había dejado en el suelo y pegándose a Verónica. Hizo todo lo posible para no parecer nerviosa.

-Sí señorita. Justo la niña me saludó y se puso a curiosear como instalaba el medidor.- sonríe el tipo con la mayor desfachatez del mundo.

-¡Uy sí! En casa también me anda de curiosa preguntándome cosas…- comenta Verónica más como comentario de pasada. Rebeca se quedó pegada al lado de su tía, pareciendo lo más inocente posible.

Manolo y Verónica conversaron un rato mientras mi nenita seguía expectante, hasta que llegaron a un tema que al comienzo Rebeca no tenía mucho interés, pero luego atrajo la atención de mi pequeña.

Se despidieron ambas del susodicho, para cruzar la calle hasta el edificio donde vivían. Mi nenita estaba consciente de esa conversación entre don Manolo y su tía. Tal pensamiento más que preocuparle la ponía cachonda pensando en lo que se venía.

Pasó aquella noche llena de fantasías pecaminosas, cuando al día siguiente se daría lo “esperado”. Mientras ayudaba a su tía a ordenar algunas cosas de la casa (aunque sin hacer la mayor parte de la limpieza ya que Verónica misma se encargaba) por momentos miraba de reojo por la ventana, cerciorándose que hubiera alguien acercándose cuando fueran las 11:00 am.

Todo transcurrió con normalidad hasta que dando vistazos por la ventana hacia la calle, de pronto mi nenita notó que alguien se acercaba a la puerta de su edificio.

-¿Ya llegó? – pregunta Verónica cuando Rebeca fue a avisarle sobre aquella persona- Pues ve a abrirle la puerta a don Manolo y que suba…- responde su tía muy concentrada en preparar el almuerzo.

¡Manolo acechaba de nuevo! Pero esta vez volvía al edificio con la venia de su tía quien dejaba que mi nenita fuera quien lo recibiera en el primer piso.

¿Cómo se dio esta situación? Pues debemos recordar aquella conversación párrafos arriba: fue allí cuando su tía le comentó a don Manolo que ojalá la dueña hubiera instalado termas para todos los departamentos ya que a veces deseaba usar agua caliente para ducharse.

Ante ello, el don fue muy astuto para contarle a Vero que justo tenía una ducha eléctrica de segunda mano, y que por un precio mínimo se la instalaba con alguna que otra reparación que hubiera que hacer en la bañera… ¡Vaya treta!

Incluso tuvo el descaro de decirle que ya que Rebeca era tan curiosa, a lo mejor le podría ayudar alcanzándole algunas de sus herramientas mientras trabajaba.

Verónica casi no creyendo la ganga que le iban a cobrar por ducha eléctrica e instalación aceptó de inmediato agendando la cita para hoy.

Mi nenita que iba vestida con un topcito blanco y short azul, bajó por las escaleras muy ansiosa por lo que la esperaba cuatro pisos abajo donde volvería a recibir a aquel maduro dentro de su vivienda. Aquel descenso esperado finalizó cuando mi nenita abrió la puerta revelando al sujeto que rápidamente barrió con la mirada si había alguien más aparte de mi nenita que lo recibiera.

Iba con su clásico overol azul con camisa roja a cuadros, su barbilla mal afeitada de siempre y exhibiendo una sonrisa que revelaba varias curaciones en su dentadura. Cargaba su caja de herramientas en un brazo mientras que en la otra mano lo que debía ser la ducha de segunda mano.

-¿Cómo estas, pequeña? Uff… ya veo que tan nalgona como siempre…- le suelta el tipo ingresando rápidamente a lo cual mi nenita le hizo espacio para que pudieran cerrar la puerta principal.

¡Intempestivo abrazo! El sujeto dejó caer su caja de herramientas y la ducha a los escalones de la escalera, segundos antes de aprisionar a mi pequeña en un amarre hacia sí mismo donde se dio el lujo de acariciar todo su cuerpito.

-Don Mano…- suelta mi niña instantes antes de que el tipejo levantara su mentón para estamparle un beso completamente inesperado… ¡Vaya descaro!

Sin embargo, Rebeca no estaba para nada incómoda, es más aquel repentino movimiento la llenó de tremendo morbo al saber que se exponían a que los descubriesen los del primer piso o su tía bajara a preguntar si se demoraba mucho en abrirle la puerta.

Como era de esperar, el tipejo acariciaba su espaldita bajando hasta su tremendo culote cubierto por el shortsito azul que llevaba puesto. Los manoseos al desquiciante derriere de mi nena denotaban evidente deseo carnal del tipejo para con mi nena que disfrutaba que sus amantes la manosearan a diestra y siniestra.

-Joder, que bien te vestiste para recibirme nalgona…- suelta Manolo saliendo a flote de aquel beso indecente-… Siempre te gusta andar con shorts o falditas cortitas, ¿no nalgona? – le pregunta al oído el tipo sin cesar sus toqueteos profanos.

-No… no siempre… Umm…- responde Rebeca justo antes de ser silenciada por otro repentino beso.

¡Vaya agresividad! A diferencia de los besos románticos con el papá de Melina, cuando Manolo la besaba denotaba una furia animal del macho que busca enseñarle su lugar a su pequeña hembra de 10 añitos guiando el rumbo de aquella batalla lujuriosa. Sin duda una de las mejores experiencias que recuerda mi pequeña que gusta que algunos de sus amantes sean posesivos con ella.

-Je… Entonces, ¿solo te vestiste así porque yo iba a venir, pequeña? – pregunta Manolo nalgueando a mi pequeña de pronto.

¡TAZZ! ¡TAZZZ!

-¡Ayhh!… No sé…- suelta mi nenita con una sonrisita muy cómplice… ¡Vaya atrevimiento!

-¡Jojo!… Si ya sé que eres una nenita muy calenturienta… Te pillé desde el primer día, nalgona…- le suelta el tipo justo en el preciso momento que vuelve a nalguearla.

¡TAZZ! ¡TAZZZ! Sonaron nuevamente aquellas posaderas.

-Ayy…!! – suelta mi nena al sentir aquellos azotes sobre sus desquiciantes caderotas.

-Ufff!! Pero cómo gritas, pequeña… me encanta como chillas cuando le doy duro a estas nalgotas…- le dice al oído el tipo incrementando el morbo de mi pequeña, si es que era eso posible porque ya estaba en llamas por todo el faje anterior -… hoy lo vamos a pasar muy rico, te lo prometo- agregó antes de soltarla.

De ese modo comenzaron a subir finalmente por la escalera hasta el cuarto piso. En el trayecto mi niña llevaba la ducha que no pesaba casi nada mientras el don llevaba su caja de herramientas. Cuando doblaron el primer cruce para la segunda escalera que daba al segundo piso Rebeca se adelantó y subió primera dejando que don Manolo la siguiera de cerca.

¡TAZZ! ¡TAZZZ!

-Ayy!!- soltó mi nenita repentinamente por la sorpresiva nalgada. Agradeció que al parecer nadie estaba en el segundo piso en ese momento ya que no se oía bulla desde adentro.

-Jodeer! ¿Te gusta que todo aquel que suba te mire el tremendo culazo que tienes?

¡TAZZ! ¡TAZZ!

-Ay!! … Don Manolo, mi tía nos va a escuchar…- susurra Rebeca esto último ya que casi en el tercer piso estaban muy cerca.

-Jojo… Pequeña, no tengas miedo. Eso no se compara con lo que haremos hoy…- le contesta Manolo también al oído, denotando mucho morbo en la última frase.

Llegaron finalmente al departamento donde el don se excusó con Verónica que se habían demorado porque estaba un poco mal de la espalda y debía subir con cuidado.

-Si necesita algo avíseme que estaré en la cocina.- le dice Verónica luego de mostrarle la bañera y donde debía ubicar la ducha eléctrica.

-No hay problema, señorita. Yo le mando a mi pequeña “asistente” de aquí…- suelta el don tan campante acariciando a Rebeca del cabello-… Ah! Y espero que no le moleste que ponga mi receptor- agrega sacando de su caja un pequeño parlante-… No me gusta trabajar si no tengo algo de música.

-Pierda cuidado, don Manolo…- responde mi prima para luego dirigirse a mi niña:-… Rebeca, procura no darle problemas a don Manolo.- le dice sin saber que la está dejando en la boca del lobo.

Verónica retornó a la cocina ante la atenta mirada de ambos: adulto y niña que se quedaron a solas en el cuarto de baño, justo cuando el don encendió su radio reproductor al máximo volumen inundando todo el departamento con el ritmo de un estruendoso vallenato.

¡Vaya bullón se armó! Por un momento a mi nenita le dolieron los oídos pero se acostumbró a los pocos segundos cuando el don estabilizó la música a una frecuencia más tolerable pero que igual no dejaba escuchar a nadie que no te hablara desde muy cerca.

-¡Ahhhhh! – chilló Rebeca sorprendida cuando de pronto fue empujada contra el espejo de aquel baño. Su rostro se pegó contra su propio reflejo mientras era levantada de un pie y puesta de costado por el mismo sujeto que hace segundos afinaba el radio.

Manolo se le había lanzado sin esperar más, incluso de una patada cerró la puerta del baño con mi pequeña y él dentro, para luego comenzar a manipularla a diestra y siniestra como tanto lo deseaba.

-¿Cómo que esto de aquí ya no lo necesitas, no es así nalgona? – le susurra Manolo al oído tomando su shorsito azul y jalándolo de un lado para arrancárselo a mi pequeña.

-Ah….- solo suspira Rebeca cachondísima al sentir que el tipo no demoraba más de cinco segundos en desnudarla. La fuerza con que la desvistió era típica del macho copulador ansioso por degustar de sus exuberantes curvas.

-Uyuy… Jojo… Mire nada más… ya estabas mojadita… Mmmm..!!- suelta Manolo luego de lanzar las prendas de mi niña al aire y sin perder más tiempo dirigir su rostro hacia aquella rajota expuesta al aire y dilatando ambos orificios.

-Umm…Ahhhhhhh…- suelta mi niña al por fin tener aquella lengua viril recorrer explorando desde sus tiernos labios rosaditos hasta llegar a la apertura de su magnífico ojete.

¡Delirio total! Rebeca observaba cachondísima, mientras aquel acosador se le metía entre sus piernas, apoyándola contra el espejo y haciendo que levante una pierna de costado para facilitarle hurgar en sus anhelados dominios… ¡Descargas de placer por todo su cuerpito! ¡Jamás se imaginó obtener tanto placer mientras estaba cara con cara contra el espejo!

-Ahhh… Siii…

-Tranquila, pequeña… ya te doy unos besitos… ¡Muack!! ¡Muack!! Mmmmmm!!! – esta vez el sujeto bajó su rostro hasta lamerle su chuchita de Rebeca, internado su lengua sapiente entre sus labios vaginales.

-Siii!! Ahhhhhhhh!!!

-Jojo!! Ya te hacía falta, ¿no es así nalgona?

-Siii… que rico, don Manolo… Ahhhhhhhhh…- gimió mi niña sin ningún tapujo y amparada por la música estruendosa que los camuflaba … ¡La nalgona “Becky” en estado puro!

Recordaba con precisión el roce de la barbilla mal afeitada del sujeto con su tersa piel de nenita, detalle exquisito que solo le agregaba más morbo a la situación de verse sometida contra el espejo por el viril trabajador de overol azul.

Los dedos raposos que acariciaban todo su cuerpito procurando relajarla lo único que hacían era contribuir al sometimiento de aquella pequeña de 10 añitos hacia su cincuentón amante. Y es que aquellas manos trabajadoras que mi nena conocía a la perfección se movían frenéticamente estimulándola no solo en sus agujeritos sino pulsando todos los botones erógenos de su pequeña figura de niña.

-Jojo… que sabrosa estás aquí abajo, nalgona… No tienes idea de cómo extrañé probar de este manjar…- le dice el tipo, que parecía querer ponerse más en serio.

– Mmmm!! Slurrpppppp!! Slrrppppp!!

-Ahhh!!… mi rajitaaa…. Ummmmmm!!

Rebeca casi parecía a punto de correrse, pero aguantó estoicamente las varias absorbidas súper fuertes a su coño. Sin duda don Manolo sabía los puntos débiles de mi pequeña al punto de aprovecharlos a la perfección. La tenía temblando súper extasiada en aquella pose incómoda contra el espejo, sin darle tregua al tratamiento de lengua y absorbiendo en intervalos impredecibles para mi pequeña que solo atinaba a gemir desesperadamente.

-Slrrppppp!! Slurrpppppp!!

-Siii!!… Ummmmmm!! …. Ahhhh!!

-Slrrppppp!! Mmmm!! Slurrpppppp!!

-Ahhhhhhh… Ummm….UMMMMMM!!

¡Destellos refulgentes! ¡Deleite insólito! Mi nena se sentía volar entre las estrellas con aquel brutal orgasmo que la transportaba a la tierra de Afrodita, haciéndola gozar de placer… todo eran luces… todo era deleite… ¡El primer orgasmo había llegado en casi nada!

Y es que si bien con el papá de Melina el disfrute era distinto y prolongado, con la brutalidad sapiente de don Manolo que sabía someter con su virilidad a mi pequeña era cuestión de muy poco tiempo para desbordarla en éxtasis.

-Ahh…ah…Uhh- suspira Rebeca, empañando más con su aliento el espejo sobre el que estaba apoyada. Sin duda ha disfrutado a montones de aquel orgasmo tempranero, potenciado por el importante detalle que su tía y Danna estaban a escasos metros de ella.

Su tía en la cocina preparando el almuerzo mientras Danna estaba tomando la siesta en la alcoba de Verónica. Ambas en lo suyo sin saber que Rebeca y el trabajador que contrataron para instalar la ducha ahora se encarga personalmente de mi nenita de 10 añitos… ¡Inusitado escenario!

-Apóyese bien, culona…- la dice de pronto el sujeto moviéndola para que Rebeca ahora parara su enorme derriere de mujer mientras seguía cara con cara contra el espejo.

Mi pequeña pensó que el susodicho procedería a darle una nueva comida de cola igual que la otra vez, pero se sorprendió cuando de pronto este se arrodilló para tomar algo de su caja de herramientas.

¡Astuto movimiento! Rebeca vio como el sujeto sacó de pronto lo que parecía un desarmador con mango de goma que mi nenita reconocía casi más grueso que su plumón con el que normalmente jugaba para darse placer ella solita.

-Don Manolo…- suelta mi niña sorprendida por el movimiento del tipo pero este la mantuvo contra el espejo al mismo tiempo que tomaba un poco de jabón líquido del tocador para rociarlo por el mango del desarmador.

-Quietecita, nalgona… Ya verá que se lo va a pasar bien.. Jojo..- ríe el tipo volviendo a arrodillarse al mismo tiempo que acerca aquel mango al esfínter de mi nenita.

Rebeca esperaba apoyadita contra el espejo, intuyendo lo que estaba por pasar.

-Umm… Ahhhhhhhh!! – chilla mi nenita cuando siente como aquel mango largo del desarmador comienza a introducirse dentro de ella.

-Uf.. Jojo! Que bien le entró, nalgona! – celebra el tipejo arrodillado y presionando aquel objeto fálico dentro de mi nenita, al mismo tiempo que su rostro mal afeitado se pega a la rajita lampiña de Rebeca.

¡Doble ataque! Por un lado era estimulada en su rajita con los sorbidos de la lengua viril de don Manolo mientras que por otro lado era penetrada en su culote por el mango del desarmador.

-Siii!! Ahhhhhhhh!!!

-Uy!! Se nota que le gustó este movimiento, ¿a que sí, nalgona?

-Siii… que rico, señor Manolo… Ahhhhhh…- gimió mi niña impresionada por tal táctica del susodicho … ¡Ni con su plumón cómplice conseguía estimularse de tal forma!

La barbilla mal afeitada del sujeto rozaba con su tersa piel, mientras el sujeto continuaba lamiendo su chuchita e introduciéndole aquel desarmador que bailaba en su interior queriendo expandir su esfínter con la fuerza de don Manolo… ¡Rebeca no cesaba de resoplar cachondísima!

-Mmmm!! Mmmmm!!! Fuuufff!!

-AHHHH!!! Uhhhh!! Don Manolooo… Ummmm!!!

Sus dedos raposos acariciaban su tersa piel de nena, procurando relajarla. Aquellas manos trabajadoras que mi nena reconocía como las del adulto que tenía total posesión de ella y volvía a reclamar sus dominios.

-Slrrppppp!! Mmmm!! Slurrpppppp!!

-Ahhh!!… mi rajitaaa…. Auuuu!!… Mi colitaaaa!! …. Ahhhh!!!

El sujeto lamía con increíble desesperación sin descuidar darle con el desarmador por la cola. El doble ataque a sus agujeritos la tenía temblando súper extasiada y medio doblada contra el lavabo que aguantaba a mi nenita apoyada.

Rebeca casi parecía a punto de correrse, pero aguantó estoicamente las varias absorbidas súper fuertes a su coñito y los forcejeos en su culote. Pese a todo, su final estaría cerca mientras el tipo no desistiera en tales impulsos que ponían loquita a mi pequeña de 10 añitos.

-Slrrppppp!! Slurrpppppp!!

-Siii!!… Ummmmmm!! …. Ahhhh!!

-Slrrppppp!! Mmmm!! Slurrpppppp!!

-Ahhhhhhh… Ummm….UMMMMMM!!

¡No cesaba el doble ataque! El sujeto usaba su lengua con tanta osadía como la recodaba la pepita de Rebeca, deteniéndose en ella y chupándola muy suavecito y lento, tal como le gustaba a mi nenita y así se lo hizo saber dejando caer muchos juguitos sobre la barbilla del tipo.

-Ahhhh!!…. Siiii!! Que rico…. Ahhhh!!

-Slrrppppp!! Brrrr!! Slurrpppppp!!

-Siiii!! Ahhhh!! Ummmm!!! UMMMM!!

-Brrrrrr!!! Slurpppp!! SLURPPPPP!!!

-Ahhhhhhhh!!! Siiiii!!! Que ricoooo!! – grita mi niña a pleno pulmón, entregándose nuevamente al enorme placer tan deseado, que la hizo correrse y gemir sonoramente.

¡Estrellitas por todos lados! ¡Deleite insólito! Rebeca se sentía volar con aquel brutal orgasmo que la transportaba a la tierra de Afrodita, ambos orificios habían sido satisfechos al punto de contribuir al éxtasis de mi pequeña … ¡Sin duda la nalgona “Becky” añadía una experiencia más a su lita!

El tipo del overol se dio cuenta de ello y acto seguido bajó la cabeza hasta la apertura de los labios de mi nena, para tragar sediento todos los jugos que salían de ella, dándole un gustazo a mi niña que le encantaba que sus maduros amantes beban de sus mieles…

Mi pobre niña no puede más y moviéndose endiabladamente de arriba abajo sobre la cara del sujeto, da unas sacudidas con cada convulsión hasta quedarse seca y sin aire. Su culazo aún puesto en pompa sigue temblando por tal tratamiento con el desarmador que la venció muy pronto.

-Ahh…ah…- apenas suelta Rebeca, completamente agitada.

Mientras ella terminaba de recuperarse, el sujeto aflojaba los tirantes de su propio overall y quedaba igual de desnudo que mi nenita.

-Vengase para aquí, preciosa…- dice Manolo levantándola como si fuera una muñeca.

Rebeca fue colocada boca arriba apoyada contra el lavabo que medio la incomodaba pero con el morbo de toda la situación exhibicionista terminó haciendo que aquel detalle no contara para mi Rebeca.

¡Palpitante acosador! La verga erecta del susodicho emergía nuevamente ante ella. Era tal cual lo recordaba y añoraba en sus fantasías donde era sometida como en pasados encuentros que el tipo había degustado de los placeres de mi nenita.

– Umm…umm….- murmura mi nena sintiendo como la verga del trabajador comienza a hurgar en su rajita, forzando sus pequeños pliegues con harta experiencia.

-Ufff… Muy bien, nalgona… Se ve que esta cuquita ansiaba por palo…

-Ummm… Sí, por favor don Manoloo….- pide mi niña con su vocecita sintiendo como la punta de aquel miembro cabezudo se posicionaba en su entradita, reclamando el ingreso prohibido.

-Yaaa nalgona… Jeje… que yo sé que a pesar de ser carajita igual aguanta verga…

-Ummm…..- susurra Rebeca al sentir como presiona su entradita con la punta.

-Uff… Ahí le va, preciosa… ¡Ohhhhhh!!- y exhalando como poseso, el tipejo comenzó la invasión de la preciosa grutita de mi niña que parecía imposible contener semejante cabezón.

-AAAAAAAAHHH!! –chilló mi nena, fortísimo, sintiendo el vergudo avanzar dentro de ella.

Echada boca arriba y encima del lavabo, Rebeca contempla cómo se le metía aquella pija en su vaginita de princesa… ¡Nuevamente recibía a aquel tenaz invasor!

-Joder!! ¡Nalgona, Ufff!! Sigue igual de estrecha… ¡Joder!… ¡Ufff!!

-UUHHH!! AHHHH!!- gimotea mi nena con los ojos llorosos de placer. El dolor inicial de la penetración era instantáneo y el placer volvía a emerger a cantidades rebosantes, ¡el cabezudo le entró perfecto!

Rebeca se sintió nuevamente en las nubes siendo penetrada por aquel maduro trabajador…. ¡Placer inaudito! … Volvía a su mente los recuerdos de aquel pollón maduro adentrándose en su vaginita de princesa, dilatando cada cm2 de su interior…

-Ahhhhhhh…. Umm… ummm…

-Joder!… que estrecha cuquitaaaa…Ufff…- bufa Manolo asentándose dentro de mi Rebeca que sentía en carne propia como palpitaba aquel pollón que era uno solo con su interior.

-Ummm…. Aaaaahh…Don Manoloooo…

-Ohhhh!! Qué estrecha estás, niña… ¡Ufff!! Y cómo me aprietas… ¡Joderrr!!- delira el tipejo teniéndola en pose de misionero enterrando su cabezudo que abría groseramente la vaginita de mi nena.

Rebeca cuya calentura estaba plena imaginándose a su tía en la cocina mientras ella con el tipo del overol se divertían en el baño a pocos metros de ellos, poco a poco se iba llenando de un morbo tremendo que añoraba tras la última vez que se la cogió en la terraza del edificio…

-Ummmm… ¡que ricooo!…- gime mi nenita al sentir como se empezaba a mover el maduro trabajador. Podía sentir aquel falo de Manolo tan autoritario como siempre al punto de forzarla a comenzar con la faena copulatoria.

Ya era inevitable. Los preparativos estaban completamente listos para que ambos amantes se deslizaran por aquel torbellino ardiente de pasiones que desembocaba en una desquiciante danza lujuriosa y repetitiva.

¡Plof! ¡Plof! ¡Plof!

-¡UFFF! ¡Ufff! Wooo!!

-Ummm!! Siii!! ¡Mi rajita! Ummm!!

-Uff!! Ufff!! Jooo!! Ufff!

-Ahhhh!! Siii!! Ahhh!!

Mi Rebeca descendió la vista solo para ver su rosácea vaginita abrirse groseramente ante el constante pistoneo del tenaz invasor que reclamaba aquella grutita como su territorio…. ¡Acojonante escena!

¡Plof! ¡Plof! ¡Plof!

-Ummm!! Ahhh!! Don Manolooo!! Siii!

-Ohhhh!! Hooo!!!

-¡Ummm! Que rico… ¡Así!! , que rico me coge… Ahhh!!

-¡Jojo!, Uff… tú también aprietas rico, preciosa…Ohhh… … ¡Jojo!

Rebeca se agarraba como podía del lavabo sobre el cual era cogida, abiertita de piernas ante el ingreso del tenaz invasor que ahora la llenaba de tantas sensaciones vívidas pero que después la llenaría de aquella lechita que tanto requería su grutita.

-Ufff!! Joder! Se nota que te hacía falta, ¿eh nalgona? Ufff!! – le dice el tipejo mientras no dejaba de pistonearla.

-Siii…Ahhhh!….. sí, don Manolo… Me gusta su palo en mi rajita… Ahhh!!- suelta mi nena totalmente entregada a los placeres carnales.

¡PLOF! ¡PLOF! ¡PLOF! ¡PLOF! ¡PLOF! ¡PLOF!

-¡AHHHHH! AHHHHH!!

-JOOOOOO!!! JOOOOOO!!

-AHHHH!! SIIIII!! AHHH!!

-OHHHHH!! BUFFFF!!!

El tipo se movía sin ninguna contemplación por su grutita infantil que ya estaba acostumbrada a la fuerza de aquel miembro adulto que reclamaba su vaginita con desesperación.

Y es que el tipo del overol, cual bestia lujuriosa, ahora se la cogía como si fuera una adulta, olvidándose por completo que estaba ante una niña de 10 añitos….

Por suerte para Rebeca su vaginita y ella habían experimentado semejante frenesí con el tipo.

-AHHHH!! ¡QUE RICOOO!! ¡AUUU!

-FUUUUUFFF! ¡TOME, MI NIÑA, ¡¡TOMEEEE!! OHHH!!

-SIIII!! ¡DEME, DEME!! SIII!! ¡AUUU! ¡SIII!!

¡Qué locura! ¡Su vaginita rosadita no iba a aguantar tanto castigo! Sin embargo, el tipo del overol seguía bombeando a Rebeca, utilizando toda su fuerza varonil para someter aquella rajita que ahora se abría groseramente con cada avance desquiciante.

Mi niña era transportada a las nubes del placer hedónico donde su rajita era la responsable de bañarla con tremendas cataratas de placer que la embargaban de sobremanera, recordándole tiempos mejores donde era invadida por su cuquita sin ninguna contemplación.

-Ahhhh… Ayyy… ¡Cuidado, don Manolo!… ¡AHHH! – gime mi nenita aún con la verga del susodicho dentro suyo y siendo cargada por el tipo que se dirigía abriendo la puerta del baño.

-SHHHHHH!!!- la calla el sujeto haciendo que baje la voz. Afortunadamente aún continuaba la música de su parlante o sino seguramente se hubiera escuchado los gemidos de mi niña.

¡¿Qué pretendía el sujeto?!

Rebeca estuvo a tiempo de taparse la boca justo antes de que Manolo la abrazara totalmente contra él y ella hiciera lo mismo, mientras tenía la verga del tipo clavada en su rajita y salieran pegados de aquel cuarto de baño y se encaminaran hacia la sala de aquel departamento…

¡VAYA LOCURA! Con rapidez y descaro, el tipo del overol recorrió los pasillos llevando a mi nenita en brazos como si fuera una muñeca, con el poderoso detalle de estar empalándola por su rajita.

-Uffff… a ver, nalgona…. Ohhh… Quédese en silencio que si no nos escucha su tía… Ufff…- bufa Manolo hablándole al oído a mi niña que ve por uno de los ventanales de la sala que daba a la cocina, que detrás de la otra puerta su tía cocina ignorante de lo que sucedía a pocos pasos de ella.

¡MÚSICA ATRONADORA! Era lo único a lo que le rezaba mi nenita para que pudiera ocultar que estaba siendo cogida por el susodicho. Sin embargo, pese a tal situación, no podía dejar de sentir aquella poderosa sensación exhibicionista que experimentó con el sujeto hace unas semanas, estando a nada de ser descubiertos.

¡AHH! ¡AHHH!!! DON MANOLOOO!!” gemía Rebeca al oído del sujeto que la tenía bien sujeta y pegada a él como para escuchar sus chillidos mientras se la coge así cargada encima de él.

JOOOO!!! HOOOOO!!!!” exhala el sujeto con su aliento aguardientoso al oído de mi pequeña que ya acostumbrada solo se pone más cachonda con ello.

Sus chillidos y gemidos de Manolo y mi nenita, respectivamente, eran amortiguados a duras penas por la música y hablarse al oído mutuamente. Para ambos no cesaba el ruido que hacían con sus chillidos pero para su fortuna la acústica era cómplice para mantener aquella profana escena.

Los ojitos de Rebeca lagrimeaban de dolor y placer entremezclados de aguantar aquel vergón mal-acomodado en su rajita y a la vez de sentir el morbo alucinante de estar a casi nada de ser descubiertos por su tía… ¡El peligro la ponía cachondísima!

Rebeca en esos momentos se iba haciendo un montón de fantasías en su mente recordando los videos y relatos de Sally sobre exhibicionismo. Jamás pensó vivir una igual y tan arriesgada, con su tía a solo pasos de descubrirlos… ¡Tan solo bastaba que saliera de la cocina por cualquier cosa!

AHHHHHHHH!! SIII!! UHHHH!! AHHH!!”

Ohhh!! HOOOOO!! JODEERRR!!”

SIII!! UHHHH!! AHHH!! ¡DON MANOLOOO!! AHHH!!”

UFFFFF!!! NALGONAAA!!! JODEEEERR!! WOOOO!!!”

PLOFF!!! PLOF! PLOF! ¡Rebeca no necesitaba agarrarse con sus manitas al tipo del overol pero lo hacía para chillarle al oído! Como una veterana a sus 10 añitos, sabía que sus adultos amantes gustaban de escucharla gemir a tope por los placeres que le otorgaban y ella era muy feliz liberándose ya que era gritoncita por naturaleza.

AHHH!!! AHHH!!! SIII!! AAHHH!!!!”

WOOO!!! WOOOO!!!! FFUUUUUUFFF!!”

¡Mi niña estaba loca! Sudando del esfuerzo, se dejaba sacudir sobre la verga del sujeto que ingresaba sin ninguna rugosidad en su vaginita lubricada por sus juguitos y el pre-seminal del tipo que parecían emerger a gusto de los consortes totalmente idos en los placeres carnales.

Ohhh!! HOOOOO!! JODEERRR!!”

AHHH!! ¡DON MANOLOOO!! AHHH!!”

¡PLOF! PLOF! PLOFFFF!

Tan perdida estaba Rebeca en aquellas descargas de placer sobre su conchita que cerró sus ojitos y tras varios instantes de volverlos a abrir se encontró nuevamente en el cuarto de baño. Ni se imaginaba como el tipo la había traído de vuelta y cerrado la puerta del baño, sus cinco sentidos estaban concentradas en lo que le hacía el tipo penetrando su rajita y besuqueando sus pezoncitos inexistentes.

El tipo con gran maestría coordinaba los masajes con los sacudones que le daba a Rebeca que estaba encima de él como si fuera su muñeca de placer personal. Ahora la tenía cargada totalmente y comenzaba a cogérsela como una adulta.

¡PLOF! PLOF! PLOFFFF! ¡PLOF! PLOF! PLOFFFF!

-AHHHH!! ¡QUE RICOOO!! ¡AUUU!

-FUUUUUFFF! ¡TOME NALGONA, ¡¡TOMEEEE!! OHHH!!

-SIIII!! ¡DEME, DEME!! SIII, DON MANOLOOO!! ¡AUUU! ¡SIII!!

-JOOO!! JODERRR!!

¡Qué locura! ¡Su vaginita rosadita no iba a aguantar tanto castigo! Ya estaba casi al límite luego de aquella breve experiencia exhibicionista en la sala a solo metros de su tía cocinando y ahora todo el pistoneo a su rajita mientras volaba al aire sujeta solo por su maduro amante, todo ello era demasiado morbo como para una nenita de 10 añitos.

-¡AHHH!!! SIIII!!! ¡DEME VERGA!!! SIIII!! ¡DEME!! ¡DEME!!

-JODEEERR!! WOOOO!!

-AHHHH!!! ¡QUE RICOOO!!! QUIERO LECHITAA!! ¡DEME LECHITAA!!!- implora mi nenita ya casi desmayándose y sintiendo que estaba a solo segundos de dinamitar otro orgasmo brutal.

-JOOO!! AHÍ LE VA LA LECHE NALGONA!! OHHHH!!- exhala el tipo del overol con las bolas a reventar y liberar su contenido dentro de la vaginita de la nalgona de 10 añitos.

Rebeca sintió de pronto como la llenaban de esperma fresco, muy dentro de su rajita… ¡Que delicia! Aquel orgasmo inicial ahora se complementaba con la tremenda corrida que experimentaba en esos precisos instantes donde don Manolo se corría abundantemente dentro de ella, marcándola por dentro como había hecho con su boquita de princesa.

¡Faena completa! … ¿O no? ¿Quizás había posibilidad de continuar?

Mi pequeña apenas respiraba entrecortadamente de los jadeos por el nuevo orgasmo. Sin embargo, si don Manolo aún deseaba podían continuar… de hecho, ¡ella misma aún deseaba hacerlo!

Mientras aún se recuperaba Rebeca, de pronto se empezaron a escuchar toquidos en la puerta que la despertaron de su letargo… ¡Peligro inminente!

Por un momento a mi pequeña la invadió el terror de ser descubierta y volteó a mirar al tipo del overol que, más rápido que ella, ya estaba vestido nuevamente.

Manolo con una sangre fría impresionante la tranquilizó hablándole al oído con el guion perfecto para esquivar aquella incómoda situación. Fue tan descarado que de paso aprovechó para soltarle una última frase al oído de mi nenita que la dejó con la miel en los labios de contestarle pero que dicho pensamiento rondó sin cesar por su cabecita.

Manolo salió del baño mientras Rebeca ya se metía a la bañera tapándose con la cortina y escondiéndose de cualquier vista de su tía. Encendió la ducha que dejó caer el agua tibia que podía regular en la parte superior de la misma.

Con el corazón latiéndole a mil, mi nenita aguzó el oído para escuchar la conversación de su tía y Manolo.

-¡Acabamos, señorita! Rebeca quiso probar la nueva ducha que ya verá que funciona bien y se metió así sin más… Jeje… ¡Vaya traviesa! – bromeó Manolo a mi prima con la mayor tranquilidad del mundo y sacando sus herramientas del cuarto de baño como si acabara de salir de cualquier trabajo.

-¡Vaya niña! – responde Verónica en gesto divertido, cayendo muy fácil en el farol del susodicho- ¡Gracias don Manolo! Por favor quédese para almorzar que ya preparé para los cuatro – agrega mi prima invitando al susodicho que acaba de degustar del mayor placer hace unos minutos.

Lo siguiente que mi nenita escuchó fue la puerta cerrarse y a Manolo irse con su tía conversando por el pasillo…. ¡Vaya treta del sujeto!… Había funcionado por poco, pensó mi nenita con el corazón aun latiéndole a mil por el peligro y también por lo último que le dijo al oído.

Luego de bañarse, Rebeca salió a la sala-comedor donde su tía había colocado ya la comida y divisó a Manolo y Danna ya sentados junto a su tía que servía el plato a su hija. El sujeto parecía de lo más tranquilo y descarado, como si nada hubiera pasado.

Fue así que almorzaron los cuatro, casi olvidado el detalle que el susodicho había disfrutado de las mieles de las carnes exuberantes de mi niña hace en aquel mismo sitio, aunque mi prima no lo supiera.

Mientras comía al lado de don Manolo, mi pequeña no dejaba de pensar en las últimas palabras que le susurró el tipo cuando estaba por salir del baño para que nos los atrapara Verónica.

Don Manolo se quedó conversando media hora más mientras Rebeca y su tía recogían los servicios y lavaban los platos. Así siguieron hasta que Vero finalmente revisó la nueva ducha y probó que funcionaba correctamente.

Agradeció a don Manolo haciéndole el pago correspondiente, momentos antes de que dejara a mi pequeña nuevamente a solas con el tipejo quien le recordó lo que le dijo hace una hora.

-Ya lo sabe, culona. Pida permiso a su tía y continuamos lo que empezamos pero en la casa de enfrente…- susurró el tipo del overol al oído de mi nenita.

¡Vaya invitación! Ni siquiera necesitaba pensarlo dos veces. Tan embarcada como estaba Rebeca a recuperar su contacto con el viril contratista, por supuesto que accedería a seguir con ello en la construcción donde se reencontraron.

Se le hacía tan morboso el hecho de continuar aquella faena en el mismo lugar donde se habían visto ayer y casi concretaron algo que finalmente hoy había tenido luz en aquel cuarto de baño.

-¿Tú también? – pregunta Verónica a mi niña cuando salía del departamento minutos después de que el tipejo se fue. No deseaba dejarlo esperando mucho tiempo pero necesitaban un margen de espacio para que su tía no sospechara.

-Siii… Voy a la tienda tía, quiero comprarme unos dulces…- se excusa Rebeca algo nerviosa. Aun cuando sabía que últimamente Vero la consentía y la dejaba andar a sus anchas, la emoción de saber que el sujeto la estaba esperando en aquella edificación desierta levantaba su calentura.

-Pero no comas muchos o te van a dar caries – le advirtió mi prima.

Fue así que mi pequeña bajó rápidamente las escaleras, cruzó la avenida que la separaba de aquella edificación y se reunió con su maduro amante Manolo que la esperaba de pie frente al edificio. El sujeto sonrió al ver que Rebeca no había demorado nada en llegar con él, sabiendo que había logrado seducir a tan nalgona niña y la tenía bailando a su voluntad.

Rebeca y el tipo del overol ingresaron presurosos cerciorándose no ser vistos por los vecinos. Sin ningún temor y guiada por su cachondez, Rebeca se adentraba a continuar su aventura con aquel adulto que la había calentado mucho y no deseaba alejar de su lado.

Y así transcurría otro encuentro más entre el contratista y mi pequeña nenita. Gracias a esto, al fin podía recuperar su contacto con aquel afortunado maduro que la sedujo y degustaba de las curvas de mi pequeña. Sin duda, no deseaba dejar de verlo al menos de vez en cuando y recordar su rudeza que levantaba su lado masoquista con los adultos que la someten para gozarla.

Mil fantasías volverían a envolver su mente de futuros encuentros con aquel tipo del overol, algunas de ellas incluso recordando que era compadre del tal Fercho, quien la morboseaba siempre al pasar por aquella calle. Quizás en un futuro podrían incluirlo en las desbocadas “faenas” que adulto y niña realizaban a escondidas, pero eso… eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.

24 thoughts on “Secretos de Rebeca parte 14: Reparando errores

  1. Estimados lectores,
    Os traigo un nuevo relato sobre Rebeca. Ya que tenia tambien muy cerca de finalizarlo he preferido acabarlo antes que el de Exilio 7 que es el proximo que sacare a la luz en unas semanas.
    Con esto, me pongo un poco al corriente en la regularidad de subir relatos y espero que os gusten.
    Sobre la trama principal de Rebeca… He decidido preguntaros y estar atento a vuestros comentarios sobre si estais de acuerdo con adelantaros un poco de lo que viene tras finalizar el arco actual de Rebeca. Es decir, ya relatar sobre sucesos que pasaran una vez mi nenita sufra aquel incidente que la hara volver a su estado de inocencia anterior y del cual muchos estais interesados.
    He pensado hilarlo con la historia actual de alguna forma que puedan ver el paralelismo con la Rebeca actual y descubran conforme avancen ambas tramas lo sucedido para llegar a dicho estado. Se me hace que podria quedar muy bien, pero recurro a ustedes para conocer vuestra opinion. Al fin y al cabo, los relatos de Rebeca son en gran medida pedido de los lectores ya que mi deseo es acabar mi historia de Exilio que lastimosamente no he podido avanzar por circunstancias desafortunadas.

    Abrazos,

    AS

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    1. Sigue con los relatos de rebeca me agradan más que los de exilio, se más descriptivo con ella y con las situaciones

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      1. Estimado Andres,

        Agradezco tu comentario. Procurare agregar mas detalles como indicas.

        Saludos

        AS

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  2. Para cuando EXILIÓ 7 es el que espero los de REBECA ya no me atraen como los de el EXILIÓ POR FAVOR NO DURÉ MUCHO EN ACTUALIZAR

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  3. Bueno el relato, aunque no hubo más detalles de lo que nos gusta leer, pero ya casi no me llama la atención los relatos de rebeka que va pareciendo a la otra saga de relatos sobre “las calientes vivencia de la nieta de doña juana” en sí rebeca se va convirtiendo en karen, más y más adultos entrando en su vida, haber si sale la continuación de la saga del exilio.

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    1. Estimado Boy219:
      Se agradece tu comentario. Sobre los detalles que les gustarìa leer, quizàs podrìas ser un poco màs preciso para entender a que te refieres. Quedo atento.
      Es entendible que tengas tu saga preferida como Exilio. No te preocupes que serà el proximo relato que ya ando avanzando y lo verèis muy pronto aquì en el blog.

      Abrazos,
      AS

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      1. Gracias padre por responder, los detalles que pido son más de los encuentros íntimos, ejemplo. La parte donde rebeca va a la finca y luego esta junto a victorino y Stella, ahí falta saber que cosas más hicieron, si ambas nenas se pusieron juguetonas entre ellas, si las hizo andar libres de ropa por su finca, en la piscina, etc. Luego con manolo, que más hicieron en la construcción si hubo exibisionisno, si demoraron, etc. La saga de rebeca era de mis favoritas pero ahora desde que entraron más personajes a la vida de rebeca ya es como si fuera una prostituta, seguramente habrá encuentros con el director y él compadre de manolo, y talvez aquilino ya que fue el quien la inició en eso de ser exibisionista, fue quien la sometia, ahora hubiera sido algo morboso que manolo la manoseara mientras almorzaban. Ojalá no demore el siguiente relato en salir sea cual sea la saga.

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      2. Estimado BOY219,

        Agradezco los detalles que indicas. Procurare ver si logro incluir algo asi mas adelante.

        Saludos

        AS

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  4. Hola Arturo, un gusto saludarte. como dije unos relatos atrás, creo que el relato de Rebecca se iba a volver precisamente así e indicaste que era mejor esperar el desarrollo del mismo.
    La linea argumental si te pones a leerla se ha perdido desde que el profesor Aquilino se fue y nunca más regreso y me parece raro este detalle porque este personaje era el villano a vencer y el punto que al final se perdió esta lineal argumental que tan claramente se marco desde la saga de gimnastas. No se sabe si esta muerto o vivo porque es un personaje importante junto con Victorino que ambos representan mucho en la historia aportando el villano astuto contra una niña astuta en principio que terminó necesitando la prostitución para poderse deshacer del personaje.
    Como los demás dicen y tiene razón, ahora es simplemente una prostituta con personalidad múltiple ya que a partir de los 10 años dejan de ser inocentes y niñas. Ya es una puberta por lo tanto considero que el mejor final es que se quede con Victorino que es el que más estabilidad le da haciendo lo mismos que su amplio listado.
    Otra cosa que me intriga es el papel de la Prima de Arturo, no comprendo como permite que se valla por semanas y a menos que le den dinero no le preocupe nada la niña, no encaja.
    Creo que al final el más bondadoso seguirá siendo Victorino porque si regresa con Arturo que es el culpable inicial de ella y precisamente por Rebecca fue que la saga de Ángeles cayó, porque desde su llegada quitó el balance que tenía Arturo en estudios – iglesia – trabajo. No comprendí nunca de donde sacaba energías pese al poco tiempo que tenía estudiando medicina y de profesor.

    Un gran saludo

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    1. Estimado Superino.
      Agradezco tu comentario.
      -Respecto a Aquilino, si leìste este relato podràs ver que ha vuelto a hacer aparaciòn. La historia sigue, pero como la saga tuvo tanto exito decidì contar màs detalladamente sobre los adultos con los que Rebeca tuvo interacciòn en ese año.
      -Respecto a la lìnea argumental actual de Rebeca con su nueva vida, coincido en que ya su mentalidad ha cambiado y poco a poco empieza a pensar como puberta a pesar de seguir con algunas actitudes infantiles. Era obvio dado todo lo que viviò que fue cambiandola poco a poco. Se desmuestra en que ahora ya no utiliza el sexo para deshacerse de sus problemas sino para satisfacerse y mantener sus privilegios.
      -Respecto a Veronica, trabaja en horarios extensos (al final de la saga se revela cual es su destino y lo que le sirviò tanto sacrificio) , y sobre Victorino èl supo utilizar sus artimañas para convencerla de llevarse a Rebeca, utilizando los envìos de dinero que yo normalmente les hacìa cuando trabajaba para el Club. Al ver la misma cuenta mi prima no dudo en sus palabras y la dejò ir con èl, ademàs recuerda que Veronica solo se quedò a cargo de Rebeca porque yo se lo pedì, ya que no es su responsabilidad y solo la aloja por làstima y que estaba en deuda conmigo.
      -Es entendible que a varios ya no les interese la saga de Rebeca (a pesar de que haya otros que sì lo hacen), por lo que el siguiente relato serà de Exilio para seguir con mi historia principal.
      En la proxima entrega tendremos Leydi y un poco de Francesca.

      Abrazos,

      AS

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  5. Cuántos relatos (aproximadamente) faltan para llegar a la “regresión” de Rebeca?
    Había un comentario con el orden cronológico de los relatos, pero me parece que se ha perdido…
    Gracias.

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    1. Estimado Tiberio,

      Al respecto, la actual saga por lo menos se extendera hasta el relato 20. Pero como ya saben, esto es cosa de relato a relato cuantos detalles incluyo y cuantos vamos abarcando pueden hacerlo mas extenso o mas corto.

      Es por ello que sugeri conocer si estan dispuestos a leer un relato sobre lo sucedido en esa regresion pero en una saga aparte.

      Saludos

      AS

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      1. Por mi parte, si fuese posible, tal vez un relato en forma de “adelanto”, o revelando algunos detalles sobre esa regresión, serían muy interesante. Si todos los seguidores de Rebeca esperamos el relato número 20… probablemente debamos esperar unos 5 años…

        Gracias por tenerlo en cuenta Arturo.

        Saludos.

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  6. Rev.mo Pe. Arturo,

    Paz vobis!

    Desculpe escrever em Português e repetir aqui este cmt já postado em outro Relato.

    Só temos a agradecer e elogiar vosso excelente e necessário trabalho: preencher nossas fantasias com a realidade de uma Obra tão esmerada e que demanda empenho, tempo, custo, oração, inspiração, tesão!!!

    Mas como somos imperfeitos…. nos atrevemos a fazer pedidos, dar sugestões… Perdoai-nos!

    *Elogios:
    “Exílio 5” e “Exílio 6” são duas pequenas Obras Primas, mas tenho que ser sincero. Sobretudo em Exílio 5, Vossa Revma., além de provar ser um mestre na palavra, no suspense e na Arte de nos transportar ao Jardim do Hedon, sinto dizer que vos revelais, também, um profundo “sádico” , não somente por nos conduzir por delícias lúbricas e gozos precoces, descrevendo a colaboração tão precoce de angélicas ninfetas, algumas cheirando a leite…mal saídas das fraldas…, mas por nos fazer SOFRER, interrompendo abruptamente um momento tão mágico, tão celestial, tão divino: aquele onde um santo e casto Sacerdote está prestes a rasgar o véu que separa dois mundos: o da Terra e o do Céu! Muita crueldade! Sinto dizer!
    Como iríamos prorromper em gozos e louvores se o Sacrifício da Salvação Hedônica fosse consumado, sobretudo no Sagrado Cálice Natural da Vida: a buceta impúbere de uma menina! E isso sobre um Altar feito leito de delícias celestiais e carnais!!!

    **Pedido:
    POR FAVOR!!!! introduza novamente a pequena LEYDI (3 anitos) em algum episódio. E desta vez INTRODUZA vosso Cajado Sagrado e Casto de Sacerdote na pequena fenda de buceta desta angélica Missionária!!! Seria divino!

    Obrigado pelo vosso excelente trabalho!

    Um abraço!

    P Armando Rodriguez.

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    1. Estimado Armando,

      Agradezco tu comentario. No hay problema con lo del idioma, ya que se entiende perfectamente.

      Al respecto, me complace anunciar que el proximo relato Exilio 7 que saldra estos dias (domingo o lunes) tratara sobre Leydi en una primera parte. Ademas tambien confirmo que tendra participacion en Exilio 8. Por lo cual espero que os guste su participacion.

      Abrazos,

      AS

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  7. Hola gracias por el relato de Rebeca son mis preferidos y espero con ansias el próximo me gusta como va evolucionando el personaje de Rebeca, espero con ansias la siguiente parte supongo que el contratista la compartirá con su amigo y a lo mejor hasta los dos.

    l

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    1. Estimada Dulce,

      Agradeco tu comentario y que te guste la saga de Rebeca que disfruto mucho relataros.

      Pues si, veremos ‘accion’ entre ambos trabajadores con mi nenita, pero ya para el relato 16.

      Saludos

      AS

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